La investigadora de la Fundación SOL hace un análisis de las principales empresas nacionales e internacionales que han aumentado su riqueza a costa del sistema de pensiones. "Una reforma previsional también debería apuntar a una mejor redistribución de ingresos para, al menos, mitigar una relación social de explotación que genera riqueza a costa de pobreza", sostiene.
Chile ha sido un caso de estudio en materia previsional. Primero, porque en el año 1981 fue el primer país en privatizar y financierizar la seguridad social, inaugurando una ola de privatizaciones alrededor del mundo. Segundo, porque ha mantenido la capitalización individual intacta por décadas, acumulando una amplia evidencia empírica sobre los impactos negativos que ha tenido dicho sistema. Hasta ahora, esta evidencia se ha centrado en consignar los bajos montos de pensión que entrega el sistema previsional. Sin embargo, han sido escasos los estudios que han investigado quiénes se benefician del empobrecimiento de las personas de 60 años y más.
Desde Fundación SOL hemos querido aportar a este debate con la publicación de un estudio que examina la estructura de propiedad y los directorios de las AFP y Compañías de Seguros de Vida entre los años 2010 y 2022. A propósito de esta investigación, en esta columna explicamos cuáles son las principales empresas nacionales e internacionales que han visto aumentada su riqueza a costa de un sistema de pensiones que empobrece a las personas jubiladas en Chile.
De acuerdo con cifras de la Superintendencia de Pensiones, la mitad de las personas que se pensionaron entre los años 2007 y 2021 obtuvieron una pensión financiada con su ahorro individual (pensión autofinanciada) menor a $65 mil. Las estadísticas nos dicen que quienes cotizaron entre 30 y 35 años tampoco obtienen pensiones suficientes: la mitad de estas personas autofinancia una pensión menor a $329 mil. En otras palabras, personas que cotizaron prácticamente toda su vida laboral no alcanzan a autofinanciar una pensión equivalente al salario mínimo. Ante esta crisis, el Estado se ha visto obligado a entregar subsidios directos (concentrados principalmente en la PGU) que tampoco aseguran pensiones suficientes.
Para dimensionar los gastos que hace el Estado chileno en materia previsional, es importante considerar que, a septiembre del 2022, el 82% del gasto total en pensiones provino del Fisco y sólo el 18% lo aportaron las AFP y Compañías de Seguros de Vida. Respecto al 82% que aporta el Estado, el 48% financia las pensiones del sistema de reparto antiguo y subsidios estatales como la PGU y los Bonos de Reconocimiento. Un 25% también lo aporta el Fisco para financiar el sistema previsional de reparto de las Fuerzas Armadas y el 9% restante corresponde a gasto fiscal para financiar otros beneficios previsionales.
Los principales conglomerados que se han enriquecido con el actual esquema de capitalización individual son dos: Grandes grupos económicos chilenos y empresas transnacionales.
Si se evalúa el enriquecimiento de estos grupos a partir de la participación que tienen sus empresas en el mercado, son seis grupos chilenos los principales beneficiados: 1. Grupo Consorcio (cuyos principales accionistas pertenecen a las familias Hurtado Vicuña, Garcés Silva y Fernández León) tiene participación en el mercado previsional con dos Compañías de Seguros de Vida (Consorcio Nacional y CN Life); 2. Grupo Penta (conformado por Carlos Lavín y Carlos Délano) controla la Compañía de Seguros de Vida Penta; 3. Grupo Matte tiene propiedad sobre la Compañía de Seguros de Vida Bice; 4. Grupo Security (cuyos accionistas mayoritarios son Juan Pavez Recart, Horacio Pavez García y Jorge Marín Correa) tiene propiedad de la Compañía de Seguros de Vida Security; 5. Grupo del Río (en concreto los hermanos Juan Pablo, Felipe y Carolina del Río) controla la Compañía de Seguros de Vida 4life; y 6. La Cámara Chilena de la Construcción (asociación gremial) tiene propiedad sobre las Compañías de Seguros de Vida: Confuturo y Vida Cámara, y tiene co-propiedad de la AFP Hábitat.
Compañías de Seguros de Vida de Estados Unidos, Colombia, Italia, España, Francia y Suiza también se han visto beneficiadas del negocio previsional chileno. Sumada a su participación en el mercado, algunas de estas empresas son propietarias de AFP. Por ejemplo, la empresa Metlife (EE. UU.) es propietaria de la AFP Provida; Principal (EE. UU.) tiene control sobre la AFP Cuprum; la aseguradora Sura (Colombia) es propietaria de la AFP Capital; Generali (Italia) es propietaria de la AFP Plan Vital; y Prudential (EE. UU.) es co-propietaria de la AFP Hábitat.
Una primera conclusión que podemos sacar de esta información es que el sistema de capitalización individual ha permitido a familias chilenas reproducir su riqueza de forma intergeneracional. El grupo Penta, por ejemplo, que es controlado por Carlos Lavín y Carlos Délano, ha cuidado su riqueza familiar convocando a redes de parentesco directas (sus hijos) en el directorio de la Compañía de Seguros de Vida Penta Vida. Vale la pena recordar que el Grupo Penta se vio beneficiado de la privatización del Instituto de Seguros del Estado durante la dictadura. Luego adquirió la empresa Consorcio Nacional de Seguros y parte de la propiedad de AFP Cuprum que años después vendió a la compañía internacional Principal. Por si fuera poco, en los años que controló la AFP Cuprum, Penta amarró el negocio del Seguro de Invalidez y Sobrevivencia a compañías que eran parte de su mismo grupo: ISE Compañía de Seguros Las Américas y Penta Compañía de Seguros de Vida.
Segundo, el enriquecimiento que han obtenido empresas chilenas y transnacionales ha sido posible gracias a la acción cómplice del Estado chileno. AFP y Compañías de Seguros de Vida no sólo obtienen utilidades por las comisiones que cobran por la administración de los fondos de pensiones (en las modalidades de retiros programados o rentas vitalicias) y el Seguro de Invalidez y Sobrevivencia. Estas empresas también se han beneficiado de un diseño previsional que ha creado una serie de nichos de negocios a su favor. Empresas que son parte fundamental del esquema previsional como PreviRed, la Administradora de Fondos de Cesantía y el Depósito Central de Valores funcionan de manera monopólica, reportando millonarias utilidades a sus accionistas. Por ejemplo, la propiedad de PreviRed está en manos de cinco AFP (Provida, Capital, Cuprum, Plan Vital y Hábitat) y como repasamos más arriba, aseguradoras internacionales tienen propiedad en esas cinco AFP.
Por otra parte, cuando se estudia en qué se invierten los fondos de pensiones (Fundación SOL, 2020), se han visto beneficiadas familias y conglomerados chilenos que también han tenido una participación directa en el mercado previsional. Por ejemplo, al año 2020 el Grupo Matte (que controla la Compañía de Seguros de Vida Bice) recibió inversiones desde los fondos de pensiones por un total de US$4.731 millones de dólares.
En conclusión, las cotizaciones que paga mensualmente la clase trabajadora en Chile es una fuente de riqueza para las familias más ricas de Chile y un negocio que le reporta millonarias utilidades a empresas transnacionales. Desde una perspectiva sociológica, esto quiere decir que el sistema previsional se funda en una relación social: la riqueza de unos pocos depende del empobrecimiento de la mayoría. Si esto es así, el objetivo de la actual reforma previsional no debiera estar puesto solamente en aumentar las pensiones – como suelen enfatizar las autoridades del gobierno. El objetivo de una reforma previsional también debería apuntar a una mejor redistribución de ingresos para, al menos, mitigar una relación social de explotación que genera riqueza a costa de pobreza.