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El pasado miércoles, en el estado del sur de Estados Unidos entró en vigor la ley que prohíbe llevar a cabo interrupciones después de que se detecte la actividad cardíaca del feto, contradiciendo el derecho constitucional de la mujer al aborto.
(CNN) – El 22 de enero de 1973, la Corte Suprema de EE.UU. tomó una decisión histórica que garantizaba a las mujeres su derecho a interrumpir un embarazo antes de la viabilidad, que se calcula normalmente en torno a las 24 semanas. El caso que sentó el precedente, Roe vs. Wade, basado en una impugnación de las leyes de Texas, consagró en la ley el derecho de todas las mujeres a un aborto.
Cuarenta y ocho años después, hay un estado en el que esa ley ya no está vigente: Texas.
¿Cómo llegó hasta aquí una nación que se considera a sí misma la defensora de los derechos de la mujer y hacia dónde se dirige?
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El miércoles 1 de septiembre de 2021 entró en vigor, después de que la Corte Suprema se negara a intervenir, una ley en este estado del sur de Estados Unidos que prohíbe a los proveedores de abortos llevar a cabo interrupciones después de que se detecte la actividad cardíaca del feto, normalmente en torno a las seis semanas de embarazo.
La ley no hace excepciones en caso de violación o incesto, lo que obliga a las mujeres a llevar a término un embarazo incluso en circunstancias traumáticas. La única excepción que permite abortar después de las seis semanas es “si un médico considera que existe una urgencia médica”, según el texto de la ley.
Además, el cumplimiento de esta ley no recaerá en el gobierno estatal, sino que será vigilada por los ciudadanos, que podrán demandar a los proveedores de abortos por supuestas violaciones. El demandante recibirá US$ 10.000 del acusado si su caso prospera.
Presentada por primera vez en la Cámara de Representantes y el Senado de Texas en marzo, la “Ley de latidos del corazón”, nombre que algunos profesionales de la medicina han dicho que es intencionadamente engañoso, fue promulgada por el gobernador republicano Greg Abbott en mayo.
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Sin embargo, solo entró en vigor después de que la Corte Suprema se negara a pronunciarse sobre una petición de emergencia para bloquear el proyecto de ley, presentada por proveedores de servicios de aborto.
Lo ocurrido en Texas no es el primer intento de los políticos conservadores de reducir el tiempo disponible para practicar un aborto. De hecho, al menos otros 12 estados han aprobado prohibiciones de seis semanas, pero fueron bloqueadas para que no entraran en vigor. Texas tiene ahora una de las leyes de aborto más restrictivas de Estados Unidos, y del mundo.
La noticia ha causado conmoción en todo el mundo porque invalida el caso Roe v. Wade y se dice que quita el poder a las personas embarazadas y se lo da a los activistas antiabortistas que, decididos a atrapar cualquier violación de la ley, han creado sitios web que impulsan las denuncias de supuestas violaciones.
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Es difícil saber exactamente cuántas personas se verán afectadas. En 2020, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de Texas, se realizaron casi 54.000 abortos en el estado. Según los opositores a la ley, hasta la prohibición, el 85% de los abortos en Texas ocurrieron después de las seis semanas.
En cuanto a las personas que se verían más afectadas, la periodista Shefali Luthra dijo que las personas que evadirán la prohibición accediendo a los abortos en otros estados serían “personas que tienen los medios, que pueden viajar, que no necesitan cuidado de niños, que no están necesariamente marginadas por sus ingresos, por su raza, por su estatus migratorio, por todos estos factores”.
Por supuesto, penalizar el aborto no impide que la gente lo busque. En cambio, las mujeres que no puedan viajar fuera del estado se verán obligadas a recurrir a los abortos clandestinos, poniendo en riesgo su salud y seguridad. Según la Organización Mundial de la Salud, hasta el 13,2% de las muertes maternas anuales se deben a abortos inseguros, y Texas podría arriesgarse a aumentar esa estadística.
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