El senador estadounidense Marco Rubio acusó presuntos vínculos de Hezbollah con Chile, mientras que la ministra argentina Patricia Bullrich aseguró que el grupo tiene presencia en Iquique. Esto fue negado desde el Ejecutivo, que envío de una nota de protesta al gobierno trasandino. Horas después, Bullrich pidió disculpas a la ministra Tohá.
El jueves 11 de abril, el senador del Partido Republicano de Estados Unidos Marco Rubio señaló en el subcomité de Relaciones Exteriores de la Cámara Alta la existencia de presuntos vínculos de Chile con Hezbollah, organización apoyada por Irán y que ha sido calificada de terrorista.
Sus palabras causaron discusión al interior de la instancia, especialmente luego de que el congresista apuntara en contra del gobierno del presidente Gabriel Boric: “Creo que tenemos sanciones a las empresas dirigidas por Hezbollah con sede en Chile, pero Chile se ha abstenido de designar a Hezbollah como organización terrorista. ¿Creemos que están haciendo lo suficiente para reprimir las operaciones de Hezbollah en el país? Y ¿qué estamos haciendo? ¿Qué les estamos comunicando sobre lo que esperamos que hagan?”.
Las declaraciones de Rubio fueron rápidamente contestadas por el subsecretario adjunto para América Latina y el Caribe del Departamento de Estado, Mark Wells. “El presidente Boric ha sido un firme defensor de las cuestiones de derechos humanos en todo el mundo. Tiene una población musulmana bastante grande allí que habla con respecto a cuestiones relativas a Israel”, expresó.
En ese sentido, también dijo que, como Gobierno estadounidense, han estado trabajando “tanto detrás de escena como públicamente con los israelíes y los chilenos para alentarlos a encontrar una manera de cooperar”.
“Ciertamente, tenemos cooperación con las autoridades chilenas en todo el espectro. Mucho de eso se trata de desarrollar capacidades, así como de compartir información con respecto a las investigaciones de Hezbollah y el Tren de Aragua. Estamos muy preocupados por la operación de Hezbollah en toda la región, así como en Chile”, sentenció.
Pero la mención de Hezbollah con Chile continuó. Este martes se dio a conocer que la ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, aseguró que la organización tiene presencia en Iquique, en el norte del país.
En entrevista con Todo Noticias (TN), la titular del Gobierno de Javier Milei sostuvo que el país trasandino está en una zona donde existe una “presencia activa” de dos fuerzas que son aliadas.
La primera es Hezbollah, la cual está, según Bullrich, en la triple frontera entre Paraguay, Brasil y Argentina, y “en el último tiempo” se le he visto en Iquique y hace pocas semanas en Perú. “El año pasado se detuvieron a dos personas de Hezbollah en la ciudad de São Paulo”, añadió.
La segunda “fuerza aliada” tiene relación con el acuerdo de seguridad y defensa que firmaron en 2023 los gobiernos de Bolivia e Irán. Esto ha permitido, según la ministra argentina, “la instalación de 700 miembros iraníes en Bolivia, que nosotros consideramos que son miembros de la Guardia Quds, que es una guardia, ‘llamada revolucionaria’, y es como un brazo armado también del Estado Islámico iraní”.
“En consecuencia, nosotros tenemos una situación en el continente. Después tenemos a Venezuela, que es aliada también de Irán, con lo cual tenemos una situación en el continente muy delicada”, sentenció.
Reacción del Gobierno de Boric
Tras las declaraciones de la ministra Bullrich, la ministra del Interior y Seguridad Pública, Carolina Tohá, descartó que Chile tenga amenazas de ataques de Hezbollah.
Durante una actividad oficial de este martes en la Región de Antofagasta, la jefa de gabinete manifestó: “Con el mayor respeto, yo quisiera decir que Chile es parte de la comunidad internacional policial y nuestros organismos de inteligencia tienen conexión con los organismos de inteligencia de esos dos países”.
“Entonces, cuando una autoridad tiene sospecha o antecedentes de temas delicados en esta materia, el canal para hacer esas observaciones es a través de la colaboración de inteligencia y la colaboración policial. No es a través de puntos de prensa que se discuten los temas de inteligencia”, añadió.
Respecto a la afirmación de Bullrich en sí, Tohá fue tajante: “Quiero decir, para que la población tenga tranquilidad, que nuestros sistemas policiales y de inteligencia tienen siempre alerta en esta materia. Siempre están observando cualquier movimiento, cualquier antecedente. Y en este momento Chile no tiene amenazas de ataques de Hezbollah“.
Posteriormente, el presidente Boric condenó las declaraciones de la ministra Bullrich y la llamó a que entregue antecedentes si es que los tiene. “Me parece importante que las autoridades sean responsables en sus declaraciones y afirmaciones”, indicó. “Chile no ampara a ningún grupo terrorista, ni en su territorio, ni fuera de él”, subrayó en entrevista con Radio María Reina.
Además, el Ejecutivo presentó una nota de protesta al Gobierno trasandino, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores.
En paralelo, el embajador de Chile en Estados Unidos, Juan Gabriel Valdés, dio a conocer que ayer envío una carta al Congreso del país norteamericano para expresar su molestia por las declaraciones del senador republicano Marco Rubio.
En entrevista con Radio Infinita, dio a conocer que le dirigió un escrito al senador Tim Kaine, quien preside la instancia donde Rubio emitió sus declaraciones, para expresar su molestia por los dichos del parlamentario e indicar que estas “carecen de cualquier base de hecho y son seriamente engañosas”.
“El senador Rubio dijo que Chile había recibido castigos de Estados Unidos por tener empresas que eran dirigidas por Hezbollah. Eso es una situación que no se ha dado nunca en nuestra historia. Por lo tanto, no tiene ninguna base real”, añadió.
Además, acusó que el congresista republicano quería saber qué hacían los chilenos contra las empresas que manejaba Hezbollah en Chile. Sin embargo, “no existe ninguna empresa que maneje Hezbollah en Chile. Por lo tanto, esas o ese tipo de declaraciones carecen de valor desde el punto de vista nuestro y, además, cuando se refiere al presidente Boric, diciendo que ha sido crítico de Israel y que esto podría favorecer la expansión de Hezbollah en Chile, yo lo he calificado en la carta de un insulto a los chilenos y de una falta de respeto de una democracia a otra que tienen una historia de trabajo conjunto muy desarrollada”, continuó.
Valdés sostuvo que para presentar la carta y argumentar su molestia, conversó previamente con la Policía de Investigaciones (PDI), desde donde le dijeron que lo señalado por Rubio “no era así”. También, le comentaron que el organismo trabaja permanentemente con el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por su sigla en inglés) de Estados Unidos, el cual “jamás había manifestado ninguna preocupación por este tema en este momento“.
“Entonces, la verdad es que nosotros no podemos dejar de reaccionar sin molestia ante una serie de afirmaciones que carecen de base. No hay ninguna realidad para esas acusaciones“, sentenció.
Las disculpas de Argentina
Tras las molestias expresadas por el Gobierno chileno, Tohá contó que Bullrich se comunicó con ella y le “expresó sus excusas por la forma en que esto se planteó“. Además, “dejó claro que no hay antecedentes de alguna amenaza inminente para el país en esta materia“.
A través de un comunicado, el Ministerio de Seuridad trasandino reafirmó su “compromiso con el fortalecimiento de las relaciones y la cooperación en materia de seguridad con nuestra nación hermana”.
La próxima semana, ambas ministras se reunirán en Chile.
¿Qué es Hezbollah?
Hezbollah es un movimiento islamista respaldado por Irán que cuenta con una de las fuerzas paramilitares más poderosas de Medio Oriente. Su base principal está en la frontera entre Israel y Líbano.
El grupo surgió de las cenizas de la invasión israelí del Líbano en 1982, cuando las fuerzas israelíes tomaron casi la mitad del territorio libanés. Esto incluía Beirut, donde las fuerzas israelíes, junto con las milicias cristianas libanesas de derecha aliadas de Israel, sitiaron la parte occidental de la capital para expulsar a los militantes palestinos.
Mientras hordas de combatientes palestinos abandonaban Líbano, una banda de combatientes islamistas chiitas entrenados por la naciente República Islámica de Irán irrumpió en el díscolo panorama político libanés. El grupo tuvo un impacto violento y desproporcionado.
En 1983, dos terroristas suicidas vinculados a la facción atacaron un cuartel de la Marina estadounidense en Beirut, matando a casi 300 soldados estadounidenses y franceses, y a algunos civiles.
Un año después, combatientes vinculados a Irán bombardearon la embajada estadounidense en Beirut, matando a 23 personas. En 1985, esos combatientes se unieron más formalmente en torno a una organización recién fundada: Hezbollah.
El grupo no ocultaba su lealtad ideológica a Teherán y recibía un flujo constante de fondos de la República Islámica. Esto contribuyó a impulsar a Hezbollah al primer plano. Participó en la guerra civil libanesa, que terminó en 1990, y lideró la lucha contra las fuerzas israelíes que ocupaban el sur de Líbano, expulsándolas finalmente en 2000.
Designación de terrorista
En Líbano, Hezbollah se considera oficialmente un grupo de “resistencia” encargado de enfrentarse a Israel, que Beirut clasifica como Estado enemigo. Sin embargo, gran parte del mundo occidental ha designado a Hezbollah como organización terrorista, sobre todo desde que Argentina culpó al grupo del atentado de 1992 contra la embajada israelí en Buenos Aires, en el que murieron 29 personas, y del atentado de 1994 contra un centro comunitario judío, en el que murieron 85 personas, también en la capital.
Tanto Irán como Hezbollah negaron su responsabilidad en esos atentados.
En 2011, las protestas prodemocráticas de la Primavera Árabe se convirtieron en guerras de poder que se extendieron por gran parte del Medio Oriente. Hezbollah participó activamente, luchando junto a fuerzas alineadas con Irán en Siria e Irak. Poco después, varios países árabes la designaron organización terrorista.
Pero eso apenas mermó el poder del grupo. Durante los años que duraron las batallas por el poder, experimentó un ascenso meteórico, pasando de ser una guerrilla insurgente a una fuerza de combate regional.