La investigadora de Fundación SOL reflexiona sobre el reciente acuerdo entre la Unión Europea y Chile: "La colonización es un proceso en curso, se esconde bajo el nombre de acuerdos comerciales y de cooperación, pero tiene la misma base desde hace 500 años: el saqueo".
La Unión Europea (UE) y Chile firmaron el día 13 de diciembre del presente año un Acuerdo Marco Avanzado (AMA) y un Acuerdo Comercial Provisional. Este Acuerdo Marco Avanzado se inserta en la “modernización” del Acuerdo de Asociación entre la Unión Europea y Chile, que entró en vigor en el año 2003. Según las autoridades, estos acuerdos tienen como objetivo reforzar la cooperación política y fomentar el comercio y la inversión. Asimismo, estos pactos no solo influyen en la política económica y comercial de la UE y Chile, también tienen impactos en dimensiones como derechos humanos, comercio sostenible, seguridad, empleo público e igualdad de género.
El gobierno de Chile ha celebrado la firma de este Acuerdo, indicando que se refuerzan relaciones comerciales y se consolidan las confianzas entre territorios que comparten los mismos “valores”. Es necesario hacer un análisis exhaustivo respecto a las mejoras que puede tener este Acuerdo para Chile, ya que evidencia una profundización en las lógicas de dependencia económica que tiene el país sudamericano con la asociación de países europeos.
Uno de los aspectos que el Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrel) de Chile considera positivo es el aumento de la cobertura de rebajas arancelarias por parte de la UE. Entre los productos con mejoras destacan: aceite de oliva, carnes de vacuno, ovina, ave y cerdo, leche, productos agroindustriales, preparaciones alimenticias, salmón, merluza y preparaciones de atún. Ninguno de estos productos representa para Chile una mejora sustancial en el escenario comercial, ya que tienen un escaso valor agregado porque son de naturaleza materia prima y porque sus precios son bajos.
En efecto, cuando se analiza la trayectoria histórica de las exportaciones de Chile hacia la Unión Europea (Figura 1) es indiscutible observar que se ha basado en la explotación de materias primas de bajo valor agregado. De forma paralela, Chile importa desde la UE productos industriales como maquinarias y equipos eléctricos (27,5%) vehículos y aeronaves (17,3%). En esta relación económica desigual, Chile no se ha favorecido de transferencia tecnológica, de hecho, sigue exportando cobre bruto para ser refinado en los centros económicos globales.
Figura 1: Evolución 2002-2022 de exportaciones hacia Unión Europea, según sector exportador, en millones de dólares FOB corrientes
Fuente: Fundación SOL en base a información publicada por el Servicio Nacional de Aduanas
Según la UE y Chile, el AMA tiene como eje fundamental facilitar la cooperación comercial, asegurando el suministro sostenible de materias primas críticas (litio y cobre) y reduciendo los riesgos en las cadenas de suministros. Hay un interés central en que los flujos de mercancías se mantengan en escenarios económicos inciertos y ampliar mercados de explotación extractivista como lo es el hidrógeno verde. En esta línea se agrega un capítulo de Energía y Materias Primas en el cual se enfatiza la explotación del litio como producto estrella para la exportación al norte global. Esto se vuelve más complejo al constatar que no hay una línea totalmente definida por parte de Chile y el gobierno actual en torno a la estrategia nacional de Litio, ya que se asegura la exportación sin establecer mecanismos de protección ambiental o garantías a las comunidades que quedarán sin agua por la extracción del mineral.
Con el AMA, Chile se convierte en el primer país de la región en sellar un acuerdo llamado de “última generación” con la UE. Esto puede servir como ejemplo para otras actualizaciones de acuerdos con países del vecindario, especialmente con México que ya están en negociaciones para la modernización de su acuerdo económico con la UE, reforzando la dependencia comercial de la región latina a la europea.
La colonización es un proceso en curso, se esconde bajo el nombre de acuerdos comerciales y de cooperación, pero tiene la misma base desde hace 500 años: el saqueo. Este tipo de acuerdos profundizan lógicas de dependencia ya instaladas y se convierten en excusas para ampliar los mercados a explotar. En nombre del “desarrollo” se explotó el cobre y ahora se va a explotar el litio con el objetivo de avanzar en una agenda “verde” que no beneficia a Latinoamérica. Los únicos “valores comunes” que se comparten con la Unión Europea son el colonialismo y la explotación. Chile -otra vez- está dispuesto a secar comunidades en el norte para entregarle minerales a los europeos y ser los primeros en firmar acuerdos que someten territorios enteros a la explotación extranjera, cercenando cualquier oportunidad para imaginar otro tipo de matriz productiva que no sea a través de la devastación de la tierra.