La semana pasada, el expresidente dijo que, durante el estallido social, su administración sufrió un golpe de Estado “no tradicional” para “debilitar las bases mismas de la democracia”. Este viernes, aseguró que “hubo un riesgo inminente de que personas tomaran el Palacio de La Moneda”.
Este viernes, el expresidente Sebastián Piñera reiteró que su gobierno sufrió un “golpe de Estado no tradicional” durante el estallido social, junto con agregar que el sector de izquierda no condenó claramente la violencia de aquel periodo y que buscaron derrocarlo.
Durante su visita a Argentina, el otrora mandatario dijo la semana pasada a Radio Mitre que lo ocurrido “fue un golpe de Estado no tradicional, porque no fueron las Fuerzas Armadas (…). Este fue un golpe de Estado para debilitar las bases mismas de la democracia y usaron brutalmente la violencia”.
“Era una violencia irracional, estaban dispuestos a destruirlo y quemarlo todo: iglesias, colegios, hospitales, monumentos, plantas de energía, lo que se cruzara en su camino y el fuego fue un gran aliado de estos terroristas, anarquistas que quisieron destruir nuestro país”, agregó.
“Hubo un riesgo inminente de que se tomaran el Palacio de La Moneda”
En entrevista con ABC, desde España, Piñera reiteró y profundizó sus declaraciones al respecto, diciendo que en aquel periodo “se generó una ola irracional de violencia criminal que no respetó a nada ni a nadie, donde la consigna era quemarlo todo, cosas tan nobles como escuelas, hospitales, iglesias, el Metro de Santiago”.
Además, afirmó que “la izquierda no tuvo una posición de clara condena a la violencia. Muy por el contrario, fue ambigua, la toleró, la apoyó, la justificó e incluso buscó formas de derrocar a un presidente que había sido elegido democráticamente“.
“Por eso yo hablé de un intento de golpe de Estado no tradicional, porque no tenía nada que ver con los golpes habituales en América Latina. Fracasó, pero el objetivo era derrocar al presidente y debilitar las bases de la democracia”, añadió.
En ese sentido, el expresidente aseguró que hubo una reacción social legítima, pero también una actitud ambigua ante la violencia y la democracia.
Piñera aprovechó el espacio para también afirmar que “al día siguiente del 18 de octubre (de 2019), el líder del Partido Comunista pedía la renuncia del presidente de la República. El Congreso rindió homenaje a la llamada Primera línea, que eran los activistas que quemaban los bienes públicos y privados, y se presentaron acusaciones constitucionales contra el presidente. A eso me refiero”.
De este modo, el líder del Grupo Libertad y Democracia sostuvo que, durante el estallido social, “la democracia estuvo en grave riesgo” y que en dos oportunidades, “hubo un riesgo inminente de que tomaran el Palacio de La Moneda, que era el objetivo que persiguieron permanentemente durante esos días, junto con quemar otros edificios emblemáticos”.
El medio citado también le consultó sobre la frase “estamos en guerra contra un enemigo poderoso” que emitió el 21 de octubre de 2019 durante un punto de prensa. “Por supuesto” que no era contra el pueblo de Chile, “sino contra la violencia criminal”, respondió.
“Por eso yo siempre distinguí entre las legítimas manifestaciones pacíficas, propias de la democracia, y esa ola de violencia irracional absolutamente condenable”, agregó.
“El país va por mal camino” con el gobierno de Boric
Piñera también dijo que con el gobierno del presidente Gabriel Boric “el país va por mal camino, malas ideas, mala gestión, malos resultados, porque no estamos haciendo frente a los grandes problemas que tiene Chile“.
“Estos son, por una parte, la falta de sentido de una misión compartida y eso es una tarea muy importante que un presidente siempre debe tratar de liderar y orientar. Y, en segundo lugar, tenemos graves problemas de seguridad interna. Y el tercer gran problema es el estancamiento económico”, sentenció.