Con información de CNN en Español

Al estilo de “Emily in Paris”: La historia de la mujer que viajó a Francia para estudiar y nunca volvió a EE.UU.

Por CNN Chile

19.05.2024 / 19:06

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Melissa Regan lleva más de 20 años en el país europeo, donde encontró amigos, amor y un propósito.


(CNN) — Mientras crecía en California, Melissa Regan imaginaba que se mudaría a Nueva York, conseguiría un trabajo en finanzas y disfrutaría de “vivir en la gran ciudad”.

Pero después de inscribirse para un semestre en Viena, la capital de Austria, terminó “accidentalmente” estudiando en Francia en 1999 y ahí Regan se imaginó viviendo para siempre en otra gran ciudad: París.

Llegar aquí era mi destino, claramente”, le dice Regan a CNN Travel. “Pero no puedo decir que fuera planeado”.

Semestre que cambia la vida

Cuando Regan era joven visitó dos veces la capital francesa y pensaba que Francia no era necesariamente uno de sus lugares favoritos.

Sin embargo, durante ese semestre en el sur del país europeo, adquirió un aprecio por la cultura francesa que “me abrió los ojos de una manera que cambió mi vida”.

“En Estados Unidos te encontrabas con alguien para tomar un café y estaba allí, pero casi no te miraba porque estarán pensando en su próxima cita o en su próximo compromiso”, manifestó Regan.

Sin embargo, afirmó que la situación cambió para ella porque “en Francia, ibas a tomar un café y era como si el mundo se hubiera detenido durante horas”.

Al regresar a Estados Unidos, Regan se inscribió en un programa internacional de MBA que le permitiría pasar un año entero en Francia.

Una vez que se graduó, en 2002 le ofrecieron una pasantía en una empresa con sede en París, lo que le brindó la oportunidad de vivir en la capital francesa.

“Pensé que eso era increíble”, y además comentó que “sería una tontería dejar pasar esta oportunidad”.

Mientras se adaptaba a la vida en París, Regan quedó fascinada por su vibrante cultura, en particular con los restaurantes y museos de la ciudad, y “cuánta diversión se podía tener” allí.

Ella dice que en un inicio esperaba vivir y trabajar en la ciudad europea durante uno o dos años.

Sin embargo, Regan se enamoró de un francés llamado Julien, con quien se casó en 2007 y su destino aparentemente quedó sellado.

Contó que “ya llevaba tres años en París, así que definitivamente estaba disfrutando de mi vida. En ese momento, tenía un grupo de amigos, así que ni siquiera lo conocí y eso cambió todo. Pero él se convirtió en una parte importante de mi deseo de no volver a Estados Unidos”.

Calidad de vida

La empresaria con su esposo Julien y su hijos Theodore y Jefferson. (Cortesía de Melissa Reagan)

Ella y su esposo tuvieron dos hijos, Theodore y Jefferson.

Regan quedó muy impresionada por la atención que recibió durante el parto y explicó que las nuevas madres en el país suelen permanecer en el hospital durante unos días.

Se siente bendecida de haber podido criar a sus hijos en Francia debido a la “maravillosa calidad de vida”, y destacó que aunque trabaja “muy duro”, todas las noches está en casa cenando con su familia.

“Tenemos vacaciones escolares cada seis semanas”, explicó. “Así que los niños no van a la escuela durante dos o tres semanas y en esa época, está culturalmente aceptado que te tomes vacaciones. Es normal”.

Continuó explicando que siente que sus hijos están más seguros en Francia que en Estados Unidos, ya que “no tenemos los mismos problemas con las armas”.

Regan añadió que “a partir de los 10 u 11 años, (los niños) empiezan a ir solos a la escuela y es solo una norma cultural. Entonces, como padre de niños relativamente pequeños, la calidad de vida es mucho mejor”.

Regan también ha descubierto que Francia es más asequible para su familia, a pesar de que París está clasificada como una de las ciudades más caras del mundo para vivir.

Ella atribuye esto, al menos en parte, al sistema de salud francés, que brinda cobertura universal para todos los residentes legales. “Está el sistema social y luego está la atención médica privada proporcionada por las empresas para que no tengas el mismo nivel de estrés”, comentó.

Regan pasó recientemente unas cinco semanas en Estados Unidos y admite estar sorprendida por cuánto aumentaron los precios.

Ciudad internacional

Regan junto a sus hijos (Cortesía de Melissa Reagan)

Regan mencionó que le “sorprendió mucho el aumento de los precios de los alimentos, por ejemplo, debido a la inflación. Aquí (en París) hemos tenido un aumento de precios por la misma razón, pero no tan dramático”.

Si bien Regan ha vivido en París durante más de dos décadas, admite que pasó mucho tiempo antes de que se sintiera completamente como en casa.

“Diría que me llevó dos años amar realmente mi vida actual y probablemente unos ocho años en sentir realmente que este era mi hogar”, y agregó “ahora no puedo imaginar un lugar diferente en el que me gustaría vivir mi vida”.

A lo largo de los años, Regan ha visto a París pasar por muchos cambios y siente que la ciudad se ha vuelto “aún más internacional” con “cada vez más extranjeros”.

“Hace veinte años, te costaría mucho tener una vida aquí si no hablaras francés”, pero explicó que ese fenómeno cambió.

Aunque había tomado algunos meses de cursos intensivos para aprender francés antes de llegar al país, Regan admite que se tardó en sentirse como una hablante de francés relativamente competente.

Recuerda cómo tenía dificultades en las grandes cenas, ya que a menudo era la única que hablaba inglés.

Sin embargo, cree que ahora no sería así, ya que en la ciudad hay mucha más gente que habla otros idiomas.

“Creo que se ha vuelto mucho, mucho más fácil (reubicarse en París)“, dijo.

Regan llegó inicialmente a Francia con una visa de estudiante, antes de obtener una para trabajar. Después de casarse con un ciudadano francés, tenía derecho a un permiso de residencia francés, o Carte de Sejour, que renueva cada 10 años.

Actualmente, es elegible para obtener la ciudadanía francesa, pero aún no ha comenzado el proceso, porque comentó que “es una gran tarea administrativa y siento que cada año tengo otra prioridad”.

Regan ahora dirige una agencia inmobiliaria con sede en París, que ofrece servicios a clientes internacionales.

“Supongo que de lo que estoy muy orgullosa es de que realmente ayudamos a la gente“, dice, explicando que muchos recién llegados luchan con el “proceso administrativo más lento” en Francia y quieren consejos para identificar “qué barrios son los más seguros y adaptado para extranjeros.”

Ella tiende a aconsejar a aquellos interesados ​​en mudarse a París para que investiguen lo más que puedan antes de venir y que tengan listos los documentos que puedan necesitar con suficiente antelación.

¿El efecto Emily?

“Tengo mucha fe en que las cosas salen como se supone que deben hacerlo”, dice Regan. (Cortesía de Melissa Reagan)

La serie de Netflix Emily in Paris se centra en una ejecutiva de marketing estadounidense que se muda a París para un nuevo trabajo, lo que ha vuelto a poner a la ciudad en el centro de atención en los últimos años, y muchos fanáticos del programa acuden en masa a la capital francesa para intentar recrear algunas de las experiencias retratadas.

Si bien Regan señala que el programa probablemente haya ayudado a atraer a los recién llegados, enfatizó que “París siempre ha estado en lo más alto de la lista”.

“Hace 25 años yo era una joven de veintitantos años y mi sueño era venir, incluso antes de Emily en París, así que creo que esto probablemente se abrió a una audiencia más amplia que tal vez no tuvo la oportunidad de viajar antes al extranjero”, aseguró.

Regan regresa regularmente a los EE.UU. para visitar a su familia y dice que disfruta la oportunidad de vestirse de manera más informal, ya que “levantarse de la cama con sudaderas, ponerse un sombrero” y seguir con su día a día está algo mal visto en París.

“Definitivamente, es un poco más formal aquí“, incluso mencionó que la mayoría de sus amigas parisinas se arreglan el cabello y las uñas antes de irse de vacaciones, ella hace “lo contrario” cuando regresa a Estados Unidos. “Me quito el esmalte de uñas. No me maquillo. Es un poco más relajado”.

Si bien todavía tiene fuertes conexiones con su país natal, Regan no puede imaginarse regresando y siente que terminó donde debía estar.

Regan sostuvo que “definitivamente me veo donde estoy y tengo mucha fe en que las cosas salen como siempre se supone que deben hacerlo“.

“Estos últimos 25 años han sido simplemente salvajes. Ha sido increíble, con altibajos… Personalmente, he sido muy bendecida”.

Cuando se le preguntó si ahora se considera parisina, Regan dice que no está segura de si eso es algo que puede “declarar por sí misma”, pero se siente cerca de ser parisina “por adopción”.