La política en Argentina ha sido definida durante los últimos 70 años por el apoyo o rechazo a un movimiento político: el peronismo. Pero, ¿de qué se trata y cómo llego a tener la importancia que tiene en el país trasandino?
(CNN en Español) – Durante los últimos 70 años, la política en Argentina ha estado determinada principalmente por el apoyo o la oposición a un movimiento político: el peronismo.
¿Pero qué es exactamente, qué propone y cómo llegó a convertirse en una fuerza de tal importancia que sigue vigente?
Los orígenes
El peronismo surgió en la década de 1940 alrededor del entonces coronel Juan Domingo Perón, un militar y funcionario en ascenso de la dictadura de iniciada en 1943 (dirigida por los presidentes de facto Pedro Ramírez y luego Edelmiro Farrell).
En 1945 Perón fue encarcelado por el propio gobierno al que pertenecía, y el 17 de octubre de ese año miles de sus seguidores, trabajadores conocidos como “descamisados”, se movilizaron pidiendo su libertad.
Se considera a este momento como el nacimiento del peronismo, y los peronistas aún celebran cada 17 de octubre como el “Día de la Lealtad”.
Tras recuperar su libertad, Perón ganó las elecciones de 1946 compitiendo por el Partido Justicialista, nombre oficial del peronismo como fuerza política que se mantiene hasta hoy, y se convirtió en presidente de Argentina. Fue reelecto en 1952, tras modificar la Constitución.
¿Qué propone el peronismo?
Durante sus dos primeros gobiernos, Perón consolidó su popularidad con leyes y asistencia social enfocadas en los trabajadores y los más humildes, centrado en los derechos sociales y laborales en el marco de la justicia social. Su segunda esposa, Eva Duarte de Perón –o, simplemente, “Evita”–, impulsó a su vez el voto femenino.
“Hay tres banderas históricas que están vinculadas al desarrollo con justicia social, la soberanía política y la independencia económica”, ha dicho a CNN el antropólogo Alejandro Grimson.
“La justicia social se entiende en el peronismo como un equilibrio donde nadie quede excluido completamente de los procesos productivos, de las oportunidades de trabajo y de los derechos sociales básicos. No se plantea en términos de igualdad al estilo de una ideología socialista de las clásicas que podríamos conocer”.
Para una parte de la población argentina, Perón y Evita se convirtieron en mitos vivientes, y son venerados hasta hoy casi de manera religiosa.
Evita, especialmente, llegó a ser conocida como la “abanderada de los humildes” y la “madre de los descamisados”, y se convirtió en un símbolo vivo del peronismo.
Pero otros sectores consideraban a Perón como un líder autoritario, le atribuyeron simpatía por el fascismo italiano y cuestionaron su censura a la prensa crítica y la persecución de opositores.
Así, los antipersonistas, llamados despectivamente “gorilas”, intentaron derrocar a Perón repetidas veces y lo lograron en 1955, tras un golpe militar.
Evita murió de cáncer en 1952 y Perón partió al exilio, que duró 18 años marcados por la proscripción política de su figura y su partido, luego del golpe en 1955.
El peronismo después de Perón
El peronismo atrajo a seguidores de diferentes ideologías, incluso contrarias: en las décadas de 1960 y 1970, guerrillas de izquierda se consideraron peronistas tanto como grupos paramilitares de derecha, y chocaron violentamente.
En medio de esta violencia, Perón retornó de su exilio y volvió a ganar las elecciones en 1973, pero falleció de causas naturales en 1974. Su tercera esposa y vicepresidenta, María Estela Martínez de Perón, tomó las riendas del país en un período turbulento hasta ser derrocada en 1976 por otra dictadura militar.
Tras el retorno de la democracia, en 1983, el peronismo volvió a la política con su característica heterogeneidad: atrajo a presidentes democráticos neoliberales, como Carlos Menem (1989-1999), que encaró una privatización de empresas estatales y del sistema previsional, y de centroizquierda, como Néstor Kirchner (2003-2007) y su esposa Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), que encararon, en cambio, estatizaciones, y el actual Aberto Fernández (2019-2023).
“Obviamente el peronismo actual tiene algo que ver con el peronismo de 1945, pero yo veo que el peronismo del siglo XXI terminó siendo antineoliberal”, señaló Grimson.
Prueba de su vigencia es que un candidato peronista, Sergio Massa, fue el más electo en las elecciones generales del 22 de octubre, logrando el 36,7% de los votos. Por no alcanzar el mínimo establecido por la Constitución, Massa deberá enfrentarse a Javier Milei, un populista de derecha que llegó en segundo lugar, en el balotaje del 19 de noviembre.