El ministro de Salud calificó la situación como “espeluznante” y anunció que está en comunicación con el hospital para esclarecer los hechos. Después de casi un mes la familia de Alba supo que se equivocaron en la entrega del cuerpo, pero calificaron la situación como "un milagro".
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Alba Maruri, de 74 años, fue diagnosticada con un presunto caso de COVID-19 en el sistema de salud público de Ecuador, pero tres semanas después de que a sus familiares les dieron la noticia que la mujer falleció y recibieran un cofre supuestamente con sus cenizas, recuperó la conciencia en el Hospital de Especialidades Guayaquil.
El ministro de Salud, Juan Carlos Zevallos, se pronunció este sobre este hecho y lo calificó de “espeluznante”: “Me he comunicado con las autoridades del hospital, ellos están trabajando en el asunto, se que es una señora que tenía una discapacidad mental, no tengo ningún otro detalle, prefiero enterarme completamente de qué es lo que sucedió”.
CNN se contactó con los departamentos de comunicación del Hospital de Especialidades Guayaquil y de la Dirección Provincial de Salud de Guayas. El hospital respondió que ha enviado toda la documentación e informes técnicos a la Dirección de Salud de Guayas sobre el proceso que cumplió la paciente.
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La Dirección de Salud de Guayas confirmó que esa documentación fue recibida y que cualquier pronunciamiento del proceso de investigación lo emitirá el ministro de Salud como único vocero sobre el tema.
CNN además se contactó con Patricia Solano, abogada y familiar de Maruri y aseveró que la paciente padecía de diabetes y una discapacidad mental.
Asimismo, relató que la semana pasada, tres miembros de un equipo médico del hospital conformado por una trabajadora social, un médico y un psicólogo llegaron al domicilio de Alba con una fotografía de ella para informar que recuperó la conciencia y que había ocurrido un error del que se disculpaban casi un mes después.
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Foto: Ecuavisa
Solano, cuya madre es prima de Alba Maruri, dijo a CNN que el 28 de marzo el hospital informó a la familia que Alba murió a las pocas horas de su ingreso e indicó que su madre, “lloraba destrozada y decía que la gente en Guayaquil solo ingresa y se muere”.
Lo cierto es que la familia de Alba pagó por la cremación de otro cuerpo y se desconoce a quién pertenecía. Los familiares indican que no vieron antes el cuerpo de Alba, que los trámites para su cremación demoraron una semana y que por el grado de descomposición del cuerpo el hospital les sugirió la cremación en uno de los servicios funerarios de la ciudad.
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Más allá de la confusión, los familiares creen que esto es un milagro y sienten que la vida les devolvió a Alba de una forma “insólita”. Patricia Solano cuenta que a través de una fotografía que les mostró el equipo médico que llegó al domicilio a pedir disculpas corroboraron que se trataba de ella y horas después uno de sus familiares fue a verla al hospital para confirmar.
Ellos esperan que este martes Alba esté nuevamente en su domicilio pues durante estos días ha continuado en el hospital hasta que pueda ser dada de alta.
Solano considera que lo ocurrido es un hecho grave y que las autoridades deben esclarecerlo. Indicó que ella como abogada ayudará a la familia para que Alba sea registrada nuevamente de la manera correcta en el Registro Civil que emitió un acta de defunción de una persona que estaba viva.