Las autoridades llevan tiempo buscando una forma de controlar la situación y la reciente amenaza de la Unesco de retirarle el estatus de Patrimonio de la Humanidad acentúa la urgencia. El alcalde de la ciudad ha anunciado que los visitantes podrán hacer sus reservas a partir de este año.
(CNN) – Venecia es desde hace mucho tiempo un ejemplo del turismo excesivo. Hay largas filas de espera, aglomeraciones incómodas y la proliferación de Airbnbs.
Las autoridades llevan tiempo buscando una forma de controlar la situación y la reciente amenaza de la Unesco de retirarle el estatus de Patrimonio de la Humanidad acentúa la urgencia.
¿La solución propuesta? Ser la primera ciudad del mundo en exigir el pago de una cuota de entrada, con un sistema que solo permita la entrada a la ciudad a los visitantes de un día que tengan reserva. El plan se anunció antes de la pandemia y luego se congeló, ya que la ciudad quedó devastada por la escasez de turistas.
Ahora, el alcalde de la ciudad ha anunciado que los visitantes podrán hacer sus reservas a partir de este verano y que la entrada con costo se aplicará a partir de enero de 2023.
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Tras un asfixiante fin de semana de Pascua –en el que 120.000 turistas inundaron la ciudad de 50.000 habitantes este sábado, según la policía local, y el domingo el número se elevó a 158.000, según datos de la Sala de Control Inteligente (Smart Control Room en inglés)–, el alcalde Luigi Brugnaro anunció que el sistema de reservas seguía adelante.
El sistema de reservas “es el camino correcto, para una gestión más equilibrada del turismo”, tuiteó.
“Seremos los primeros del mundo en este difícil experimento”.
El concejal responsable de Turismo, Simone Venturini, dijo a la RAI, la cadena de televisión estatal, que en unas semanas la ciudad lanzará un portal “muy sencillo y rápido” para las reservas online.
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“Este verano será posible reservar una excursión de un día y en 2023 pondremos en marcha un ‘contributo di accesso’” -o cuota de entrada-, dijo.
Venturini dijo que la pandemia había hecho reflexionar a las autoridades de la ciudad.
“El COVID nos hizo darnos cuenta de que lo que era cotidiano antes del COVID ya no es aceptable: la mentalidad ha cambiado, al igual que el problema con las multitudes”, señaló.
El sistema de reservas será voluntario en 2022, anunció, y añadió que se ofrecerán “incentivos” a los visitantes para que utilicen el portal, entre ellos el de poder saltarse las colas en varios sitios y museos. Funcionará como prueba, para implantar el sistema obligatorio en enero de 2023.
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Contar con el sistema de reservas “nos dará la posibilidad de saber cuántas personas se prevén para ese día y calibrar los servicios en función de ese número”.
En los días de mayor afluencia se han vuelto a formar grandes colas en el transporte público. El año pasado, la ciudad empleó a guardias armados para mantener la paz en el pontón de los abarrotados ferrys.
Venturini dijo que el portal también le recomendará a las personas cambiar de opinión con respecto a sus fechas de viaje.
“Podemos decir: ‘Estimado visitante, no le aconsejamos que venga en esta fecha porque es Ferragosto (día festivo de agosto) o Semana Santa; habrá mucha gente y eso le impedirá tener una visita tranquila, y si lo hace una semana más tarde podrá disfrutar más de su visita’”, dijo.
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Cuando las tarifas de entrada entren en vigor en enero, oscilarán entre los 3 euros (US$ 3,25) para un día tranquilo y los 10 euros (US$ 10,85) para un día con más afluencia de personas.
La tasa solo será para visitantes de un día
La tasa solo se aplicará a los visitantes de un día, ya que los que pernocten en Venecia están exentos. La idea es disuadir a los famosos “atropelladores” que llegan a la ciudad, gastan poco dinero en los negocios locales y dejan su basura.
“Nuestros ‘borghi’ (ciudades amuralladas) y centros históricos sufren realmente con el exceso de los viajeros de un día, en determinadas épocas del año”, explica Venturini.
“El mensaje que queremos dar es que Venecia es una ciudad que vive lentamente, a ritmos diferentes a los de cualquier otro lugar. Es frágil, única y necesita un enfoque por parte de los visitantes que no sea ‘entra, haz una foto y vete'”.
Dijo que los visitantes deberían adoptar un “enfoque más lento y respetuoso”.
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Venturini también predijo que Venecia no será la última en ciudad en adoptar una tasa por visitante.
“Creo que muchas otras ciudades europeas que cuentan con un número importante de visitantes de un día nos están observando para saber de qué manera pueden introducir un sistema similar“, dijo.
Puede que Venecia sea la primera ciudad con esta medida, pero ya hay un pueblo en Italia que ya pide una tasa para los viajeros. Civita di Bagnoregio introdujo una tasa “simbólica” de 1,50 euros (US$ 1,67) en 2013. El alcalde Francesco Bigiotti lo planeó como un truco de marketing para atraer a los turistas a su pueblo en un acantilado en ruinas, conocido como la “ciudad moribunda”.
La tasa intrigó a los visitantes hasta tal punto que los visitantes pasaron de 40.000 en 2009 a un millón en 2018.