A menos de un mes de las elecciones presidenciales en Brasil, Lula Da Silva ha apostado por acercarse a una comunidad representativa del bloque evangélico que representa un 30% de votos de quienes declaran seguir alguna religión, cifra de la cual un 48% ha manifestado que votó y volvería a votar por el mandatario ultraderechista.
(EFE) – El ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, favorito para las elecciones brasileñas de octubre, se reunió este viernes en Río de Janeiro con pastores en un intento por cautivar el voto de los evangélicos, una de las principales bases electorales de su rival, el mandatario Jair Bolsonaro.
A menos de un mes de los comicios, el líder del Partido de los Trabajadores se desplazó hasta Sao Gonçalo, una deprimida comunidad localizada en la zona metropolitana de Río con gran número de iglesias pentecostales y que, en las elecciones de 2018, apoyó en masa a Bolsonaro, con un 67,35% de los votos.
Respaldado por centenas de líderes evangélicos, Lula (2003-2010) reafirmó su creencia en Dios en su discurso e hizo un guiño al cristianismo y a la familia, dos de los ejes de campaña de Bolsonaro, candidato a la reelección.
“Si hay un brasileño que no necesita probar que cree en Dios, ese brasileño soy yo. No habría llegado donde llegué si no fuese la mano de Dios guiando mis pasos”, declaró Lula y agregó, en tono mesiánico: “Estoy seguro de que de allí encima él me va a decir: Lula, cuida de este pueblo“.
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El antiguo sindicalista recordó algunas de las iniciativas que llevó a cabo durante su gobierno para garantizar la libertad religiosa, en un intento por disipar las noticias falsas propagadas por el bolsonarismo que aseguran que Lula cerrará las iglesias si gana los comicios del 2 de octubre. En ese sentido, Lula subrayó que ningún otro presidente garantizó tanto la creación de iglesias y la libre práctica de la fe como él.
“Aprendí que el Estado no debe de tener religión, no debe de tener iglesia, debe de garantizar el funcionamiento y la libertad de muchas iglesias”, prosiguió Lula, quien lidera las encuestas con una ventaja de 13 puntos porcentuales sobre el actual mandatario. “Fui cinco veces candidato y nunca fui a una iglesia, a un acto religioso, para captar votos. Quien va a la iglesia lo hace para cuidar de su fe“, agregó.
Bolsonaro posee un amplia ventaja entre los evangélicos, grupo que ha ido ganando fuerza en el país y representa actualmente el 30% de la población brasileña, frente al 50% que se declara católico. De acuerdo con la encuesta demoscópica del instituto Datafolha, el líder de la ultraderecha cuenta con alrededor del 48% de los votos entre los evangélicos, frente al 32% de apoyos que obtiene Lula, quien mantiene el liderazgo entre los católicos.
El líder de la ultraderecha brasileña, quien cuenta con el apoyo de influyentes pastores, como el polémico Silas Malafaia, ha conseguido atraer el apoyo de los evangélicos con la defensa de la Biblia y su retórico en torno a los “valores” conservadores. En especial, defiende la “familia tradicional” y abandera el rechazo absoluto al aborto, hoy permitido por ley en supuestos como violación o riesgo para la gestante.
Bolsonaro, un nostálgico de la dictadura militar, ha enarbolado la bandera del “bien contra el mal” y ha alertado a sus seguidores de los supuestos “males” que traería al país el regreso del Partido de los Trabajadores al poder. Según el capitán de la reserva, si Lula vence las elecciones legalizará las drogas y el aborto, aunque ninguno de los dos supuestos se encuentran en el programa del candidato progresista.