La líder de Hermanos de Italia (FdI) y la coalición que integran también la ultraderechista Liga, de Matteo Salvini, y la conservadora Forza Italia (FI), de Silvio Berlusconi, son las grandes favoritas para un triunfo que se prevé arrollador.
(EFE) – Los italianos afrontan este domingo sus elecciones más decisivas, que podrían hacer historia si, como indican todos los sondeos, la ultraderechista Giorgia Meloni se convierte en la primera mujer en llegar al poder en Italia al frente del Gobierno más de derechas del país desde el final de la II Guerra Mundial.
La líder de Hermanos de Italia (FdI) y la coalición que integran también la ultraderechista Liga, de Matteo Salvini, y la conservadora Forza Italia (FI), de Silvio Berlusconi, son las grandes favoritas para un triunfo que se prevé arrollador, pues las encuestas le dan casi 20 puntos de ventaja respecto al progresista Partido Demócrata (PD) de Enrico Letta y sus pequeños aliados del centroizquierda.
Los vínculos de Salvini y Berlusconi con la Rusia de Vladimir Putin, los tira y afloja de Meloni y sus socios con Europa, tras moderar su discurso euroescéptico, o el temor a que una mayoría muy amplia pueda cambiar la Constitución sin consenso han marcado una inédita campaña veraniega que no ha logrado despertar el interés de los italianos, con cerca de un 40 % de abstencionistas e indecisos.
Una larga jornada
Casi 51 millones de italianos están llamados a votar mañana en una larguísima jornada electoral que comenzará a las 07.00 horas locales y terminará a las 23.00, hora de cierre de los colegios electorales y cuando se conozcan los sondeos a pie de urna.
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En estas elecciones se elegirán a 600 parlamentarios (400 diputados y 200 senadores) frente a los 945 actuales (630 y 315) tras una reforma aprobada en referéndum, con 4.193 candidatos a la Cámara de Diputados y 2.152 al Senado, mientras que en la región de Sicilia (sur) también se votará para la elección de su presidente y la renovación de su asamblea.
Además, casi 2,7 millones de jóvenes votarán por primera vez y, tras la reciente modificación del artículo 58 de la Constitución, podrán hacerlo no solo para la Cámara de Diputados, sino también para el Senado.
La región de Lombardía, cuya capital es Milán, es la que cuenta con mayor número de votantes, con 7,5 millones, mientras que Roma es la ciudad con el cuerpo electoral más amplio: más de 2 milllones, mientras que como curiosidad el pueblo de Rocca de’ Giorgi (norte) es el contrario y sólo tiene 25 votantes, según los datos facilitados por el Ministerio del Interior.
Meloni, favorita indiscutible
La formación de los últimos gobiernos italianos han requerido de complejos pactos entre partidos que casi nunca lograban obtener una mayoría suficiente, pero en esta ocasión la derecha se presenta unida, al menos sobre el papel, con Meloni como su líder indiscutible.
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En la última jornada permitida por la ley italiana para publicar encuestas, 15 días antes de los comicios, FdI rondaba el 25 % de los votos, una ascensión meteórica desde el 4 % de las elecciones de 2018 gracias a Meloni y a su papel de única oposición al Gobierno de unidad nacional de Mario Draghi, llevando a su coalición a un 45%.
El PD es el segundo partido, con un 21,5%, mientras que su coalición con otras pequeñas fuerzas progresistas sólo llega al 27,2 %, una diferencia de casi 20 puntos con sus rivales.
El Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Giuseppe Conte, con el que Letta rompió su acuerdo electoral tras propiciar la caída de Draghi, tiene un 15% que le coloca por delante de la Liga (12,3%) y FI (8%) y que le permitirá jugar un papel importante en la oposición.
Mientras que el llamado “tercer polo”, formado por los centristas Acción e Italia Viva, y con quienes el PD tampoco llegó a un acuerdo, se sitúa en el 6,7 %.
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La abstención y el sistema electoral
En los resultados jugarán un papel importante los abstencionistas e indecisos, que según esos últimos sondeos rondaban el 40%, una cifra tan elevada que puede por si misma cambiar cualquier resultado, aunque en esta ocasión parece poco probable que la derecha no obtenga una mayoría absoluta.
También es clave el complejo sistema electoral, que favorece a las grandes coaliciones.
Se trata de un sistema mixto en el que el 61 % de los escaños son asignados por el método proporcional -en función del porcentaje de votos obtenidos- y el 37 % depende de un mayoritario con circunscripciones uninominales, donde la coalición -no el partido- que saque un voto más se llevará el escaño, mientras el .2% restante está reservado al extranjero.
Los expertos coinciden en que la derecha ha utilizado mejor las características de la ley electoral y que con su gran coalición podrían llegar a sumar el 70 % de la representación parlamentaria si gana en todos los colegios uninominales y la izquierda, mucho más fragmentada, ya advertido de que eso podría permitirle hacer cambios en la Constitución sin necesidad del consenso de los partidos o la ratificación de los ciudadanos en referéndum.