Este domingo 4 de febrero son las elecciones, enfrentando diversos cuestionamientos, ya que la Constitución prohíbe la reelección inmediata. No obstante, Bukele pudo presentarse como candidato tras un fallo de la Corte Suprema. En la siguiente nota, revisa su historia y trayectoria política.
Nayib Bukele busca un segundo mandato como presidente de El Salvador en las elecciones del 4 de febrero, a las que llega con el control total del Estado y una alta popularidad -la intención de voto de algunas encuestas lo colocan como el favorito para ganar-. Pese que la Constitución prohíbe la reelección inmediata, Bukele pudo postularse gracias a un fallo de la Corte Suprema que ordenó al Tribunal Supremo Electoral que permitiera su candidatura.
Así es la carrera y vida familiar de Bukele, el carismático y controvertido mandatario que llegó al poder en 2019 y transformó la manera de gobernar en el país centroamericano.
Vida personal y carrera
- Fecha de nacimiento: 24 de julio de 1981.
- Lugar de nacimiento: San Salvador, El Salvador.
- Nombre de nacimiento: Nayib Armando Bukele Ortez.
- Padre: Armando Bukele Kattán, un químico y empresario descendiente de una familia de inmigrantes palestinos.
- Madre: Olga Ortez.
- Matrimonio: Tras 10 años de noviazgo, se casó en diciembre de 2014 con la psicóloga, educadora y bailarina Gabriela Rodríguez. “El amor de su vida”, como ha dicho públicamente el propio Bukele, lo acompaña en la mayoría de sus actividades políticas.
- Hijos: Bukele y Rodríguez tienen dos hijas: Layla, de 4 años, y Aminah, quien nació en noviembre de 2023, según anunció el mandatario a través de cuenta de X.
- Educación: Tras graduarse del bachillerato en 1999, Bukele empezó a estudiar la carrera de Ciencias Jurídicas en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA El Salvador), pero no terminó, según su biografía publicada por el Barcelona Centre for International Affairs.
Trayectoria empresarial y política
Antes de incursionar en la política, Bukele era empresario de la publicidad, un negocio que había fundado su padre y desde el cual proveía servicios al Gobierno del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), la antigua guerrilla de izquierda que, dos décadas después de terminada la Guerra Civil, gobernaría el país por 10 años.
Tras graduarse del bachillerato, decidió integrarse a la agencia de publicidad de la familia llamada Obermet, de la que también fue presidente. Además, fue presidente del concesionario de motos Yamaha en El Salvador.
Bukele, seguidor declarado del Alianza, equipo de la primera división del fútbol salvadoreño, inició su vida política en el FMLN. Fue alcalde, por ese partido, del municipio de Nuevo Cuscatlán —ubicado a 8,5 kilómetros de San Salvador— de 2012 a 2015.
Tres años después, también con el FMLN, fue elegido alcalde de San Salvador, lo que terminó siendo la plataforma para conseguir más tarde su candidatura a la presidencia. En la capital, Bukele impulsó la recuperación del Centro Histórico bajo la idea de que “lo público no debe ser menos que lo privado”, por lo que sus detractores lo acusaban de “populista”.
En 2017, fue expulsado por el Tribunal de Ética del FMLN tras declararlo “culpable” de promover la división del partido y por agresiones verbales y físicas contra una congresista de la organización política, entre otras acusaciones.
Bukele llegó al poder en 2019 como el “presidente millennial” más joven de América Latina, que con su carisma atrapó la atención no solo de los salvadoreños, sino de toda una región. Han pasado casi cinco años desde entonces y, a pesar de que algunas encuestas reflejan una alta popularidad, analistas y observadores internacionales han criticado duramente su política de seguridad por su impacto sobre la situación de los derechos humanos. Ahora, se presenta en busca de la reelección.
La gestión del presidente salvadoreño no ha estado exenta de polémica: desde romper con el bipartidismo que se instauró en el país tras la Guerra Civil, tomarse selfies en la ONU y su manera desenfadada de comunicarse en las redes sociales hasta —aunque nunca lo admitió públicamente— negociar con las pandillas, irrumpir en un Congreso reticente con militares y policías armados, y gobernar bajo un régimen de excepción, que se ha prorrogado por casi dos años.