El integrante del Consejo de Riesgos Estratégicos en Estados Unidos, Andrew Weber, recalcó que Ucrania cumple con la convención de la ONU sobre las armas químicas y biológicas, un tratado que prohíbe a los países el desarrollo de este tipo de armamento.
(EFE) – No hay evidencia alguna de que Ucrania aloje laboratorios de armas biológicas financiados por Estados Unidos, como sostienen mensajes en redes sociales e instituciones rusas que justifican la invasión con esta teoría sin pruebas que respalden la veracidad de las acusaciones.
Desde que comenzó la invasión rusa de Ucrania recorre las redes la tesis de que este país alberga un importante número de centros secretos donde desarrolla armas biológicas, sufragados por Washington, pero la teoría ha logrado una repercusión más amplia después de que el propio Kremlin comenzara a difundirla.
Asimismo, el Ministerio de Defensa ruso aseveró que en estos centros se realizaron experimentos con “muestras de coronavirus de murciélagos” y se llevó a cabo un proyecto para “estudiar la transferencia de patógenos por parte de las aves silvestres que migran entre Ucrania y Rusia”.
Las afirmaciones carecen de fundamento, ya que los documentos aportados por Moscú no demuestran que Ucrania desarrollara armas biológicas, como explican expertos a EFE, y las publicaciones que apuntan a estos supuestos tampoco aportan pruebas fehacientes.
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Documentos rusos que no prueban las acusaciones
Rusia publicó varios documentos como prueba de que se había ordenado a laboratorios ucranianos destruir patógenos “especialmente peligrosos de la peste y el ántrax” el mismo día que comenzó la invasión.
Sin embargo, expertos consultados por EFE aseguran que en estas listas “no incluyen ningún patógeno que pueda utilizarse como arma biológica”.
Así, Andrew Weber, miembro del Consejo de Riesgos Estratégicos en Estados Unidos, señaló que son “patógenos endémicos comunes” que se encuentran en laboratorios de control de enfermedades del Ministerio de Sanidad “porque son de interés para la salud pública en Ucrania”.
Esos centros cumplen su función para “preservar la salud pública y animal” y evitar “futuras pandemias o epidemias”, subrayó Weber, quien fue subsecretario de Defensa de EE.UU. para el programa de Defensa Nuclear, Química y Biológica durante el mandato del presidente Barack Obama.
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Manejar patógenos es fundamental para detectar enfermedades
Este especialista precisó que Ucrania cumple con la convención de la ONU sobre las armas químicas y biológicas, un tratado que prohíbe a los países el desarrollo, la producción, el almacenamiento, la transferencia y el empleo de este tipo de armamento.
Por su parte, el experto en armas químicas Marc Michael explicó que el hecho de que un determinado patógeno pueda causar una enfermedad al ser humano “no significa que sea un arma biológica”.
Del mismo modo, la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha trabajado con laboratorios ucranianos en los últimos años, destacó que es habitual que los laboratorios públicos de salud manejen una serie de “agentes infecciosos”, algo fundamental para “cualquier país” en su labor de “detectar y responder a enfermedades infecciosas”.
La OMS confirmó asimismo que, tras la invasión de Rusia, recomendó a las autoridades ucranianas destruir “patógenos de alta amenaza” en caso de que la “bioseguridad y la bioprotección de los laboratorios puedan verse comprometidas”, si bien la organización “no supervisa ni justifica este proceso”.}
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Sin rastro de programas de armas biológicas en Ucrania
Frente a las afirmaciones de Rusia, EE.UU. desmintió su implicación en eventual desarrollo de armas biológicas en Ucrania y señaló que su participación en proyectos de salud e investigación en ese país se engloba dentro de su programa para la reducción de amenazas biológicas que opera desde 2005 y en el que colabora también con otros países.
En un comunicado, el Departamento de Defensa explicó que Estados Unidos comenzó a trabajar con Ucrania para “reducir el riesgo” del material biológico desarrollado en el marco del programa de armas biológicas en la extinta Unión Soviética y que, tras la disolución de la URSS, permaneció en centros controlados por las autoridades ucranianas.
Asimismo, la ONU confirmó en rueda de prensa que no tiene constancia alguna de la existencia en Ucrania de programas ilegales de armas químicas y biológicas.
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Versiones cambiantes para justificar la invasión
Moscú ha ido cambiando sus motivos para invadir Ucrania, de modo que, en un primer momento, acusó al bloque occidental de querer acercarse a sus fronteras y, más adelante, justificó la invasión con el argumento de proteger a los ciudadanos de “los abusos y el genocidio” que el Gobierno ucraniano perpetraba desde hace ocho años en las autoproclamadas repúblicas separatistas de Donetsk y Lugansk.
Y, según recuerda Gregory Koblentz, experto en biodefensa de la Escuela de Política y Gobierno Schar de la Universidad George Mason, ya en 1980 los soviéticos difundieron el rumor de que los estadounidenses habían “inventado” el virus del VIH y estaba siendo “utilizado” como arma biológica.
Desde entonces, continúa Koblentz, ese tipo de campaña de desinformación ha sido “bastante agresiva” y ha tenido en su diana no solo a Estados Unidos, sino también a Georgia y Ucrania.
Tampoco hay que olvidar el antecedente de 2003 en el uso del pretexto de las armas biológicas o químicas para justificar una invasión, cuando Estados Unidos aseguró que Irak contaba con armas de destrucción masiva, una afirmación cuya falsedad demostraron más adelante los inspectores de desarme enviados por la ONU.