Fueron miles los que llegaron hasta el palacio de gobierno para dar su último adiós al ídolo del fútbol internacional. Sin embargo, la improvisada organización llevó a que muchos se vieran afectados por incidentes ante la presión que generaba la multitud.
En Argentina han continuado los incidentes en torno al velatorio a Diego Armando Maradona, quien murió este miércoles a los 60 años.
Fueron miles las personas que llegaron hasta la Casa Rosada, sede del Poder Ejecutivo argentino, para despedir el cuerpo del astro del fútbol internacional y que tantos triunfos le dio a la selección trasandina.
Si bien hasta el mediodía la situación se mantuvo en orden, a medida que fueron pasando las horas, la posibilidad de que se cerraran las puertas del palacio de gobierno generó que la multitud comenzara a presionar en las calles aledañas.
Así, ya se acercaban a las 16:00 horas cuando supuestamente se retiraría el cuerpo del 10, por lo que se planteó extender el horario hasta las 19:00, pero la familia de Maradona se negó.
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La Policía de la Ciudad de Buenos Aires se desplegó por Avenida de Mayo y sus alrededores, ante un descontrolado ambiente que demostró los problemas de organización al querer realizar el velorio en el palacio de gobierno.
Por momentos la presencia policial fue rechazada por parte de los hinchas, quienes lanzaban piedras hacia los uniformados. Eventualmente la policía intervino reprimiendo a quienes se desplazaban por la avenida 9 de julio.
La explanada de la Plaza de Mayo se veía repleta de hinchas cuyos cánticos y fervor sólo retrataban el cariño que como pueblo tienen por el futbolista.
“Vení, vení, cantá conmigo/ que un amigo vas a encontrar/ que de la mano de Maradona/ todos la vuelta vamos a dar“, cantaban.
En un momento fue posible ver hinchas uno de los patios de la Casa Rosada, refrescándose en su pileta para capear el calor. El coronavirus parecía inexistente en estas cuadras, pues aún cuando la mayoría portaba su mascarilla, nadie respetaba medidas de distanciamiento cuando la única intención era llegar a estar frente al féretro del astro.
A ratos, era posible ver cómo pasaban de a 50 personas por minuto para entregar su último adiós al ídolo que le marcó los dos goles a Inglaterra en el ’86, cuando la herida de las Malvinas aún estaba abierta.
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Ya pasadas las 17:00 los hinchas que no pudieron ingresar a despedir a Maradona se apostaron en una de las calles perimetrales, buscando una forma de tocar el ataúd cuando saliera del palacio.
Los vehículos de los medios de prensa se convirtieron en plataformas en las que los hinchas se paraban para alentar, cantando los clásicos que se escuchan en la cancha. Hoy, el eco no se generaba entre las graderías sino en los muros de la Casa Rosada.
Ya fue cerca de las 18:00 cuando el féretro salió del palacio de gobierno en dirección al cementerio Jardines de Bellavista para un velorio privado entre familiares de Diego Maradona.