A un año desde que reclamó el liderazgo del gobierno de transición de Venezuela, Guaidó ha sido reconocido como el presidente legítimo de la nación por más de 50 países. Pero ha luchado para convertir ese respaldo en ganancias significativas contra el control del poder del gobierno de Maduro.
El líder de la oposición de Venezuela Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado por más de 50 países, dijo que no entablaría un diálogo con Nicolás Maduro, a pesar de la reciente apertura del asediado presidente para sentarse con su rival político.
“La dictadura acabó con esa oportunidad”, dijo Guaido a CNN en una entrevista el martes.
“Tratamos de hablar sobre una propuesta de una solución muy simple garantizada para todos los sectores, una elección presidencial verdaderamente libre. Fue la dictadura la que bloqueó esa oportunidad, como lo ha hecho una y otra vez”, agregó, refiriéndose a intentos pasados por resolver el enfrentamiento político en el país.
Guaidó se encuentra en una gira por Europa, desafiando la prohibición de viajar y arriesgándose a ser arrestado para reunirse con líderes extranjeros como parte de un renovado esfuerzo para sacar a Maduro.
El martes, Guaidó se reunió con el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson. El jueves, se dirigirá al Foro Económico Mundial de Davos en Suiza, donde espera reunirse con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
A un año desde que reclamó el liderazgo del gobierno de transición de Venezuela, Guaidó ha sido reconocido como el presidente legítimo de la nación por más de 50 países. Pero ha luchado para convertir ese respaldo en ganancias significativas contra el control del poder del gobierno de Maduro.
A pesar de los continuos reveses, el jefe de la legislatura de Venezuela parece más decidido que nunca a encontrar un camino hacia la democracia para el país. “Queremos una transición y estamos trabajando para lograr eso … No estamos resignados, por el contrario, estamos luchando”, dijo Guaidó.
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Agregó: “Estamos pidiendo algo simple: elecciones presidenciales justas y libres”.
Estados Unidos ha sido un gran defensor de la lucha de Guaidó, aplicando su propia presión sobre Maduro para que deje el cargo mediante sanciones que atacan fuertemente al petróleo, la sangre económica de Venezuela, pero ha sido en vano.
En una entrevista con el diario The Washington Post a principios de esta semana, Maduro llamó a conversaciones directas entre su gobierno y Estados Unidos. Pero el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, ha dicho que Washington no negociará a menos que Maduro esté dispuesto a comprometerse a renunciar a su cargo.
“No ha habido ninguna demostración de que [Maduro] esté preparado para permitir elecciones presidenciales libres y abiertas”, dijo Pompeo en Costa Rica el martes, luego de reunirse con Guaidó en Bogotá, Colombia, a principios de semana.
El año pasado, las conversaciones respaldadas por Noruega entre la oposición de Venezuela y el gobierno de Maduro colapsaron, al no producir ningún tipo de acuerdo que pudiera haber allanado el camino para una nueva votación.
Guaido admite que hay “frustración” por el ritmo del cambio un año después de su intento de toma del poder, pero descartó la afirmación de Maduro de que es él el presidente en control.
“Está en control del desastre y la emergencia humanitaria, el abuso de los derechos humanos, la corrupción. En este momento no hay electricidad, ni agua, ni medicinas, ni vacunas para nuestros hijos, una inflación de 10.000.000%. ¿De qué está hablando el dictador? ¿En control de qué?”, preguntó.
Venezuela se parece a Siria, devastada por la guerra, dijo, trazando paralelos con la crisis migratoria de su país y señalando a los grupos paramilitares que operan en el país.
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Ahora, habiendo ganado poca tracción con su persistente llamamiento humanitario, el mensaje de Guaidó parece haberse desplazado para centrarse en la actividad criminal que, según él, apuntala el régimen de Maduro.
Como parte de su gira, Guaidó planea pedir a los líderes de la Unión Europea y Estados Unidos que dejen de comprar “oro de sangre” venezolano, que según él está financia el régimen de Maduro y a los grupos leales a él.
“Creo que este es un momento importante, y existe una conciencia global de lo que significa la crisis venezolana, una vez más, comparándola con Siria, Myanmar, Sudán del Sur y Yemen”, dijo Guaido. “La diferencia es que estos países han estado en guerra. No vimos las bombas pero sentimos el dolor”.
Mia Alberti de CNN contribuyó a este informe.