Legisladores progresistas presentaron una resolución que pide perdón por el rol que tuvo Estados Unidos en la dictadura de Augusto Pinochet. En dicho texto señalaron un "profundo arrepentimiento por la desestabilización de las instituciones políticas en Chile".
(EFE) – Un grupo de senadores estadounidenses introdujo este jueves una resolución que pide perdón por el rol que Estados Unidos desempeñó en la dictadura chilena y solicita mayor transparencia y desclasificación de los documentos estadounidenses sobre lo sucedido.
El texto está impulsado por los legisladores progresistas Bernie Sanders, Tim Kaine, Alexandria Ocasio-Cortez, Joaquín Castro, Greg Casar, Jeff Merkley y Chris Murphy y expresa un “profundo arrepentimiento por la contribución de Estados Unidos a la desestabilización de las instituciones políticas de Chile y de los procesos constitucionales”.
Esa resolución, que debe todavía ser sometida a voto, lamenta la “ayuda de Estados Unidos a la consolidación de la dictadura represiva militar del general Pinochet” y subraya que “una rendición de cuentas completa” requiere la desclasificación de los documentos que el país todavía no ha hecho públicos sobre los eventos que condujeron al golpe de Estado y los posteriores.
El texto se enmarca en los 50 años del golpe de Estado y recuerda que, en palabras del entonces asesor de Seguridad Nacional, Henry Kissinger, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) “creó las mayores condiciones posibles para la toma militar del poder”.
Su propuesta reconoce al mismo tiempo que el Congreso de Estados Unidos jugó un rol decisivo a la hora de sacar a la luz las “atrocidades” cometidas por el régimen de Augusto Pinochet (1973-1990) contra los chilenos.
También destaca el esfuerzo de las fuerzas prodemocráticas en Chile, que junto al apoyo de movimientos en defensa de los derechos humanos en Estados Unidos y otros países, consiguieron acabar con la dictadura y restaurar una gobernanza civil.
Sanders y el resto de legisladores promovieron aplaudir a la población chilena “por reconstruir una democracia fuerte y resiliente contra las fuerzas del autoritarismo”, y mantuvieron su compromiso para ayudar en el proceso de “verdad y reconciliación”.
El pasado 25 de agosto, Estados Unidos hizo públicos dos informes presidenciales sobre ese golpe de Estado.
En el primero, fechado el 8 de septiembre de 1973, los asesores del entonces presidente estadounidense, Richard Nixon (1969-1974), avisan sobre un “posible intento de golpe” en el país latinoamericano, mientras que en el segundo, del 11 de septiembre, informan de que varias “unidades militares clave” apoyan la asonada que se produjo ese día.
Pero todavía quedan documentos por desclasificar y hay voces que reclaman que Washington reconozca su rol no solo en el derrocamiento de Salvador Allende, sino también en la agitación previa del país y en el posterior apoyo al régimen de Pinochet.