Lilibet Diana Mountbatten-Windsor nació el pasado viernes y está en el octavo lugar en la línea de sucesión al trono británico.
(EFE) – La reina Isabel II, el príncipe Carlos y los duques de Cambridge están “encantados” con el nacimiento en California (EE.UU.) de la hija de los duques de Sussex, que ocupa el octavo lugar en la línea de sucesión al trono británico, señaló este domingo una portavoz del palacio de Buckingham.
“La reina, el príncipe de Gales, la duquesa de Cornualles y los duques de Cambridge han sido informados y están encantados con la noticia del nacimiento de la hija de los duques de Sussex”, señaló la portavoz de la familia real a los medios británicos.
La duquesa de Sussex dio a luz a la niña el pasado viernes en un hospital de California y tanto la madre como la hija están bien, según un comunicado de los duques, en el que se indica que la recién nacida lleva el nombre de Lilibet Diana Mountbatten-Windsor.
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El primer nombre es en honor a la reina Isabel II, a la que de pequeña llamaban Lilibet, y Diana por la madre del príncipe Harry, fallecida en un accidente automovilístico en París en agosto de 1997.
El príncipe de Gales, padre del príncipe Harry, tuiteó “felicitaciones” a la familia “por la llegada de la bebé Lilibet Diana. Les deseamos todo lo mejor en este momento especial”.
Asimismo, los duques de Cambridge, Guillermo y Catalina, señalan en su cuenta oficial de Twitter que están “encantados” por “la buena noticia del nacimiento de la bebé Lili. Felicidades a Harry, Meghan y Archie” (el hijo de dos años de los duques de Sussex).
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El primer ministro británico, Boris Johnson, tuiteó la “felicitaciones” a los duques por el nacimiento de su hija.
La bebé -undécimo bisnieto de Isabel II- está en el octavo lugar de la línea de sucesión, detrás de su hermano Archie; su padre, Harry; los príncipes Luis, Carlota y Jorge (hijos de los duques de Cambridge); del príncipe Harry y el príncipe Carlos.
La niña nació dos meses después de la muerte del duque de Edimburgo, marido de la reina Isabel II, a los 99 años, y tras la polémica por la controvertida entrevista que los duques de Sussex concedieron en marzo a la presentadora estadounidense Oprah Winfrey, en la que acusaron a la familia real de racismo.