Un retriever de Chesapeake se ha convertido en la mejor ayuda para identificar los hábitats de animales que están en peligro de extinción.
Seamos realistas: a todos los perros les gusta olfatear el excremento. Pero este perro también huele otra cosa: la oportunidad.
Train, un retriever de Chesapeake, olfatea las heces de animales salvajes esquivos como los jaguares y los leopardos tigres en nombre de la conservación.
Puede parecer una tarea desagradable, pero las muestras de estiércol son minas de oro para investigadores como la propietaria de Train, la bióloga conservacionista Karen DeMatteo.
DeMatteo y un equipo de investigación en Argentina están tratando de identificar los hábitats de animales en peligro de extinción, pero es difícil determinar dónde viven los animales si ni siquiera pueden encontrarlos.
Ahí es donde entra Train.
“Todos los animales dejan popó en el bosque”, dice DeMatteo.
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El excremento puede revelar mucho, como de qué especie es un animal e incluso su sexo. “Puedes averiguar qué hábitats les gustan y cuáles evitan”, dice DeMatteo.
Usando estos datos, ella y el resto de su equipo determinan qué áreas silvestres (o corredores naturales) deben priorizarse en los esfuerzos de conservación.
“En todas partes la gente se está expandiendo”, dice DeMatteo. “Podemos tratar de descubrir áreas donde posiblemente coincidan los seres humanos y la vida silvestre. Podemos identificar áreas que necesitan más trabajo, áreas que son grandes corredores, o áreas que han sido un poco olvidadas por la causa”.
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Train era demasiado hiperactivo para convertirse en un perro detector de drogas
Train fue originalmente un perro de rescate de la Humane Society. Primero ingresó a un programa de entrenamiento para perros detectores de drogas, pero no funcionó. “Reprobó en la escuela de narcóticos porque tenía mucha energía”, dice DeMatteo. “Era como un toro en un armario de porcelana”.
Así que su dueña le encontró a Train una trayectoria profesional más adecuada.
En ese momento, DeMatteo estaba buscando perros para ir a la provincia argentina de Misiones para trabajar en un proyecto de investigación. Como Train ya sabía lo básico sobre la detección de drogas, era un candidato viable.
A Train no podía importarle menos buscar heces en lugar de drogas: todo lo que quería era jugar a la pelota al final.
Su enorme energía puede haber sido un obstáculo en la escuela de narcóticos, pero fue un rasgo bienvenido en Argentina, donde atravesó vastas extensiones de áreas silvestres. El año pasado, Train recorrió unos 1.000 kilómetros de bosque argentino en busca de estiércol de animales.
“Train era una máquina”, dice DeMatteo. “Simplemente lo cambiamos para usar toda esa energía en registrar grandes áreas y encontrar las heces”.
Pero su energía es perfecta para inspeccionar grandes hectáreas
El equipo de DeMatteo usa perros para confirmar la ubicación de corredores de múltiples especies, caminos que pasan a través de áreas desarrolladas y que les permiten a los animales salvajes viajar entre sus hábitats silvestres.
Antes, la mayor parte de estudios similares se realizaban con cámaras instaladas en la intemperie, equipadas con sensores para fotografiar a los animales a medida que pasaban. Pero ese método no es el más eficiente pues los científicos deben esperar a que los animales crucen el camino donde se encuentra la cámara. Además, las cámaras pueden ser robadas.
Pero el uso de Train, junto con un border collie llamado April, les ha abierto las puertas a los investigadores. Por ejemplo, los terratenientes privados que podrían haber dudado en permitir que hubiera cámaras-trampa en su propiedad son más receptivos con los perros.
“Temen que uno vaya a quitarles su tierra o a hacer algo extraño, y les explicamos que solo queremos buscar heces y descubrir adónde se están moviendo los animales. Y son como ‘Ah, está bien, ¿puedo ir?”, dice DeMatteo.
Aunque Train está cerca de los 12 años, no muestra señales de querer detenerse. Va para Nebraska a fines de este año para rastrear pumas.
A veces los investigadores se despiertan después de caminar largas distancias y desean un día libre. Pero tienen que mantener el ritmo de Train, que siempre se levanta listo para salir. “Uno queda como, ‘Dios mío, ¿cómo lo hace?’”, dice DeMatteo.
Ella admite que el trabajo puede ser agotador para los seres humanos. Pero dice que trabajar junto a Train lo compensa.
“Levantarse y trabajar con un perro todos los días hace que la vida sea realmente genial”.