43 mujeres latinoamericanas denuncian al Opus Dei por trata de personas, explotación y servidumbre

Por CNN Chile

02.08.2022 / 10:28

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Una de las víctimas reveló que tenía que llevar una liga de alambre con puntas en la pierna y rezar dándose latigazos en la espalda. "Lo que te dicen siempre es que si Jesús y los grandes santos soportaron tanto dolor, cómo tú no lo vas a soportar", aseguró.


En septiembre del 2021, 43 mujeres latinoamericanas, específicamente de Argentina, Paraguay y Bolivia, denunciaron ante el Vaticano ser víctimas de trata de personas, explotación y reducción a la servidumbre por parte de la organización católica Opus Dei. A casi un año de la denuncia, la orden religiosa anunció la creación de la Comisión de Escucha y Estudio.

Las víctimas, integrantes de familias sin recursos económicos, tenían entre 12 y 16 años en las décadas de los ’70, ’80 y ’90 cuando fueron reclutadas por el Opus Dei. En conversación con BBC Mundo, una de las denunciantes, Alicia Torancio (Argentina), explicó lo que vivió junto a la organización religiosa.

Respecto a comisión creada por el Opus Dei, Torancio dice: “¿Cómo esperan que alguien vaya a denunciar el abuso y explotación al que lo abusó y explotó?“.

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Llegó a los 16 años con la promesa de trabajar como integrante del servicio doméstico, el cual incluía alojamiento en la Escuela de Mucamas a través del Instituto de Capacitación Integral de Estudios Domésticos (perteneciente al Opus Dei): “Cuando llegas te empiezan a hacer la cabeza, te dicen que tienes vocación para ser santa”.

En el instituto comenzó a vivir el “plan de vida”, el cual consiste en levantarse a las 6 de la mañana, bañarse con agua fría y estudiar textos de Escrivá de Balaguer. Además, le entregaron una liga de alambre con puntas, un cilicio y un látigo con un manojo de sogas trenzadas y enceradas: La instrucción era llevar el alambre ajustado en la pierna dos horas al día y rezar dándose latigazos en la espalda.

Te cortan los vínculos con tu familia y con el mundo de afuera, pero además tienes prohibido hacerte amiga de alguna de tus compañeras. Tampoco podía compartir con mi hermana (que también era parte de la institución). Te observan todo el tiempo y enseguida te llaman la atención”, comentó Alicia, quien asegura que al interior del instituto “te convierten en una máquina“.

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A los 22 años, la mujer fue nombrada jefa de cocina y comenzó a sufrir crisis y fue atendida por una psiquiatra del Opus Dei, quien le afirmó que no tenía nada y que fingía su depresión: “Lo que te dicen siempre es que si Jesús y los grandes santos soportaron tanto dolor, cómo tú no lo vas a soportar“.

Tras eso, logró que la atendiera una psiquiatra fuera del Opus Dei. Le recetaron pastillas, pero después “volvía a caer”. “Llegué a tomar siete u ocho pastillas por día. O más. Era una zombie y pesaba 45 kilos porque no podía comer. Caí en un pozo y empecé a tener ideas suicidas. No lograba levantarme. Estuve tan mal que en un momento le pidieron permiso a mi familia para tratarme con electroshock, pero por suerte dijeron que no”.

Después de una sobredosis de pastillas, la mujer estuvo internada en un psiquiátrico y desde el Opus Dei le dieron permiso para irse a casa con su familia. “Fíjate el lavado de cabeza que te hacen que yo les decía que me iba porque era mala imagen para ellos. Sentía que no servía, que le había fallado a Dios“.

Todo el trabajo que realizó los 13 años que estuvo con el Opus Dei fue gratuito: “A nosotras no nos decían que estábamos trabajando. Nos decían que nos estábamos santificando, que lo que Dios nos pedía era servir y que así estábamos ayudando a transformar el mundo”.