En un intento por escapar de la mala situación económica que vivían en Túnez, un grupo de personas se embarcó con rumbo a Italia, específicamente a la isla Lampedusa. Sin embargo, las mortíferas corrientes terminaron con la vida de la mayor parte del grupo.
(CNN) — Al menos 20 inmigrantes africanos murieron cuando su barco se hundió frente a Túnez el jueves cuando intentaban cruzar el Mediterráneo hacia la isla italiana de Lampedusa, dijo un funcionario de seguridad tunecino.
El guardacostas rescató a cinco personas y estaba buscando a otras 20 que aún estaban desaparecidas, agregó el funcionario.
“El barco se hundió a unas seis millas de la costa de Sfax. Se recuperaron veinte cuerpos, se rescataron otros cinco, y todos son del África subsahariana“, dijo el funcionario de seguridad, Ali Ayari.
Alrededor de 45 personas estaban en el barco cuando se hundió, añadió.
La costa cerca de la ciudad portuaria tunecina de Sfax se ha convertido en un importante punto de partida para las personas que huyen de los conflictos y la pobreza en África y Oriente Medio y buscan una vida mejor en Europa.
Países como Italia y Malta han visto un aumento en las llegadas por mar este año desde Túnez, donde el alto desempleo y las condiciones socioeconómicas inciertas han impulsado la migración, y desde Libia, donde el conflicto y la guerra fueron un factor importante, según cifras de las Naciones Unidas. Alto Comisionado para los Refugiados (Acnur).
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La difícil situación de los migrantes se ha visto agravada por la pandemia de coronavirus.
Pero las respuestas europeas a menudo han sido brutales. Las organizaciones humanitarias dicen que los retrocesos en las fronteras en países como Grecia, la ausencia de rescates marítimos en el Mediterráneo y los arreglos de cuarentena del coronavirus no saludables han creado enormes desafíos.
Las muertes del jueves se suman a la ya larga lista registrada este año, incluso con las restricciones de viaje de COVID-19 vigentes.
1.111 migrantes perecieron en el Mediterráneo en 2020, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
El mes pasado, al menos 74 migrantes murieron en un naufragio frente a la costa de Khums, Libia, con niños entre los muertos.
Se informó que el barco transportaba a más de 120 personas, entre ellas mujeres y niños, según la OIM.
Y en octubre, al menos 140 migrantes se ahogaron frente a la costa de Senegal en lo que la OIM describió como el naufragio más mortífero de este año.
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En una declaración de noviembre, el Jefe de Misión de la OIM en Libia, Federico Soda, dijo que “la creciente pérdida de vidas en el Mediterráneo es una manifestación de la incapacidad de los Estados para tomar medidas decisivas para redesplegar la capacidad de búsqueda y rescate dedicada y muy necesaria en el mar más mortífero para cruzar“.
Soda pidió un cambio en el “enfoque inviable hacia Libia y el Mediterráneo, incluido el fin de los retornos al país y el establecimiento de un mecanismo de desembarco claro seguido de la solidaridad de otros estados”.
“Miles de personas vulnerables siguen pagando el precio de la inacción tanto en el mar como en tierra”, dijo.
Las muertes relacionadas con la migración a menudo no se notifican ni se registran, según la OIM, que también dijo que la pandemia ha dificultado la recopilación de esos datos.
Experto en política estadounidense y ex subsecretario de Asuntos Hemisféricos de EE.UU., el cientista político chileno analiza las elecciones presidenciales y su impacto en la relación de EE.UU. con América Latina.
