Las dos monarquías más populares del mundo están en problemas. La realeza británica y española figuran sumidas en escándalos familiares y económicos que nuevamente cuestionan su papel dentro de la sociedad que ya no ve a la corte con los mismos ojos de antaño.
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Cuando el pasado lunes la Casa Real española publicó una carta de Juan Carlos I dirigida a su hijo, el actual rey Felipe VI, donde le comunicaba su autoexilio de España, evidenció una vez más, ante millones de ciudadanos, la crisis que enfrenta la Corona y acrecentó el distanciamiento que sienten algunos españoles de la monarquía ibérica.
Al otro lado del Canal de la Mancha, en tanto, la Corona Real Británica aún sufre los embates de su última crisis: la salida de Harry y Meghan, Duques de Sussex de la monarquía. Hecho que ha repercutido en el núcleo de la familia y su eterna búsqueda de un líder que herede el incólume reinado de Isabel II.
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¿Son estas señales de una decadencia de las monarquías más populares del planeta?
“Creo que la tendencia es a la desaparición de este tipo de instituciones, por una cuestión básica del mundo occidental: la democracia, un sistema que implica que el gobernante debe tener una legitimidad basada en votos”, asegura Luis Clemente, experto en historia de la Universidad de Chile.
El caso español
Con el fin de evitar seguir complicando a la monarquía española, motivado por las acusaciones de blanqueo de capitales, el rey emérito Juan Carlos I abandonó su hogar por más de sesenta años y se instaló en República Dominicana, sin su esposa, la popular reina Sofía. El Rey Felipe VI ha sido implacable en desligarse de las acusaciones que comprometen a su padre con tal de mantener la estabilidad de la Casa Real española.
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“Yo creo que en este caso no va a lleva a una abolición de la monarquía, más aún cuando Felipe VI es muy popular, así como la Reina Sofía. Yo no creo que ocurran grandes cambios en la medida de que el rey Felipe siga teniendo esta actitud incorruptible”, sentencia Cristóbal García Huidobro, historiador y profesor de Derecho de la Universidad de Santiago.
El factor Harry y Meghan
La salida de los Duques de Sussex también significó una hecatombe para el Palacio de Buckingham. Los nietos de la Reina Isabel II habían sido, junto a sus cónyuges, los principales embajadores de la Casa Real británica, manteniendo así su presencia mediática. La renuncia a su título nobiliario y a sus deberes reales significó un quiebre entre los miembros de la familia, el cual ha sido relatado en la biografía Finding Freedom donde se relata que Harry era infeliz desde mucho tiempo antes de anunciar su retiro.
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“Lo que representa es una continuidad histórica, un vínculo entre el pasado y el presente. En la medida en que la monarquía refleje o sepa adaptarse a esos cambios y muestre valores más actuales puede sobrevivir un par de décadas más”, anticipa José Ragas, profesor del Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile.
Crisis que cada cierto tiempo tocan la puerta de las Casas Reales y que siempre ponen en jaque su estabilidad, pero también, son una oportunidad para que estos líderes se puedan adaptar a los nuevos tiempos.