Esta es una de las primeras imágenes de una abeja gigante de Wallace viva. La Megachile pluto es la abeja más grande del mundo y es casi cuatro veces más grande que la abeja doméstica o europea.
La abeja gigante de Wallace es tan grande como un pulgar humano. Esto, que puede asustar a la mayoría de las personas, pero los científicos se deleitaron cuando un equipo de investigadores la encontró recientemente en Indonesia.
Es la abeja más grande del mundo y los científicos temían que se hubiera extinguido… hasta ahora.
Un grupo de investigadores realizó un asombroso “redescubrimiento” de la esquiva criatura y tomaron las primeras fotos y videos de una abeja de Wallace con vida el 25 de enero.
El equipo, compuesto por el fotógrafo de historia natural Clay Bolt, el entomólogo Eli Wyman, el ecologista Simon Robson y el ornitólogo Glenn Chilton, pasó años estudiando a la abeja y exploró los húmedos bosques de Indonesia durante días antes de toparse con una.
El redescubrimiento ha renovado la esperanza de que la mayoría de los bosques de la región alberguen especies raras. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza clasifica esta especie como “vulnerable” debido a la explotación de minas y canteras.
Sólo se ha documentado que otros dos afortunados científicos la han visto en persona anteriormente. El primero fue el naturalista británico Alfred Russel Wallace, quien descubrió la abeja gigante en 1858 mientras exploraba la isla tropical de Bacan, en Indonesia. El entomólogo Adam Messer fue el segundo en 1981.
El equipo pasó de un nido de termitas a otro en los bosques de unas islas remotas conocidas como las Molucas del Norte, dijo Bolt.
Tenían información sobre el hábitat y el comportamiento de las abejas en el trabajo de Messer, y examinaron las imágenes satelitales para familiarizarse con el terreno. Sabían que la abeja gigante de Wallace tendía a encontrarse en los bosques de tierras bajas y en los nidos de termitas que habitaban los árboles.
Sin embargo, la deforestación en Indonesia ha aumentado en la última década para allanar el camino a la agricultura. Esto significaba que el hábitat natural de la abeja se había ido reduciendo, y con ello, las posibilidades de observarla.
El equipo observaba nidos durante aproximadamente media hora antes de pasar al siguiente. A veces, pensaban que se habían encontrado con la abeja gigante, solo para descubrir que había sido una avispa, dijo Bolt.
Iswan, el guía local del equipo, examina un nido de termitas en el que se encontró a la abeja gigante de Wallace.
En el último día de una búsqueda de cinco días, el guía e intérprete del equipo vio un nido de aspecto interesante. Una vez que Bolt se subió a un árbol para echar un vistazo más de cerca al montículo, vio una solitaria abeja gigante de Wallace.
“Fue un momento notable y humilde”, dijo Bolt. Después de que el equipo se recuperara de la emoción inicial, se dispusieron a fotografiar a la abeja en su entorno natural.
Esperaron un par de horas para que saliera del nido, pero era tímida ante las cámaras.
Finalmente, los investigadores decidieron tocar a la abeja con un trozo de pasto, y esta caminó hacia un tubo grande. Una vez que la liberaron del tubo, Bolt pudo capturar a la abeja que volaba en frente del nido.
Robson, que estudia el comportamiento y la evolución de los animales, dijo que la abeja que observaron “no era muy agresiva”.
Hace solo cuatro años, Bolt y Wyman soñaban con ver una verdadera abeja gigante de Wallace en estado salvaje.
Los dos se conocieron mientras Bolt estaba en un rodaje en Nueva York. En ese momento, Wyman estaba trabajando en el Museo de Historia Natural y se ofreció a mostrar a Bolt un espécimen de abeja gigante de Wallace.
“Eli y yo comenzamos a decir: ‘¿No sería genial redescubrirla en la naturaleza?’”, dijo Bolt.
Así que comenzaron a planificarlo en el transcurso de tres años. En octubre de 2018, los dos fueron contactados por Robson y Chilton, que estaban en la misma búsqueda.
“Decidimos unir fuerzas”, dijo Robson. La primera vez que todos se encontraron fue en el aeropuerto de Chicago.
Cuando el equipo llegó a su primer locación, descubrieron que los residentes nunca habían visto, ni habían oído hablar de lo que estaban buscando. Incluso hablaron con una guía local de observación de aves, pero no encontraron nada.
“La gente no podía creer que estuviéramos allí buscando una abeja”, dijo Bolt.
Ahora que la han encontrado, Bolt espera trabajar con conservacionistas locales y convertir potencialmente a la abeja gigante de Wallace en una especie emblemática para el área.
“Con todas las malas noticias que surgen sobre las cosas en la naturaleza, este (redescubrimiento) me da esperanza”, dijo Bolt.
Robson es optimista de que la abeja seguirá subsistiendo.
“Todavía hay mucho bosque y hay tiempo y esperanza para la abeja y su supervivencia”, dijo Robson.