Desde que Donald Trump terminó su gobierno Melania se ha ido alejando cada vez más de la vida política y pública. Es así que sus cercanos aseguran que "ser primera dama de nuevo no es lo que ella quiere", y desde su residencia en Palm Beach abrió sus oficinas, alejándose de los discursos de su marido, de los eventos de caridad y obras públicas.
(CNN en Español) – Mientras Donald Trump discute públicamente su futuro político, jugando con un “lo hará/no lo hará” de cara a una posible candidatura a la Casa Blanca en 2024, al tiempo que ejerce su influencia en las primarias para las elecciones intermedias del próximo año, hay una persona clave que está notablemente en silencio. De nuevo.
Melania Trump, quizá la primera dama más reservada de la historia moderna, se ha retirado cada vez más de la vida pública desde que abandonó Washington el mes de enero. Solo se la ha visto públicamente una vez este verano, cuando los fotógrafos la vieron salir de la Torre Trump en Nueva York, acompañada por su hijo.
Aparte de eso, con la excepción de algunas publicaciones en Instagram de personas que la vieron por casualidad en el comedor del Club de Golf Bedminster del ex presidente, Melania Trump no ha puesto un pie delante de una cámara a propósito.
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El mes pasado, la ex primera dama regresó de su estancia veraniega en Nueva Jersey a Palm Beach, Florida, donde, según sus amigos, residirá a tiempo completo en Mar-a-Lago mientras Barron Trump asiste a un instituto privado. Abandonaría la vida en Manhattan que conoció antes de la Casa Blanca, un periodo que le concedió el mayor anonimato posible por ser la esposa de Donald Trump.
“Ser primera dama no es lo que Melania Trump quiere”
El desinterés de Melania Trump por la vida política pública es lo suficientemente profundo como para que ella misma le haya dicho a varios amigos que no solo no tiene intención de reforzar las infladas ambiciones políticas de su marido, sino que tiene cero deseos de volver a ver la Casa Blanca, según varias personas que hablaron con CNN sobre su mentalidad.
“Ser primera dama de nuevo no es lo que ella quiere”, dijo una de las personas, que tuvo una estrecha relación con Melania Trump durante su paso por la Casa Blanca. “Para ella, fue un capítulo… y se acabó, y ya está”.
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Considera que el impacto constante de su marido en el panorama del Partido Republicano es tarea de él, no de ella. “No la vas a ver en los mítines ni en los actos de campaña, aunque él diga ‘oficialmente’ que se vuelve a presentar”, comentó otra persona que conoce el desinterés que ha mostrado Melania Trump por apoyar al expresidente.
“En su lugar va a ser Lara (Trump, la esposa del hijo de Trump, Eric) o (Kimberly) Guilfoyle (la novia del hijo mayor de Trump, Don). Ellas tienen las mismas ganas que Trump de (presentarse) de nuevo; Melania, en absoluto”.
La oficina de Melania Trump no respondió a la solicitud de comentarios de CNN.
El hecho de que Trump no vaya a estar presente en la campaña —en caso de que la haya— no es inusual, dado su historial como esposa políticamente reticente. Mientras que la mayoría de los candidatos presidenciales hacen campaña con sus parejas, o les piden que lo hagan por su cuenta, a menudo confiando en ellas para atraer a las votantes, la idea de movilizar a un electorado “nunca fue lo suyo”, dijo la persona que estuvo cerca de ella durante los años de la Casa Blanca. Las apariciones en el camino en 2016 fueron escasas, en el mejor de los casos.
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De hecho, la respuesta “No” cuando el personal del entonces candidato Donald Trump le pedía que apareciera en los eventos era tan frecuente que, con el tiempo, “dejamos de pedirlo”, dijo un agente político que trabajó en el equipo de Trump en los primeros días. Cansada del escrutinio público y de la cobertura de la prensa, Melania Trump participó en menos de cinco entrevistas ante las cámaras y en ninguna con los medios impresos cuando era primera dama, una escasez inaudita.
Melania “dice ‘Hola'”
La ausencia de Melania Trump al lado de su marido en el puñado de mítines y discursos que ha pronunciado desde que dejó el cargo -la mayoría para hablar bien de un candidato republicano elegido o fustigar a los que se han opuesto a él, mientras repite mitos de que perdió injustamente las elecciones presidenciales- no es algo en lo que piensen sus simpatizantes.
“El hecho es que su base se acostumbró a no tenerla allí”, dijo un operador político que trabajó durante un tiempo con el entonces presidente Trump.
Y a sus seguidores tampoco les importó. “En cambio, ella hizo valer esta idea de que su no presencia era algo bueno. Se ponen a la defensiva porque no esté allí. Es bastante increíble cuando lo piensas”, añadió el agente.
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Mientras que Laura Bush era una hábil recaudadora de fondos y tiraba de las mujeres en campaña, y Michelle Obama era tan hábil hablando en público en nombre de su marido que la apodaban “the closer”, Melania Trump es tan buena no estando allí que ha normalizado la peculiaridad de su ausencia.
“El votante de Trump pone (a Melania Trump) en un pedestal. Están asombrados por su aspecto o por la forma en que básicamente no expresa ideas u opiniones, lo que ven como estoicismo y lealtad. Para ellos, eso es suficiente para la lealtad”, dijo el agente.
La persona que trabajó con Melania Trump durante los años en la Casa Blanca señaló el agotador calendario de una campaña, y las horas y horas en los estadios, esperando mientras su marido pronuncia largos discursos en los mítines. “Si no puede hacer todo eso, y la gente está de acuerdo con ello, ¿por qué no lo haría?”, señaló esta persona.
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En un discurso de 90 minutos en la Conferencia de Acción Política Conservadora de febrero, el ex presidente básicamente se dedicó a transmitir saludos, diciendo Melania, “(que) dice ‘Hola’, quién te quiere tanto como yo te quiero”. El público aplaudió.
En junio, en un mitin en Carolina del Norte, Trump volvió a jugar a ser sustituto, haciendo un guiño a la ausencia de su esposa al describir el viaje en las escaleras mecánicas de la Torre Trump hace años, cuando anunció su candidatura. “Tal y como dije en aquella hermosa mañana en la que bajé con nuestra futura primera dama de entonces, Melania”, añadiendo “quien manda sus saludos”.
La vida, ininterrumpida
La vida de Melania Trump ahora sigue siendo privada, más de lo que podría ser por la naturaleza de su papel en Washington. “Así es como le gusta. Cuanto más pueda ser privada y no estar en el ojo público, mejor”, dijo otra persona que la conoce desde hace más de una década. “Y no hay nada malo en ello. Quiero decir, si todas las personas del mundo observaran cada uno de tus movimientos durante cuatro o cinco años, y eso no te resultara cómodo… imagina lo desconcertante que debe haber sido”.
En febrero, Melania anunció la apertura de su oficina, que, según tres personas con conocimiento del tema, funciona actualmente desde Palm Beach con una plantilla de dos a tres empleados a tiempo completo, dos de los cuales ocuparon puestos en la Casa Blanca de Trump.
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La presentación de los esfuerzos oficiales de Trump después de la Casa Blanca se produjo a través de un tuit de febrero de la oficina, diciendo: “La señora Melania Trump está anunciando la apertura de la Oficina de Melania Trump. Por favor, siga esta cuenta para noticias y actualizaciones”.
Desde entonces, la cuenta ha sido una cadena de recuerdos y agradecimientos, sin anuncios sobre objetivos de iniciativas en curso, políticas, eventos de caridad, discursos o apariciones públicas.