“La memoria no es como una cámara de video” y no puede capturarlo todo, dice un reconocido psicólogo clínico. Pero las experiencias más impactantes de la vida —ya sean positivas o negativas— se mantienen enfocadas.
Ser empujados a un cuarto, lanzados a una cama y manoseados: estos son las clases de detalles que quedan registrados en la memoria de un sobreviviente de abuso sexual.
La información periférica, como qué día ocurrió o lo que alguien usaba, puede desaparecer o volverse borrosa, especialmente con el tiempo. Pero los momentos más estresantes quedan “guardados” y permanecen “muy destacados”, explica Dean Kilpatrick, psicólogo clínico y director del Centro Nacional de Investigación y Tratamiento de Víctimas del Delito en la Universidad Médica de Carolina del Sur.
Kilpatrick, un investigador senior del Departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento en la escuela de medicina, lleva más de 40 años trabajando con sobrevivientes de acoso sexual. Él conoce muy bien el tema.
“La memoria no es como una cámara de video” y no puede capturarlo todo, dice él. Pero las experiencias más impactantes de la vida —ya sean positivas o negativas— se mantienen enfocadas.
Miedo a ser asesinado
Todo esto es pertinente mientras Christine Blasey Ford considera testificar y responder preguntas sobre la acusación que hizo contra el juez Brett Kavanaugh. Ford dice que el nominado a la Suprema Corte la asaltó sexualmente hace más de tres décadas, cuando ambos eran estudiantes de la escuela secundaria.
Kavanaugh ha negado esta acusación de que asaltó sexualmente a Ford estando ebrio en una fiesta a principios de la década de 1980.
En una carta a la senadora Dianne Feinstein, Ford compartió sus recuerdos. La risa ebria de Kavanaugh y su amigo, la música alta para esconder sus gritos de ayuda, y la mano de Kavanaugh cubriéndole la boca.
“Temí que él pudiera matarme inadvertidamente”, escribió ella.
Cuando se les preguntó a los sobrevivientes de acoso sexual si temían resultar heridos seriamente o asesinados, la mitad de ellos dijo que sí, según Kilpatrick.
“Si ellos dicen ‘sí’ a esto, predice una mayor probabilidad de problemas de salud mental a largo plazo”, dijo él.
Ford le dijo a The Washington Post sobre sus años de sentirse “arruinada” y cómo luchó ansiedad y síntomas de desorden de estrés postraumático.
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Afianzando recuerdos dolorosos
No solo las mujeres que han experimentado acoso sexual son propensas a recordar sus agresiones, ellas tienden a tener recuerdos que son más vívidos que mujeres que han experimentado otros tipos de traumas, como accidentes de tránsito, muestra un nuevo estudio.
“Ellas son más propensas a ver el trauma en su mente, ver el plano conceptual, y considerarlo una parte significativa de la historia de su vida”, dijo Tracey Shots, profesora de neurociencia en la Universidad Rutgers, y quien fue coautora del estudio publicado este mes en Frontiers in Psychiatry.
Los recuerdos de violencia sexual también perduraron, y las víctimas reportan significativamente más “meditaciones” del incidente —recurriendo a pensamientos del pasado— que aquellos que recordaron otros acontecimientos estresantes de la vida.
“Cuando traes un recuerdo del pasado”, explicó Shors, “de hecho estás haciendo otro recuerdo en tu cerebro, porque lo traes al presente”.
El estudio también encontró que aquellos con pensamientos recurrentes de sus traumas fueron más propensos a tener otros síntomas, dice ella, “como depresión, ansiedad y lo que llamamos cogniciones de estrés postraumático”.
Las víctimas de violencia sexual reportaron 44% más de síntomas depresivos y dos veces más síntomas de ansiedad que aquellos que no tenían una historia de violencia sexual, mostró el estudio.
“Si estás pensando mucho sobre el pasado”, dijo Shors, “probablemente estás preocupado por el futuro”.
Y cuando se trata de violencia sexual, esta clase de miedos pueden volverse debilitantes.
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“Depende de donde estés parado”
Kilpatrick no puede ayudar, pero ve una ironía en los recientes titulares sobre las acusaciones hechas por Ford contra Kavanaugh.
Hace más de ocho años, él apareció ante la Comisión Judicial del Senado de Estados Unidos para hablar sobre violaciones. El título de este testimonio preparado fue: “Violaciones en EE.UU.: La falla crónica de reportar e investigar los casos de violaciones”.
Él no conoce a la acusadora de Kavanaugh, pero basándose en lo que él ha reunido, dice que ve algo “muy consistente con lo que ocurrió con muchas víctimas de acoso sexual”.
Ford no reportó el incidente a las autoridades; la vasta mayoría de mujeres no lo hace. Menos del 20% de casos de violación no son reportados, dice Kilpatrick.
Ford tenía menos de 18 años, que es cuando la mitad de los acosos sexuales a mujeres (o niñas) ocurren, agregó el especialista.
Y describe el tipo de problemas de salud mental que a menudo quedan en los sobrevivientes.
Así que cuando alguien como el senador Orrin Hatch decide que Ford debe estar “errada” o “confundida”, Kilpatrick señala el viejo dicho “donde estás parado depende de dónde te sientas”.
Las reacciones como las de Hatch son más políticas que cualquier cosa, dijo él. Y sugerir que no se puede confiar en los recuerdos de Ford, los recuerdos de los que ella temió hablar durante tantos años, no concuerda con lo que ha enseñado toda una vida.
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