Un equipo de investigadores de E.E.U.U y Reino Unido dieron a conocer los resultados de un estudio mundial que ha mostrado críticas cifras sobre la orfandad por COVID-19 y advierte que los niños afectados "tienen más probabilidades de sufrir enfermedades, abusos y pobreza".
(CNN) – Más de un millón de niños en todo el mundo han perdido a un padre a causa del COVID-19, y un total de 1,5 millones han perdido a un padre, un abuelo que ayudó a cuidarlos o algún otro familiar responsable de su cuidado, según un nuevo estudio.
“El COVID-19 ha creado esta crisis urgente que afecta a los niños en casi todos los países”, afirmó la Dra. Susan Hillis, del equipo de respuesta COVID-19 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., que trabajó en el estudio.
“Por cada dos muertes por COVID-19, un niño enfrenta la muerte de un padre o cuidador”, sentenció.
El equipo, incluidos investigadores de los CDC, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo (USAID, por sus siglas en inglés) el Banco Mundial, University College London y otros lugares, contó las muertes en 21 países que representaron más del 76% de todos los casos de COVID-19. Utilizaron métodos desarrollados y validados hace años para estimar la cantidad de niños en todo el mundo que habrían quedado huérfanos a causa del sida para pronosticar la cantidad de huérfanos por la pandemia.
Lee también:Unicef y Unesco piden retorno a clases presenciales para “evitar una catástrofe generacional”
“A nivel mundial, desde el 1 de marzo de 2020 hasta el 30 de abril de 2021, estimamos que 1.134.000 niños experimentaron la muerte de sus cuidadores principales, incluido al menos un padre o abuelo con custodia”, escribieron en un informe publicado en la revista médica Lancet. Además, agregaron, “1.562.000 niños experimentaron la muerte de al menos un cuidador primario o secundario”.
Las consecuencias a futuro para los niños que sufrieron pérdidas por el COVID-19
Los niños que pierden a un padre o cuidador no solo se estresan inmediatamente, también tienen más probabilidades de sufrir enfermedades, abusos y pobreza, dijeron los investigadores.
“Los niños que pierden a sus cuidadores principales tienen un mayor riesgo de sufrir problemas de salud mental, violencia física, emocional y sexual, y pobreza familiar”, escribió el equipo. “Estas experiencias adversas aumentan el riesgo de suicidio, embarazo adolescente, enfermedades infecciosas, incluido el VIH / sida, y enfermedades crónicas“, agregó.
¿Qué hacer al respecto? En primer lugar, los investigadores recomiendan: llevar las vacunas COVID-19 a todo el mundo lo más rápido posible y ayudar a prevenir infecciones de otras formas, incluido el uso de mascarillas y el distanciamiento.
“Tan pronto como un cuidador principal se enferma gravemente de COVID-19, o una familia se ve seriamente afectada por otros factores asociados a la pandemia, debe recibir una evaluación integral que incluya pruebas, rastreo y cuarentena adecuada. Se debe apoyar a la familia en el desarrollo de un plan sobre cómo se podría cuidar a los niños si su cuidador muriera“, agregaron.
Finalmente, el informe recomienda que “las sociedades deben ayudar a las familias afectadas por la pandemia con apoyo económico, educativo y de salud mental“.