En la segunda jornada del juicio por la desaparición de Narumi Kurosaki, la abogada del chileno planteó una nueva arista de investigación: ADN de un trabajador de la casa de estudios en las manchas de sangre encontradas en la pieza de la joven.
El 29 de marzo comenzó el juicio contra el chileno Nicolás Zepeda, quien enfrenta cargos por homicidio doloso con premeditación tras el asesinato de su ex pareja, Narumi Kurosaki, joven japonesa desaparecida desde el 6 de diciembre de 2016 en Besanzón, Francia.
En el primer día de la audiencia, la cual se lleva a cabo en Francia, el chileno de 31 años negó haber asesinado a su ex pareja: “Quiero claramente decir que yo no maté a Narumi, niego con toda mi fuerza los cargos que se me reprochan”.
“Tengo presente a Narumi en mis pensamientos, la inmensa pena de su familia, de su mamá, no hay día que pasa que yo no los tenga presentes”, afirmó.
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El relato de los testigos
El primer testigo en declarar fue Cédric Castor, director administrativo de la Universidad de Franche-Comté y denunciante de la desaparición de la joven japonesa el día 13 de diciembre.
—¿Por qué se demoró en denunciar la desaparición?
Según Castor, Narumi le habría dicho por mensaje de texto a una amiga que tenía que ir a la ciudad francesa Lyon por motivos de su Visa, aunque el visado de la estudiante fue gestionado por el Consulado de Estrasburgo.
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Narumi Kurosaki y Nicolás Zepeda
Según el funcionario de la universidad, Narumi “acababa de romper con su novio francés, Arthur Del Piccolo y le habría escrito a un amigo coreano: ‘Tuve algunos problemas, una discusión con mi novio y creo que nos separaremos. Dañé mi pasaporte y tengo que ir a Lyon para que me lo hagan de nuevo. Necesito tiempo, creo que la semana que viene estaré mejor y volveré a clase. Gracias por preocuparte'”.
Posteriormente, declaró Nicole Poirie, profesora de francés de Narumi, y afirmó que instó a las autoridades de la universidad a denunciar la desaparición de la joven. Del mismo modo, habló sobre los supuestos mensajes que Kurosaki habría enviado.
“No era ella. Los estudiantes me mostraron estos mensajes. Puede parecer una tontería, pero recuerdo que habíamos trabajado la concordancia del participio pasado (…) los errores típicos de un estudiante japonés no son de este orden”, dijo.
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Además, sostuvo que “una vez la vi triste, pero no sé con qué estaba relacionado. A menudo los estudiantes japoneses son reservados, pero Narumi era todo lo contrario: tenía la sensación de que se comía la vida al máximo, con una auténtica alegría de vivir”.
Defensa de Zepeda apunta a Jonathan Cottet
Jonathan Cottet fue el tercer testigo en declarar. Era el encargado de la residencia universitaria donde se hospedaba Narumi y fue el primero en entrar a la pieza el día 12 de diciembre, momento en que se denunció la desaparición.
“La puerta estaba bien cerrada, abrí las cortinas. Encontré una habitación que estaba en muy buenas condiciones, muy ordenada e informé a universidad que no era la habitación de alguien que quería irse”, argumentó.
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Foto de la habitación de Narumi / L’Est Républicain
La defensa de Zepeda, encabezada por Jacqueline Laffont, abogada del ex presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, planteó la tesis de ADN de Cottet en las manchas de sangre encontradas en la pieza de Narumi.
“¿Por qué estaría mi sangre?”, preguntó Jonathan Cottet tras ser increpado por la defensa del chileno.
Etienne Manteaux, fiscal de Besanzón, intervino y aseveró que “es pintura que todavía está presente en el suelo seis años después”. Laffont respondió: “Son pinturas divertidas, ya que contienen el ADN del Sr. Cottet”.
Finalmente, Cottet añadió: “Vivo allí, a menudo doy la vuelta a los edificios. Mi ADN está por todo el campus”.