Durante un discurso en Bélgica, el sumo pontífice comparó la crisis con la tragedia bíblica de los Santos Inocentes y pidió perdón a las víctimas.
Palacio de Laeken, Bélgica (CNN) — El papa Francisco se ha comprometido a erradicar la “lacra” del abuso sexual clerical después de primer ministro de Bélgica le instó en términos inusualmente francos para tomar medidas concretas.
Francisco se dirigió a los líderes políticos el viernes en la residencia oficial del rey de Bélgica, un país donde devastadores escándalos de abuso clerical han estallado en los últimos años.
Antes de que hablara, tanto el rey belga como el primer ministro Alexander de Croo plantearon el tema en sus discursos, este último dirigiéndose directamente al papa, en observaciones que subrayan cómo la crisis de los abusos ha llegado a dominar la atención nacional belga.
“Usted se ha comprometido a adoptar un enfoque justo y equitativo. Pero el camino aún es largo”, dijo el primer ministro a Francisco. “Si algo va mal, no podemos aceptar encubrimientos. Eso perjudica el valioso trabajo realizado por todos. Por eso, hoy no bastan las palabras. Se necesitan medidas concretas. Las víctimas deben ser escuchadas. Deben ocupar un lugar central. Tienen derecho a la verdad”.
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Y añadió: “Para mirar hacia delante, la Iglesia debe aclarar su pasado”.
En sus declaraciones, Francisco comparó la crisis de abusos de la Iglesia con la historia bíblica de la orden del rey Herodes de que todos los niños varones de dos años o menos fueran ejecutados.
“Esta es la vergüenza, la vergüenza que todos debemos tomar en nuestras manos hoy y pedir perdón y resolver el problema, la vergüenza del abuso, del abuso infantil”, dijo el papa. “Pensamos en la época de los Santos Inocentes y decimos: ‘Qué tragedia’. Pero hoy, en la Iglesia misma existe este crimen”.
Dijo que “la Iglesia debe avergonzarse y pedir perdón y tratar de resolver esta situación con humildad cristiana y poner todas las posibilidades para que esto no vuelva a suceder”.
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El sumo pontífice, de 87 años, que hace una visita de tres días a Bélgica tras pasar una jornada en Luxemburgo, insistió en que los abusos son una “lacra que la Iglesia está afrontando con firmeza y decisión, escuchando y acompañando a los que han sido heridos, y poniendo en marcha un programa de prevención en todo el mundo”.
En los últimos 30 años han salido a la luz en Bélgica terribles revelaciones de abusos sexuales por parte de clérigos, como el caso de un antiguo obispo que abusó de dos de sus sobrinos.
El escándalo se ha cernido sobre el viaje del papa, durante el cual se espera que Francisco se reúna también con 15 supervivientes de abusos.
Entretanto, la Iglesia belga también se ha visto envuelta en un escándalo de adopciones forzadas. Una investigación de un periódico flamenco indica que unas 30 mil monjas belgas estuvieron implicadas en casos en los que se separó a recién nacidos de sus madres entre 1945 y 1980.
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En la mayoría de los casos se trataba de mujeres jóvenes y solteras cuyos padres querían que los embarazos se mantuvieran en secreto.
Francisco también se refirió a este escándalo en su discurso: “Me ha entristecido conocer la práctica de las ‘adopciones forzadas’ que también tuvo lugar aquí, en Bélgica, entre los años cincuenta y setenta. En esas historias conmovedoras, vemos cómo el fruto amargo de la maldad y la criminalidad se mezclaba con lo que, por desgracia, era la opinión predominante en todas las partes de la sociedad en aquella época”.
El papa dijo que estos casos ocurrieron porque la “familia y otros actores de la sociedad, incluso dentro de la Iglesia” pensaban que dar niños en adopción era una forma de evitar el desafortunado estigma que recaía sobre las “madres solteras”.
Dijo que la lección del escándalo de la adopción es que la Iglesia “nunca (debe) conformarse con la cultura predominante”, incluso si esa cultura se alinea superficialmente con los valores de la iglesia. Esto, dijo, puede ocurrir de forma “manipuladora” y causar “sufrimiento y exclusión”.