(CNN Español) – El presidente de Perú Pedro Pablo Kuczynski, ha denunciado un golpe de Estado disfrazado. El mandatario dijo que jamás había favorecido “a ninguna empresa o persona en los cargos que he ocupado”, en su intervención frente al Congreso que votará en lo que podría terminar con su destitución.
Kuczynski habló este jueves en la mañana para defenderse y explicar cómo funcionaba Wesfield, una empresa de su propiedad con vínculos con Odebrecht.
Este miércoles en la noche, Kuczynski dijo que él era “alguien que no ha cometido ningún acto de corrupción en toda su vida”.
Hablando en un discurso televisado a la nación con sus dos vicepresidentes de pie a su lado, Kuczynski dijo que el procedimiento es un ataque a las instituciones políticas de Perú, y agregó que el país estaba sufriendo “un golpe disfrazado”.
El presidente se disculpó por no tener cuidado con el registro de actividades, admitiendo que había sido desorganizado. Pero continuó diciendo que eso no significaba que era deshonesto o que había cometido un delito, diciendo que “nunca sería una herramienta para la deshonestidad”.
Kuczynski es la más reciente figura política en América Latina relacionada con el escándalo de Odebrecht.
Kuczynski dijo que no renunciaría en medio de las “falsas” acusaciones que lo acusan de recibir más de 4 millones de dólares de la constructora brasileña Odebrecht.
“Estoy aquí para mostrar mi cara. No corro, ni me escondo ni tengo ningún motivo para hacerlo. Estoy aquí porque mereces una explicación y tengo la obligación de darte eso”, dijo Kuczynski.
Señaló además que pediría a la oficina del fiscal general que levante su secreto bancario y permita que el público revise sus finanzas.
Con sede en Brasil, Odebrecht es la firma de construcción más grande de América Latina. Aprobó casi 800 millones en sobornos a particulares entre 2001 y 2016. Algunos sobornos se filtraron a través de los Estados Unidos.
La mayoría de sus sobornos se pagó para obtener contratos de los gobiernos para construir carreteras, puentes, represas y vías.
Los funcionarios de Odebrecht enviaron efectivo en todo el mundo, desde una cuenta bancaria a otra, en camino a los bolsillos de los políticos en una docena de países, incluidos México, Venezuela, Colombia, Argentina, Perú y Mozambique.
Los sobornos a veces pasaban por hasta cuatro cuentas bancarias antes de llegar al destino final, dijeron las autoridades.
Las primeras señales de soborno surgieron hace tres años en una investigación brasileña llamada Operación Lava Jato, que condujo al arresto de un ejecutivo de Petrobras, la compañía petrolera estatal de Brasil.