A menos de dos semanas de su regreso a la Casa Blanca, múltiples comunidades se han movilizado en las grandes urbes de Estados Unidos en contra de las medidas adoptadas por el mandatario republicano, las cuales han generado fuertes cuestionamientos sobre su legalidad y la posible violación de derechos.
Desde las primeras semanas del retorno de Donald Trump al poder, se han intensificado las protestas en diversas ciudades de Estados Unidos.
Las manifestaciones, que abarcan una amplia gama de temas, se centran especialmente en la oposición a las políticas migratorias implementadas por la administración Trump, así como en los derechos humanos y de género.
Uno de los focos más destacados de estas protestas ha sido la reacción a las recientes redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), que han resultado en más de 5.500 arrestos de inmigrantes indocumentados desde el 23 de enero.
Activistas y grupos de derechos civiles han expresado su preocupación por el impacto de estas políticas en las comunidades migrantes, acusando al gobierno de criminalizar a los inmigrantes sin considerar su situación legal o humana.
Además de las protestas en contra de las deportaciones, se ha visto un creciente apoyo a la causa palestina, con numerosas manifestaciones de carácter pro-palestino en varias ciudades del país.
Estas marchas se han sumado al clima de descontento generalizado, que también incluye movilizaciones en defensa de los derechos de las mujeres y la comunidad LGBTQ+, abogando por una mayor protección y reconocimiento de sus derechos en medio de políticas que consideran regresivas.
Este conjunto de manifestaciones ha sido descrito como una de las más grandes olas de protesta desde el regreso de Trump a la presidencia, un claro indicio del rechazo popular a las decisiones de su gobierno, especialmente en lo que respecta a temas migratorios y derechos humanos.
Las protestas no solo se han limitado a las grandes urbes, sino que también se han extendido a diversos estados, donde miles de personas han tomado las calles para alzar su voz en contra de las políticas implementadas durante las primeras semanas de su mandato.
Los cumpleaños de los presidentes en ejercicio suelen pasar desapercibidos. Desde reuniones internacionales hasta supervisión de desastres, Gabriel Boric y Sebastián Piñera han mantenido un perfil bajo en estas fechas, priorizando la gestión por sobre la celebración personal.
