El poder político de la energía en Europa es tal, que el nuevo gaseoducto que llevaría el recurso de Rusia a Alemania, Nord Stream 2, podría contribuir a cambiar el equilibrio de las influencias en el viejo continente. CNN en Español investigó sobre la historia del proyecto y sus implicancias en la escalada de tensiones del gigante euroasiático y Ucrania.
(CNN en Español) – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo este lunes que el gas natural no fluirá hacia Alemania a través del gasoducto ruso Nord Stream 2 si Moscú ordena una invasión de Ucrania.
¿Qué tiene que ver un gasoducto submarino de US$ 11 mil millones entre Rusia y Alemania con Ucrania? ¿Y por qué es tan importante? La respuesta tiene que ver con la forma en que Europa obtiene su energía.
De Rusia a Alemania
El gasoducto de 1.207 kilómetros se completó en septiembre de 2021, pero aún no ha recibido la certificación final de los reguladores alemanes. Cuando esté en funcionamiento, impulsará el suministro de gas directamente de Rusia a Alemania.
Estados Unidos, Reino Unido, Ucrania y varios países de la Unión Europea han manifestado su oposición al gasoducto desde que se anunció en 2015, advirtiendo que el proyecto aumentaría la influencia de Moscú en Europa.
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Nord Stream 2 podría suministrar 55 mil millones de metros cúbicos de gas al año. Eso es más del 50% del consumo anual de Alemania y podría suponer ingresos de hasta US$ 15 mil millones para Gazprom, la empresa estatal rusa que controla el gasoducto, en función de su precio medio de exportación en 2021.
La energía es política
La energía es una cuestión política de primer orden en Europa central y oriental, donde el suministro de gas procedente de Rusia desempeña un papel esencial en la generación de electricidad y la calefacción doméstica. Los precios del gas natural ya están cerca de los máximos históricos en Europa, y un conflicto en Ucrania podría suponer mayores dificultades para los consumidores.
Como el principal cliente de gas de Rusia, Alemania ha intentado mantener el Nord Stream 2 al margen de la política mundial. Pero la cuestión se ha vuelto inevitable después de que Rusia acumuló más de 100 mil soldados cerca de su frontera con Ucrania.
Las disputas sobre los precios de la energía han plagado la relación entre Rusia y Ucrania desde el colapso de la Unión Soviética en 1991, con Rusia cortando el suministro de gas a su vecino en varias ocasiones.
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En los últimos meses, Rusia ha negado que utilice la energía para presionar a Europa. Pero la Agencia Internacional de la Energía culpa a Moscú de contribuir a la actual crisis europea del gas al suministrar menos de lo que podría.
Nord Stream 2 podría contribuir a cambiar el equilibrio de poder en Europa en materia de energía. De momento, Rusia necesita a Ucrania, porque una gran cantidad del gas que vende a Europa fluye hacia el resto del continente a través del país.
¿Qué dicen los principales actores?
El Nord Stream 2 fue uno de los temas principales cuando el canciller alemán, Olaf Scholz, visitó la Casa Blanca el pasado lunes. “Si Rusia invade… Ya no habrá Nord Stream 2“, dijo Biden durante una conferencia de prensa conjunta con Scholz. “Le pondremos fin”, añadió el presidente de Estados Unidos.
Scholz dijo que Alemania estaba dispuesta a actuar junto con Estados Unidos. Consultado específicamente sobre si Alemania estaba preparada para desconectar el gasoducto, el canciller dijo que “estamos absolutamente unidos“.
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¿Puede Estados Unidos acabar con Nord Stream 2?
Los funcionarios de Estados Unidos han dejado claro que tomarán medidas para suspender Nord Stream 2 si el presidente de Rusia, Vladimir Putin, ordena una invasión de Ucrania. Sin embargo, han sido mucho menos específicos sobre cómo lo lograrían. “Les prometo que podremos hacerlo”, dijo Biden el lunes cuando se le pidió más detalles.
Estados Unidos golpeó con sanciones legislativas al gasoducto en 2017, 2019 y 2020, según el Servicio de Investigación del Congreso. En enero de 2021, el gobierno de Trump incluso impuso sanciones a una barcaza de colocación de tuberías que Gazprom utilizó para construir el Nord Stream 2.
Aun así, se completó, lo que ha suscitado dudas sobre si las sanciones adicionales serían efectivas para evitar su funcionamiento. “Los funcionarios de Estados Unidos sugieren que la capacidad de la administración para impedir que el gasoducto entre en funcionamiento es limitada, incluso con sanciones adicionales”, escribieron en diciembre los analistas del Servicio de Investigación del Congreso. Alemania tiene mucho más control sobre el proyecto. Pero también tiene mucho más en juego.
La visión desde Berlín y Moscú
Rusia representa más de la mitad de las importaciones de gas de Alemania. La relación se remonta a décadas atrás, cuando ex canciller Gerhard Schröder se comprometió en el año 2000 a eliminar progresivamente las centrales nucleares alemanas, una política que continuó su sucesora, Angela Merkel.
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Schröder también ayudó a orquestar el acuerdo para construir el primer gasoducto Nord Stream, que corre paralelo al Nord Stream 2, y asumió un puesto como jefe del comité de accionistas poco después de dejar el cargo. La semana pasada fue propuesto para formar parte de la junta administrativa de Gazprom.
El gigante ruso del gas es el único accionista de Nord Stream 2, pero el 50% del costo total del proyecto lo aportan cinco empresas energéticas europeas, entre ellas las alemanas Wintershall y Uniper. Los otros patrocinadores son la británica Shell, la francesa Engie y la austriaca OMV.
Ulrich Speck, profesor invitado del German Marshall Fund, dijo que Alemania invirtió en Rusia durante las dos últimas décadas con la esperanza de modernizar el país y provocar un cambio político. “Ahora todas estas relaciones económicas se están volviendo geopolíticamente problemáticas y [Alemania tiene que] revisar su actitud hacia Rusia“, dijo Speck durante una mesa redonda en el Instituto Hudson el lunes.
Según Kadri Liik, miembro del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, sería legalmente complicado que Alemania abandonara el gasoducto Nord Stream 2. También dijo que la importancia del gasoducto es “totalmente exagerada”. “Puede que Putin quiera el Nord Stream 2, pero no lo quiere tanto. Definitivamente quiere más a Ucrania que a ese gasoducto, así que no es algo que se pueda utilizar para disuadir a Putin”, dijo Liik durante un panel de discusión organizado por la Fundación Carnegie.
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Grandes consecuencias
Estados Unidos y sus aliados se apresuran a elaborar planes de contingencia en caso de que los suministros de gas ruso se vean comprometidos por el conflicto en Ucrania. La Casa Blanca dijo el mes pasado que estaba hablando con países y empresas para aumentar la producción. También están tratando de identificar fuentes alternativas de gas natural que puedan ser desviadas a Europa.
Pero a Europa le costaría sobrevivir mucho tiempo sin el gas ruso, y encontrar fuentes alternativas supone un enorme reto logístico. La construcción de nuevos gasoductos e instalaciones para licuar el de gas lleva años. Y la reorientación de grandes volúmenes del combustible fósil en un momento en el que el mercado mundial y las redes de transporte ya están al límite, requeriría la cooperación de los principales exportadores de gas, como Qatar, que podría no tener mucho margen de maniobra.
Nikos Tsafos, experto en energía del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, dijo recientemente a CNN Business que las pequeñas interrupciones del suministro podrían dañar, pero no romper, el sistema. Sin embargo, en el peor de los casos, un freno total del gas ruso sería una historia diferente.
“Un corte de los flujos de gas a través de Ucrania es doloroso pero manejable”, dijo Tsafos. “Un corte total de las exportaciones energéticas por parte de Rusia sería catastrófico. No hay forma de que Europa sustituya esos volúmenes de forma significativa“.