El asesinato de la dirigenta indígena y activista ambiental hondureña fue la semilla de esta herramienta internacional que busca responder a las amenazas contra las personas defensoras de derechos humanos, incluidas las que llegan por plataformas digitales. La situación es grave, ya que más del 85% sufrieron o conocen a alguien que recibió alguna amenaza por su trabajo en los últimos dos años.
(CNN en Español) – El 3 de marzo de 2016 apagaron a tiros la voz de Berta Cáceres, dirigenta indígena y activista hondureña reconocida por su trabajo ambiental. Su asesinato encarnó una vez más el riesgo mortal que enfrentan los defensores y líderes de derechos humanos en Latinoamérica: Antes del homicidio, a Cáceres la amenazaron decenas de veces.
Su muerte fue la semilla que inspiró el Protocolo de la Esperanza, una herramienta internacional que ahora une los esfuerzos de más de 30 organizaciones para responder a las amenazas contra las personas defensoras de derechos humanos, incluidas las que llegan por plataformas digitales.
Una encuesta del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL) y la ONU, realizada a líderes de derechos humanos, encontró que el 81% cree que no recibiría las mismas amenaza si su trabajo no estuviera relacionado con labores de defensa. Y, lo que es más revelador: Más del 85% sufrieron o conocen a alguien que recibió algún tipo de amenaza debido a su trabajo en los últimos dos años.
¿Qué busca el Protocolo de la Esperanza?
Lanzado este jueves en Washington, entrega guías a los estados para investigar penalmente las amenazas contra los líderes de derechos humanos. Y va un paso más allá, al proporcionar directrices encaminadas a políticas públicas que respondan a este tipo de intimidaciones.
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“Si no protegemos a quienes protegen los derechos humanos no hay democracia“, señaló Viviana Krsticevic, directora ejecutiva de CEJIL, agregando que “el Protocolo de la Esperanza es justo una oportunidad para investigar eficientemente las amenazas y proteger la vida de las defensoras y defensores de derechos humanos”,
Y su nombre carga un doble mensaje. El primero, relacionado con “su objetivo de garantizar un futuro esperanzador para las personas defensoras”. Y el segundo, en honor al lugar donde nació y murió Berta Cáceres: La Esperanza, Honduras. El proyecto tiene el apoyo de organizaciones como Artículo 19, la Federación Internacional por los Derechos Humanos, No es Hora de Callar, Fundación para la Libertad de Prensa y Oxfam, además de relatores de la ONU, secretarios de la OEA y expertos internacionales.
Mujeres defensoras se llevan la peor parte
El CEJIL ha destacado que las mujeres defensoras “experimentan amenazas específicas que obedecen a estereotipos de género y violencia contra ellas“. Y lo que preocupa aún más: Esas intimidaciones se quedan en la impunidad.
Las mujeres que defienden los derechos a la no violencia, la diversidad sexual y la salud reproductiva también han denunciado un aumento en los ataques y la violencia digital. La encuesta del CEJIL y la ONU encontró que las mujeres defensoras informaron haber sido amenazadas en redes sociales con más frecuencia que los hombres.
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¿Por qué es necesario el protocolo? Las amenazas que reciben las personas defensoras de derechos humanos “tienen un profundo impacto en su vida diaria, la de sus familias y comunidades“, destaca el comunicado de lanzamiento.
“Estándares específicos que guíen las investigaciones pueden ayudar a superar la impunidad de las violaciones a los derechos humanos“, explicó el CEJIL.