El asalto israelí a Gaza, que lleva ya 10 meses, ha dañado o destruido numerosas instalaciones de agua, según la ONU y otros organismos internacionales, lo que ha agravado el sufrimiento de la población civil, ha provocado la propagación de enfermedades y ha llevado a los expertos en derechos humanos a acusar a Israel de utilizar el suministro de agua como arma.
(CNN) – Dos soldados con botas de combate negras y ropa táctica verde, con las armas colgando de sus caderas, parecen conectar explosivos a las bombas del depósito de agua Canada Water en Rafah, al sur de Gaza.
Momentos después, una llamarada naranja desgarra la crítica instalación en el barrio de Tal al-Sultan, mientras cintas de humo gris estallan en el cielo.
La explosión fue captada en un video ahora borrado, que al parecer fue compartido por un soldado israelí en Instagram y geolocalizado por CNN. Las imágenes satelitales muestran que el depósito resultó dañado entre el 26 y el 27 de julio. Los edificios destruidos son visibles en los alrededores.
El depósito podía contener 3 millones de litros de agua y era fundamental para el tratamiento y la distribución de agua en la gobernación de Rafah, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) de la ONU, ya que abastecía de agua a 150.000 personas antes del 7 de octubre, cuando comenzó la guerra.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) señalaron a CNN, cuando se les preguntó por el incidente captado por las cámaras, que sus fuerzas llevaban varias semanas operando en la zona de Tal al-Sultan para “desmantelar las infraestructuras terroristas y eliminar a los terroristas, al tiempo que tomaban medidas viables para mitigar los daños a las estructuras civiles”.
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Y añadieron que examinan los informes de los videos publicados en las redes sociales y los tratan con medidas disciplinarias. Las FDI dijeron que el incidente estaba siendo examinado por el Mecanismo de Investigación y Evaluación, “un mecanismo de investigación independiente fuera de la cadena de mando encargado de investigar acontecimientos excepcionales en la guerra”.
El asalto israelí a Gaza, que lleva ya 10 meses, ha dañado o destruido numerosas instalaciones de agua, según la ONU y otros organismos internacionales, lo que ha agravado el sufrimiento de la población civil, ha provocado la propagación de enfermedades y ha llevado a los expertos en derechos humanos a acusar a Israel de utilizar el suministro de agua como arma.
La destrucción del depósito de Canada Water “es sin duda una violación del derecho internacional humanitario (DIH)”, declaró a CNN Mark Zeitoun, director general del Geneva Water Hub, un instituto suizo especializado en diplomacia hídrica.
“El DIH tiene por objeto proteger contra los ataques indiscriminados a la población civil o a los objetos de los que depende (para) su supervivencia”, afirmó.
Incluso antes de la explosión controlada de finales de julio, el asedio israelí agotó los suministros de combustible y electricidad necesarios para alimentar el depósito de Canada Water y otros sistemas de agua de la ciudad, según el alcalde de Rafah, Ahmed Al-Sofi, provocando una grave escasez.
“Rafah ya sufría escasez de agua”, señaló Al-Sofi a CNN en julio. “La ciudad de Rafah es una ciudad golpeada por la destrucción, el hambre y la sed”.
La cantidad de agua disponible en Gaza asciende a 4,74 litros de agua (1 galón) por persona y día, según informó Oxfam en julio, añadiendo que esto es “algo menos de un tercio del mínimo recomendado en situaciones de emergencia y menos que una sola descarga de inodoro”. La organización internacional sin fines de lucro ha acusado a Israel de utilizar el agua como “arma de guerra”, afirmando que los palestinos de Gaza “casi no tienen agua para beber, y mucho menos para bañarse, cocinar o limpiar”.
Niños palestinos se refrescan y llenan jarras de agua en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza, en medio de una ola de calor el 9 de junio, un día después de una operación mortal de las fuerzas israelíes para rescatar rehenes. Crédito: Majdi Fathi/NurPhoto/Getty Images
El calor extremo del verano en Gaza está agravando aún más la desesperada escasez de agua para los palestinos ya acechados por la hambruna y que luchan contra repetidos desplazamientos.
Este mes de junio ha sido el más caluroso jamás registrado en Israel, según el Servicio Meteorológico de Israel. Las temperaturas en Negba, a pocos kilómetros al norte de Gaza, alcanzaron los 39,4 °C (103 °F) a mediados de mes, según los meteorólogos de CNN.
La guerra de Israel en Gaza ha reducido los suministros de combustible, cloro y piezas de repuesto, asfixiando la producción de agua, la depuración y el bombeo de aguas residuales, según la ONU. Alrededor del 70% de todas las instalaciones de agua y saneamiento de Gaza han quedado destruidas o dañadas, según declaró el 24 de julio el Cluster WASH, un grupo dirigido por Naciones Unidas que coordina los esfuerzos humanitarios en materia de agua, saneamiento e higiene, citando un análisis del Centro de Satélites de la ONU.
COGAT, la agencia israelí responsable de aprobar la entrada de ayuda en Gaza, declaró a CNN en un comunicado que Israel permite y facilita la “entrada ilimitada” de tanques de agua y suministros de combustible en Gaza. Añadió que ha habido un “esfuerzo continuo” desde el comienzo de la guerra para facilitar la reparación y ampliación de pozos de agua, instalaciones de desalinización y tuberías principales.
Pero varios palestinos dijeron a CNN que se ven obligados a realizar viajes peligrosos en busca de agua, arriesgándose a sufrir ataques israelíes. Dos personas contaron a CNN que habían sido testigos de violencia física e incluso homicidios en los puntos públicos de distribución, ya que la gente lucha por los escasos recursos. Los desplazados a campamentos improvisados describieron escenas de aguas residuales derramándose por las calles y niños bebiendo de los charcos.
En Gaza se han registrado más de 1,7 millones de casos de enfermedades infecciosas, según el Ministerio de Sanidad de la zona. A principios de este mes se encontraron rastros del virus de la polio, altamente infeccioso, que se transmite a través de las heces y el agua o los alimentos contaminados, en un niño de 10 meses de la ciudad de Deir al-Balah, en el centro de Gaza. El niño quedó posteriormente paralizado a causa de la enfermedad, según informó la ONU el 23 de agosto.
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Las pruebas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) descubrieron el virus en muestras de aguas residuales en Gaza en julio, poniendo a miles de palestinos en riesgo de contraer una enfermedad que puede causar parálisis.
Después de que el Ministerio de Sanidad de Gaza declarara una epidemia de polio el mes pasado, la OMS advirtió de que los continuos bombardeos israelíes habían sofocado los esfuerzos de vacunación en Gaza. Ahora piden que se detengan los combates para permitir una campaña de vacunación eficaz.
El viudo Alaa Riyad dice que recorre muchos kilómetros cada día bajo el sol ardiente para recoger agua para su familia, en Beit Lahia, al norte de Gaza.
Este hombre de 42 años declaró a CNN que se convirtió en “padre y madre” de sus hijos después de que su esposa y otros 18 familiares murieran a causa de los bombardeos israelíes hace varios meses.
“Hemos encontrado gusanos en el agua más de una vez”, dijo a CNN. “¿Qué podemos hacer?… No hay vida para nosotros”.
Los ataques israelíes en el enclave han matado a más de 40.200 palestinos y herido a unos 93.000 desde que comenzó la guerra, según el Ministerio de Sanidad de Gaza. El ejército israelí lanzó su asalto aéreo y terrestre en Gaza después de que el grupo extremista Hamas atacara el sur de Israel el 7 de octubre, matando a unas 1.200 personas y secuestrando a más de 250, según las autoridades israelíes.
Destrucción casi total de la infraestructura hídrica
La crisis del agua en Gaza lleva décadas gestándose. En 2017, la agencia de la ONU para la infancia, Unicef, afirmó que el 95% del agua del único acuífero de Gaza era “no apta para el consumo humano”, debido a la extracción excesiva, la infiltración de agua de mar y la contaminación por aguas residuales.
En 2021, cerca del 90% del agua de Gaza procedía de pozos subterráneos que extraían agua de ese acuífero, según la Autoridad Palestina del Agua. El 10% restante procedía en su mayor parte de plantas desalinizadoras y de la compañía nacional de aguas de Israel, Mekorot, a través de tres tuberías.
Pero desde principios del verano, los pozos municipales y las plantas desalinizadoras de Gaza (dos de las tres están en funcionamiento) han funcionado a una media de alrededor del 15% y el 22% de su capacidad, respectivamente, según el análisis de CNN de los datos de WASH Cluster.
Wim Zwijnenburg, que investiga el impacto medioambiental de los conflictos para la organización neerlandesa por la paz PAX, declaró a CNN que el nivel de daños causados a los sistemas hídricos de Gaza es “el más grave que hemos visto hasta ahora en cualquier conflicto de los últimos 10 años, probablemente incluso más”.
“Lo que registramos hasta ahora… es la destrucción casi completa de toda la infraestructura hídrica, que incluye estaciones de bombeo de agua, pozos de agua, todo el sistema de tuberías en Gaza”, dijo Zwijnenburg. “Las pocas bombas que aún funcionan, la calidad del agua es tan mala… (Pero) la gente no tiene más remedio que beberla”.
En la primera semana de la guerra, Saaed Al-Madhoun, gestor de la respuesta de emergencia de la agencia humanitaria CARE Internacional, se vio obligado a huir de una incursión israelí con su familia cerca de su casa en la Ciudad de Gaza, que posteriormente fue arrasada por los bombardeos.
Al trabajador humanitario le persiguen “el miedo y la incertidumbre constantes”, ya que la amenaza de los ataques israelíes se cierne sobre su mujer y sus cinco hijos, de edades comprendidas entre 1 y 13 años. Están desplazados en condiciones miserables en Deir al-Balah, donde toda la familia sobrevive con sólo 20 litros de agua al día, menos del mínimo de 3 litros por persona necesarios para sobrevivir, según la Unicef.
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“La mayor parte del agua a la que tenemos acceso no es potable… a menudo tiene un sabor salado o metálico”, declaró en un testimonio transmitido a CNN por CARE Internacional. “He visto a niños beber de charcos”.
Condiciones “completamente miserables” en los campamentos
Las alambradas de púas y las losas de concreto se hunden en enormes charcos de agua verde contaminada con aguas residuales en Khan Younis, al sur de Gaza. Las imágenes grabadas por un periodista que trabaja para CNN muestran a los residentes caminando de puntillas entre las corrientes de agua turbia que se vierten por el barrio, antaño vibrante.
La ofensiva israelí ha desplazado hasta 1,9 millones de personas –casi toda la población– en Gaza, según la ONU. Los habitantes de los extensos campamentos afirman que apenas tienen acceso a agua potable o a instalaciones sanitarias en zonas contaminadas por aguas residuales sin tratar y repletas de insectos. Las mujeres soportan varios ciclos menstruales sin lavarse, según la ONU. Otras hacen fila bajo el calor para utilizar los aseos de los hospitales desbordados o se arriesgan a ser perseguidas por perros para utilizar los lavabos en mitad de la noche. La ONU registró anteriormente un refugio improvisado con sólo 25 retretes para 14.000 personas dentro y 59.000 fuera.
Los palestinos declararon a CNN que deben dar prioridad a las escasas reservas de agua para el consumo en lugar de bañarse, lavar la ropa o lavar los platos. Los padres manifestaron a CNN que luchan por encontrar suficiente gas o combustible para hervir y esterilizar el agua, lo que aumenta el riesgo de enfermedades. Algunos dan a sus hijos alimentos que requieren un mínimo de agua para su preparación, pero que ofrecen un escaso valor nutricional. Otros describen el agua contaminada durante el transporte en tanques no sanitizados.
Mohammed Hamouda, trabajador sanitario desplazado en Deir al-Balah, contó a CNN que él y su familia, incluidos sus tres hijos pequeños, han sufrido diarrea y calambres abdominales debido al consumo de agua sucia.
“Recibimos el agua supuestamente limpia y potable”, dijo. “Pero se producen enfermedades gastrointestinales e intestinales… No sabemos que está sucia hasta después de usarla”.
“Obtener agua limpia es difícil. Conseguir agua para bañarse es más difícil. Encontrar un retrete para hacer sus necesidades también es muy difícil”.
Los musulmanes no pueden encontrar agua suficiente para hacer la ablución antes de la oración, una necesidad para quienes buscan momentos de alivio a través de la fe.
Los niños sufren de erupciones cutáneas y las embarazadas corren el riesgo de dar a luz a un bebé muerto
Asma lucha por distraer a sus hijos del dolor punzante de las ampollas y la picazón de los piojos. La madre palestina se está quedando con siete familiares en Deir al-Balah, donde los insectos se arrastran entre los pliegues de su tienda de campaña.
“En las tiendas de campaña tenemos… una cantidad inimaginable de insectos, chinches y cucarachas”, dijo, en un relato transmitido a CNN por CARE International. “Nos cansamos de intentar refrescarnos y abanicarnos”. CARE International ocultó el apellido de Asma para proteger su identidad.
“Mis hijos están enfermos y ni siquiera podemos encontrar tratamiento médico”, añadió. “No tenemos shampoo ni detergente para lavar la ropa… ¿Qué se supone que debemos hacer?”
A una niña palestina le diagnostican una infección cutánea en Gaza el 26 de julio. Los trabajadores sanitarios afirman que los niños contraen infecciones cutáneas por el agua contaminada y a la falta de acceso a instalaciones sanitarias. Cortesía: Dawoud Abo Alkas/Anadolu/Getty Images
De acuerdo con Tanya Haj-Hassan, médico de cuidados intensivos pediátricos que trabaja con Médicos Sin Fronteras (MSF), la escasez crónica de agua agravará “toda la fragilidad existente” entre la población, especialmente para los más vulnerables.
El estrés de la guerra, sumado a la escasez de agua, aumenta el riesgo de muerte fetal, parto prematuro y coágulos sanguíneos para las mujeres embarazadas en Gaza, dijo Haj-Hassan. Las mujeres que amamantan tienen menos probabilidades de producir suficiente leche para los recién nacidos, lo que puede causar desnutrición. Quienes pueden acceder a suministros escasos de fórmula infantil en polvo pueden no encontrar agua limpia para preparar biberones, lo que aumenta el riesgo de enfermedad, agregó.
Restricciones sostenidas a la ayuda
El COGAT de Israel indicó a CNN que han facilitado la entrada de 48.670 toneladas de ayuda en agua a Gaza desde que comenzó la guerra, añadiendo que han proporcionado 14 carretillas elevadoras para recoger la ayuda en el cruce fronterizo de Kerem Shalom entre Gaza e Israel, así como la ampliación de las rutas de suministro y el aumento de las horas de funcionamiento para recoger ayuda.
Sin embargo, los trabajadores humanitarios dicen que lo que está llegando no es suficiente para responder a las crecientes necesidades, culpando a Israel de las restricciones sostenidas a la ayuda, el acceso bloqueado a partes del norte, la destrucción de carreteras y los ataques a los convoyes de ayuda. Los trabajadores humanitarios y los funcionarios del Gobierno dijeron a CNN en marzo que los funcionarios de Israel rechazaban repetidamente la ayuda muy necesaria, incluyendo pastillas purificadoras de agua y sistemas de filtración, en los puntos de entrada a Gaza. El COGAT describió el testimonio dado a CNN en ese momento como “acusaciones falsas”.
Liz Allcock, responsable de protección de la ONG británica Medical Aid for Palestinens, dijo a CNN que vio “miles y miles” de botellas de agua en el cruce fronterizo de Kerem Shalom el 3 de julio.
Varios palestinos dijeron a CNN que la escasez, los riesgos que implica el transporte de agua y la falta de combustible elevaron el costo del agua a niveles inasequibles. Algunos dicen que la ausencia de regulación significa que el agua suministrada por las agencias de ayuda se vende en el mercado negro a un precio inflado.
En algunas zonas, el agua ha aumentado de US$ 7 por 1.000 litros (unos 264 galones) a US$ 45 o 50, dijo Haj-Hassan. Hamouda, padre de tres hijos desplazados en Deir al-Balah, dijo que el costo diario del agua para él y su familia aumentó de US$ 0,33 en octubre a US$ 2.
Raed Radwan, un padre desplazado a una tienda de campaña en Deir al-Balah, declaró a CNN que constantemente está preocupado por mantener a su familia fresca e hidratada. Su hija de cinco meses sufrió recientemente un golpe de calor y no tenía agua fría para darle.
“Llevamos nueve meses soportando la actual crisis del agua… Espero que haya una solución al problema del agua porque ya no puedo soportarlo. Estoy mental y físicamente agotado”, dijo en julio.
Gianluca Mezzofiore, Abeer Salman, Tareq El Helou, Ibrahim Dahman y Lauren Izso de CNN contribuyeron con este reportaje.