Con información de CNN Español

En un año, más de 4 mil mujeres fueron víctimas de femicidios en América Latina: Estos son los países con las tasas más altas

Por CNN Chile

08.03.2024 / 10:27

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De acuerdo a ONU Mujeres, durante los últimos años la tendencia de muertes relacionadas con el género tuvo una baja, sin embargo, la pandemia del COVID-19 agudizó las cifras, generando un deterioro de la situación. El organismo señala que durante 2022 más de 133 mujeres y niñas fueron asesinadas por alguien de su propia familia, haciendo del hogar el lugar más peligroso para muchas mujeres.


(CNN Español) – Miles de mujeres son víctimas de femicidio cada año en América Latina, y 2022 fue el año que más casos registró en el último lustro, lo que muestra “la persistencia y gravedad del femicidio en la región”, dice un reporte de la Comisión de Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Observatorio de Igualdad de Género, publicado en noviembre de 2023.

Según esos datos, en 2022 en 26 países de América Latina y el Caribe se registraron 4.050 femicidios. En 2021, la cifra total era de 3.926 casos; en 2020, 3.846; en 2019, 3.951 y en 2018 hubo 3.878 femicidios en toda la región.

Los países con las tasas más altas de femicidios, por cada 100.000 mujeres, fueron Honduras (6), República Dominicana (2,9), El Salvador y Uruguay (1,6 en ambos países).

Sobre Honduras, la Cepal advierte en su informe que si bien presenta un mayor incremento en la tasa, que es un 30% más alta en 2022 que en 2021, “es relevante señalar que en la República Dominicana y Honduras se dio una reducción significativa de los casos entre 2019 y 2020, de manera que el aumento se evidencia en los siguientes dos períodos”.

Entre tanto, las tasas más bajas de femicidios, (menos de 1 víctima de femicidio por cada 100.000 mujeres) se presentaron en Puerto Rico, Perú, Colombia, Costa Rica, Nicaragua, Chile y Cuba.

Sobre la isla caribeña, la Cepal señala que es el primer año en el que reporta información después de que se aprobara la tipificación del delito de homicidio agravado por razón de género, en septiembre de 2022.

Este reporte dice que 12 países de la región —Uruguay, Paraguay, Colombia, Nicaragua, Perú, Brasil, Ecuador, Panamá, Costa Rica, Chile, México y Argentina— “han mantenido las cifras de este indicador, con leves variaciones en los últimos cuatro años”.

Honduras, Puerto Rico y República Dominicana ha aumentado sus cifras de femicidios en los últimos cuatro años, según el reporte.

El informe también señala los vínculos de las víctimas con los victimarios:

  • En Chile, Puerto Rico y Ecuador se registró un 75% o más de muertes de mujeres perpetradas por la pareja o expareja.
  • En Uruguay, Argentina, Costa Rica, Colombia, Panamá y Brasil el vínculo entre víctima y victimario se registró entre un 50 % y un 75 % de los casos.
  • En El Salvador y República Dominicana los casos en que las víctimas tenían o habían tenido una relación de pareja con el agresor corresponden a menos de la mitad de los femicidios.

Entre tanto, el reporte de ONU Mujeres muestra que en América Latina, la tendencia en los últimos años, desde 2017, fue de una reducción del número anual de casos de muertes relacionadas con el género, pero que con la pandemia de COVID-19 hubo “deterioro de la situación a partir de entonces”. Y así lo muestran los números.

En todo caso, el continente tiene sus diferencias según las regiones, señala el reporte de la ONU. En América Central y del Sur se experimentó una disminución de los asesinatos anuales entre 2017 y 2022, un 10% y un 8%, respectivamente, dice el reporte.

Y América del Norte fue testigo de un aumento significativo (del 29%) en casos de femicidios entre esos años, y el Caribe tuvo un aumento de un 8%.

“Tanto en América del Norte como en el Caribe, el aumento de los asesinatos se registró principalmente desde el inicio de la pandemia de COVID-19, en 2020”, advierte la ONU.

¿Cómo están las leyes en la región?

Solo un puñado de países reconoce legalmente que los femicidios son claramente diferentes del homicidio. La mayoría de ellos se encuentran en América Latina, donde 18 países han incluido el femicidio como delito específico y han aprobado una legislación para tipificar los femicidios, feminicidios o muertes violentas de mujeres por razón de género.

Dichas normativas tienen “un articulado específico sobre producción de información, registros, estadísticas, observatorios, sistemas de información o informes sobre violencia de género en contra de las mujeres y las niñas”, recoge la Cepal.

Países como Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, México, Paraguay, Perú y Uruguay “disponen la obligación legal de crear sistemas de información y registros de los hechos de violencia con variables determinadas que permitan, como mínimo, una clara identificación de la víctima, el agresor y las circunstancias que rodean a los hechos denunciados”, dice el informe de la Cepal sobre violencia feminicida.

Femicidios en el mundo

A nivel mundial, la violencia feminicida también sigue en aumento. Así lo dice el más reciente informe con cifras consolidadas de ONU Mujeres, publicado en noviembre de 2023, que asegura que el número de niñas y mujeres que fueron asesinadas en todo el mundo en 2022 fue de casi 89.000. Esa fue la cifra más alta en los últimos veinte años.

Los femicidios son definidos como la forma más extrema de violencia de género (GBV, gender based violence) y es el “asesinato intencional de mujeres por ser mujeres”, “son cometidos por parejas o exparejas, e implican abusos continuos en el hogar, amenazas o intimidación, violencia sexual o situaciones en las que las mujeres tienen menos poder o menos recursos que sus pareja”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Estos crímenes se dividen en dos categorías: femicidios íntimos y no íntimos. El primero se refiere al asesinato de mujeres por parte de las parejas o exparejas, mientras que el segundo resume el asesinato de mujeres por parte de personas con las que no tenían una relación íntima, dice la OMS.

En el reporte “Asesinatos de mujeres y niñas por razones de género”, ONU Mujeres presenta los datos más recientes sobre violencia contra las mujeres y asegura que ve con “preocupación e indignación” que el número de mujeres y niñas “asesinadas intencionalmente” no disminuyó en 2022 respecto a 2021.

Además, la mitad de estos homicidios están relacionados con el género y son cometidos en su mayoría “por parejas íntimas u otros miembros de su familia”.

Dos mujeres caminan entre los carteles con las fotos de las víctimas de femicidios, en el marco de una campaña en el Día de la Eliminación de la Violencia hacia las Mujers en Medellí, Colombia, el 23 de noviembre de 2020. (Crédito: JOAQUIN SARMIENTO/AFP via Getty Images)

La ONU continúa con algunos datos escalofriantes como por ejemplo, que la mayoría de los asesinatos de mujeres y niñas ocurridos en todo el mundo están motivados por el género, y que si bien un 80% de los crímenes reportados en 2022 se cometieron contra hombres, las niñas y mujeres se ven desproporcionadamente afectadas por la violencia en el hogar.

Ese año, más de 133 mujeres y niñas fueron asesinadas por alguien de su propia familia. El hogar es el lugar más peligroso para muchas mujeres.

¿Ayuda a las mujeres a obtener justicia la redacción de la ley del femicidio?

Se ha argumentado que al incluir el femicidios en el código penal, primero se reconoce la naturaleza misógina de estos delitos, pero también se logra una recopilación de datos más precisa que, a su vez, puede conducir a mejores políticas y prácticas que protejan a las mujeres.

En México, por ejemplo, el femicidios no solo está reconocido en la ley, sino que en 2020 el Congreso de ese país aprobó sentencias más duras por femicidio: de 45 a 65 años de prisión si un acusado es declarado culpable.

En Colombia, el Congreso aprobó en 2015 la ley Rosa Elvira Cely, que castiga los femicidios con entre 20 y 50 años de prisión a quien cause la muerte de una mujer “por su condición de ser mujer o por motivos de su identidad de género”.

En Argentina, desde 2012 se castiga con hasta prisión perpetua a quien asesine, entre otros, “a una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género” o que el crimen se haga “con el propósito de causar sufrimiento a una persona con la que se mantiene o ha mantenido una relación”.

En Perú, se estableció una condena de mínimo 20 años de prisión a quien “mata a una mujer por su condición tal” en contextos de violencia familiar, hostigamiento o violencia sexual, entre otras. La condena puede ser de cadena perpetua por una serie de agravantes, como que la víctima fuese menor de edad o adulta mayor, si fuese sometida a violencia sexual antes del crimen, o si el victimario estuviese bajo influencia de drogas tóxicas o estupefacientes.

Sin embargo, estas disposiciones y sanciones no han dado lugar a tasas más altas de condenas ni a una disminución de estos delitos. La Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) escribe: “Los países de América Latina han adoptado una legislación que penaliza el femicidios como un delito específico en sus códigos penales. Sin embargo, no hay señales de una disminución en el número de asesinatos de mujeres y niñas por motivos de género”.

Mirando específicamente a México, Meghan Beatley informa: “Paradójicamente, incluso cuando los asesinos de mujeres son capturados y procesados, la categoría de femicidios ha hecho que sea más difícil condenarlos”.

Esto se debe a que los fiscales tienen que demostrar más allá de toda duda razonable que el crimen se perpetuó porque la víctima era una mujer.

“La noción de homicidio relacionado con el género, o femicidios, requiere una comprensión de qué actos están relacionados con el género, algo que está sujeto a cierto grado de interpretación”, escribe la ONUDD en su estudio global de homicidio de 2019.

Y agrega: “En muchos casos, existe un continuo de violencia [de pareja] que culmina en el asesinato de mujeres incluso cuando los perpetradores no tienen motivos [misóginos] específicos”.

Además, existe otra agravante: ningún país está cerca de erradicar la violencia infligida por la pareja debido a la limitación y falta de compromiso económico para prevenir la violencia.

De hecho, solo 27 países del mundo “poseen sistemas integrales para supervisar y asignar presupuesto para la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres”, dice un reporte sobre el panorama de género de ONU Mujeres de 2023.

¿Cómo se pueden reducir los femicidios?

Antes que todo, esto es lo que no funciona: decirle a las mujeres qué hacer o ponerse, y cómo comportarse para evitar ser víctimas de violencia.

Tras el asesinato en Londres de Sabina Nessa, una maestra de educación básica de 28 años, hubo indignación después de que el consejo local entregó más de 200 alarmas de seguridad a mujeres y personas vulnerables en el área donde se encontró el cadáver.

La escritora Sophie Gallagher expresó su frustración en una columna diciendo que este tipo de respuesta de las autoridades, así como la orientación de la policía que aconseja a las mujeres cómo mantenerse fuera de peligro, “perpetúa agresivamente la posición de la mujer como ciudadanas de segunda clase, cuyo deber es ceder ante los derechos inalienables de los hombres violentos a existir”.

Gallagher señaló que esas “reglas de seguridad son falsas garantías que la sociedad nos da para librarnos de la responsabilidad de lo que nos sucede a manos de la insidiosa misoginia que permite que corra desenfrenada”.

Entonces, ¿cómo es asumir la responsabilidad? El informe Small Arms Survey calificó la recopilación de datos como “indispensable” para prevenir la violencia de género.

“Los datos desglosados ​​por sexo, edad, origen étnico, relación víctima-perpetrador y motivación para la violencia, junto con información contextual, como el lugar, la hora y el instrumento de la violencia, beneficiarán los esfuerzos para diagnosticar, reducir y prevenir la violencia, incluida la violencia letal”, escribieron sus autores.

En lo que respecta a mejores prácticas, se cita a menudo al Gobierno de Perú. Su plan de acción incluye “varias agencias con grupos de trabajo especializados [que trabajan] para la reducción de los femicidios y el enjuiciamiento de los abusadores, incluidos centros de emergencia para mujeres, una línea directa para víctimas de violencia contra la mujer y la Brigada de Policía Especializada para la Prevención de la Violencia Doméstica”.

Sin embargo, en última instancia, para reducir la violencia de género en todas sus formas, las normas culturales y sociales deben cambiar. Una investigación publicada por Bristol University Press sugiere que las sociedades deben examinar de cerca sus puntos de vista sobre “la masculinidad y la feminidad, la igualdad de género, la violencia doméstica y las leyes feminicidas, la ideología patriarcal, los valores tradicionales, el papel de la religión en la sociedad y la cobertura de los medios de comunicación sobre el femicidios y la violencia contra las mujeres”.

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Con información de Adie Vanessa Offiong y Melissa Velásquez Loaiza, de CNN.