Pese a que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha tenido un rol preponderante en el conflicto entre israelíes y palestinos, nunca ha logrado intervenir directamente para detener o prevenir una agresión bélica, pero ¿por qué sucede esto? Revisa los detalles.
(CNN Español) – La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha tenido un rol preponderante en el conflicto entre israelíes y palestinos, pero nunca ha logrado intervenir directamente para detener o prevenir una agresión.
Y aunque tampoco lo ha hecho en la actual guerra entre Israel y el grupo islamista Hamás, su Asamblea General sí ha pedido, de forma no vinculante, un alto el fuego con el apoyo de más de 100 miembros.
¿Por qué entonces no interviene en forma directa?
La historia es larga, pero el actual enfrentamiento, que comenzó el 7 de octubre con el brutal ataque terrorista de Hamás, se enmarca en una serie de conflictos iniciados tras una decisión de la ONU: la partición del Mandato británico de Palestina entre dos estados, uno judío y otro árabe, en 1947, que dejaba –en teoría– a la ciudad de Jerusalén bajo un control internacional.
Esa fue una de las primeras resoluciones importantes de la organización multilateral creada en 1945, y sus consecuencias llegan al día de hoy.
El Estado de Israel se fundó en 1948 en el territorio designado por la ONU, pero en ese momento no se creó un Estado palestino. Estalló, en cambio, una primera guerra llevada adelante por Egipto, Siria y Jordania, el Líbano e Iraq, que ingresaron en el Mandato de Palestina para atacar a Israel.
En este conflicto, el Consejo de Seguridad de la ONU intervino implementando varios períodos de alto el fuego a través de las resoluciones 50, 54 y 59, entre otras, aunque un pedido de deplegar tropas de Estados Unidos, Francia y Bélgica en Jerusalén realizado por el mediador de la ONU, el conde sueco Folke Bernadotte, nunca se materializó.
Israel, finalmente, ganó la guerra y consolidó su Estado, pero siguieron más enfrentamientos en 1967 y 1973, todos los cuales resultaron en victorias israelíes.
Los alcances y límites de la ONU
En los años siguientes, la ONU se mantuvo activa en el conflicto con resoluciones no vinculantes de la Asamblea General y el Consejo de Seguridad, así como también a través del trabajo humanitario de sus principales agencias, entre ellas Acnudh, FAO, Unesco y Unicef.
Además, desde 1949 existe una Agencia de Naciones Unidas para la Población Refugiada de Palestina en Medio Oriente (UNRWA, por sus siglas en inglés), dedicad específicamente a la región.
Pero la ONU nunca llegó a intervenir directamente mediante el despliegue de una fuerza internacional de paz, los “cascos azules”. La organización sí ha desplegado estas fuerzas en el sur del Líbano, posterior al conflicto de 1978 con Israel, y en los Altos del Golán, tras la escalada de tensiones entre Israel y Siria en 1974.
¿Por qué llevar “casos azules” a una zona de conflicto y no a otra? Esto tiene que ver con el propio funcionamiento y diseño del Consejo de Seguridad.
La ONU fue fundada en octubre de 1945 luego del fin de la Segunda Guerra Mundial y tras la firma de la Carta de San Francisco, su acta constitutiva.
En 1946 los cinco países vencedores de aquel conflicto, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China (inicialmente la República de China, luego su banca pasó a la República Popular China) y la Unión Soviética (su banca fue heredada por Rusia), crearon el Consejo de Seguridad como una herramienta diplomática y militar para “mantener la paz y la seguridad internacionales de conformidad con los principios y propósitos de las Naciones Unidas”.
Estos países se constituyeron, además, como miembros permanentes (únicos con poder de veto) del Consejo de Seguridad, a los que se suman en todo momento otros 10 miembros rotativos (sin poder de veto), que proceden de entre los 193 miembros de la ONU.
Entre sus atribuciones más contundentes, el Consejo de Seguridad puede aplicar sanciones económicas u otras medidas que no impliquen el uso de la fuerza para prevenir o detener una agresión, o bien iniciar acciones militares contra un agresor.
También puede adoptar medidas menos contundentes, como recomendar acciones ante amenazas a la paz o métodos para resolver disputas.
En todos estos casos, los Estados miembros de la ONU están obligados a aceptar las resoluciones según el artículo 25 de la Carta, pero en la práctica esto no necesariamente sucede, menos aún cuando no hay sanciones, despliegue de tropas u otras medidas coercitivas.