Desde proyectos de pickleball en Colombia y México hasta la aforestación con el método Miyawaki, el joven colombiano Juan Pablo Huertas impulsa iniciativas que combinan negocio, impacto ambiental y apoyo del programa beVisioneers: The Mercedes-Benz Fellowship.
El colombiano Juan Pablo Huertas no oculta su entusiasmo cuando habla de sus emprendimientos. Con menos de 30 años, y basado en Ciudad de México, desarrolla negocios de Pickleball en Colombia y México, y al mismo tiempo lidera una red de restauración de biodiversidad basada en el método Miyawaki, un sistema de aforestación innovador que acelera la creación de bosques nativos y autosostenibles. Su mirada va más allá de los números: se define como un “emprendedor social” cuyo motor es el impacto positivo en la comunidad y el entorno natural.
Juan Pablo creció en un país donde la agricultura y la biodiversidad forman parte de la identidad cultural. De niño, sus días transcurrían entre la ciudad y el campo, visitando fincas, pueblos y parques naturales. Esa conexión temprana con los ecosistemas colombianos se convirtió en una semilla de conciencia ambiental que, años después, germinaría con fuerza. “La biodiversidad y la abundancia o la pérdida de ella ha sido que algo que siempre ha estado muy presente en mí, y obviamente en estas épocas muy importantes para lo que es la acción para el cambio climático. Siempre he sentido ese llamado para actuar de una forma que realmente pueda generar impacto”, explica.
Su gran sueño es restaurar la biodiversidad de zonas urbanas y rurales en Latinoamérica. Y el método que lo acercó a este ideal se llama Miyawaki, en honor a Akira Miyawaki, el botánico japonés que lo desarrolló. A diferencia de la reforestación tradicional —centrada muchas veces en plantar grandes cantidades de árboles sin distinguir su origen—, la aforestación Miyawaki busca recrear bosques nativos con altas densidades de especies autóctonas, reproduciendo el proceso ecológico que toma cientos de años en apenas un par de años. “De dos a tres años se vuelve autosostenible, entonces se vuelve una iniciativa muy interesante para resiliencia climática en ciudades grandes”, detalla Juan Pablo.
Para aprender a aplicar esta técnica, se unió a una ONG internacional que difunde el método Miyawaki y participó en su fellowship, donde adquirió conocimientos para implementar el proceso de aforestación en proyectos propios. El resultado fue la “Red de Restauradores de Biodiversidad Miyawaki”, iniciativa con la que ha sembrado ya múltiples bosques en Colombia y México. De paso, ha confirmado cómo estos ecosistemas miniatura atraen fauna local (aves, mamíferos y polinizadores) con mucha más rapidez que los bosques de monocultivo o las plantaciones masivas de especies introducidas.
El programa beVisioneers como catalizador
Ese espíritu pionero llamó la atención de beVisioneers, un programa global —financiado por Mercedes-Benz— que apoya a jóvenes emprendedores que buscan impactar positivamente el planeta. Para Juan Pablo, la oportunidad no podía llegar en un mejor momento: “Fue muy simple para mí tomar la decisión porque es un programa donde no sólo te apoyan con educación: es un sistema como si estuvieras estudiando en una universidad donde tomas módulos, aprendes cosas en línea, pero también te apoyan con fondos”, explica.
El programa reúne a más de 500 “fellows” de distintas partes del mundo y cada año incorpora el doble de participantes, expandiéndose con fuerza por Latinoamérica. Este año por primera vez incluirá a nuestro país. “Chile es un mercado muy interesante, hay muchos emprendimientos y muchos temas sociales interesantes que se están desarrollando actualmente, entonces principalmente por eso siento que hay mucha oportunidad para continuar desarrollando este tipo de proyectos desde Chile, que es como un hub, un punto central realmente en América”, enfatiza, incentivando a los jóvenes chilenos a que postulen para ser uno de los mil integrantes de la cohorte 2025, con plazo hasta este domingo 12 de enero.
En la práctica, el programa exige un mínimo de 24 horas al mes dedicadas a desarrollar el proyecto y participar en módulos de formación, ofrecidos en formato digital por The DO School. Además, otorga asesoría personalizada y acceso a cumbres regionales e internacionales, donde los emprendedores comparten experiencias y contactan con directivos de Mercedes-Benz y otras compañías. Al finalizar el fellowship, los proyectos más destacados pueden recibir un apoyo extra para su consolidación.
Juan Pablo insiste en que no hay restricciones demasiado rígidas para postular: “Conocí a muchos menores de edad, 16, 17 años que están desarrollando, que tienen sus ideas y reciben totalmente el apoyo de beVisioneers. No tienes que tener esos requisitos como de ‘hey, ya tengo una empresa, ya tengo un prototipo, ya tengo algo’, sino que es muy flexible en ese sentido”.
Mientras tanto, su red de restauradores de biodiversidad sigue creciendo. Cada bosque Miyawaki que plantan —ya sea en la Ciudad de México, en zonas urbanas colombianas o en próximos territorios donde busque expandirse— se convierte en un testimonio vivo de que el cambio sí es posible y, sobre todo, viable. Este colombiano mantiene firme su propósito de transformar la relación de las grandes ciudades con la naturaleza: “Estamos apuntando a restaurar o devolverle a esa zona las plantas y las especies que son nativamente de aquí o de allá, que en la mayoría de los casos están perdidas o casi en extinción”.
Para Juan Pablo Huertas, el éxito de un emprendedor social radica en equilibrar rentabilidad, compromiso ambiental y beneficio para la comunidad. Con el respaldo de beVisioneers y el método Miyawaki, su meta es clara: sembrar la semilla de la regeneración en los rincones urbanos más asfixiados, y demostrar que cada bosque, por pequeño que sea, aporta el oxígeno y la esperanza necesarios para enfrentar el cambio climático.