La suma superaría los 70 millones de dólares.
La suma superaría los 70 millones de dólares.
La llegada del Sumo Pontífice a tierras brasileñas a vuelto a reactivar la violencia en las calles de Brasil, esto debido al alto costo de la visita del representante del catolicismo en el mundo. Una inversión cercana a los 70 millones de dólares tuvo que desembolsar el Gobierno de Dilma Rousseff para financiar las diversas actividades que se están celebrando.
Si bien el Vaticano también aportó con dinero, según fuentes brasileñas, la Santa Sede pidió un capital extra, lo que ha generado un descontento generalizado en la población.
Las protestas han sido violentas, con enfrentamientos entre manifestantes y la policía en las calles, y se ha visto el uso de bombas incendiarias en gran cantidad. Las personas que han copado las calles han declarado que esta no es una protesta en contra del Papa o de tipo religiosa, sino que es contra la clase política y su mala gestión y administración de los fondos públicos, ya que no han tenido prioridad en el gasto social. También algunos manifestantes aseguraron que están aprovechando la masiva presencia de medios de comunicación internacionales para dar a conocer sus demandas al mundo.
Pero el Papa ha seguido fiel a su estilo, se hospeda en una pequeña pieza del arzobispado de Río de Janeiro. Ha disminuido de forma constante sus gastos, pidió que el papamóvil no fuese blindado y hoy, sin tener actividades agendadas, celebró una misa para los religiosos del lugar en donde se está hospedando.
Las actividades están enmarcadas en el lema "Salgamos a jugar", por lo que el énfasis estará en los juegos tradicionales y la "transmisión intergeneracional de la riqueza cultural". La jornada se realizará en 16 regiones del país.
