De cara a las elecciones de este fin de semana, el diputado DC hace un llamado a votar por candidatos y candidatas que "entiendan que Chile cambió". "Aunque nos traten de amarillos, o de 'buenistas' es posible elegir postulantes que se jueguen por los cambios, por constituir una verdadera alternativa a la centro derecha", sostiene.
Para los que fuimos parte del Acuerdo por La Paz y la Nueva Constitución del 15 de Noviembre, estas elecciones tendrán un sabor especial: por primera vez en la historia de Chile podremos escribir una Constitución, una Nueva Constitución, en democracia. Pero a ese histórico acuerdo le faltaba algo, y por eso, no puedo dejar de sentir un inmenso orgullo de haber presidido la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados cuando tramitamos y aprobamos la asignación paritaria de escaños y los escaños reservados para pueblos originarios – junto a mayores facilidades para la participación de independientes – en la nueva Convención Constitucional.
Por cierto que nada de lo anterior fue fácil: las barras bravas de los extremos políticos se dedicaron a vociferar contra el acuerdo, y otros se negaban a avanzar en estos necesarios perfeccionamientos. Sin embargo, el resultado no deja de brindarnos un tremendo orgullo: tendremos la primera Convención paritaria del mundo y comenzaremos a reparar una deuda histórica con las primeras naciones que habitaron nuestro territorio, imitando otros buenos ejemplos como el de Nueva Zelanda.
Para los que representamos a las regiones, será otro motivo de orgullo el terminar con las Intendencias, que vienen de La Colonia, y la figura del Intendente designado a dedo desde Santiago. La elección de Gobernadores Regionales y el traspaso de 40 competencias desde el nivel central constituirán un paso histórico para la tan necesaria y postergada descentralización del país. Como Democracia Cristiana y Unidad Constituyente fuimos capaces de realizar un buen ejercicio de consulta ciudadana, con una significativa participación, que dotó a nuestros candidatos y candidatas a gobernadores regionales de un inmejorable posicionamiento y legitimidad.
Atrás quedó el fallido intento del PC y lo que quedó del FA de imponer la figura de los pactos por omisión, que en la práctica significaba que la DC debía omitir a sus mejores hombres y mujeres en regiones emblemáticas, para así generar una suerte de “competencia protegida” en favor de sus candidatos. Obviamente no lo aceptamos, lo que los motivó a correr al Servel a inscribir sus propias primarias, mientras dejaban a sus compañeros sentados en la sede del Partido Socialista.
Aún cuando no tuvimos la misma capacidad de acuerdos en materia de listas de alcaldes y concejales, confío que la ciudadanía respaldará a los alcaldes que aún en medio de la pandemia lideraron la ejemplar respuesta de la atención primaria de salud y durante el estallido social convocaron a cabildos ciudadanos por medio de los cuales se canalizaron las inquietudes de la gente de manera pacífica y participativa, alentando de esta manera lo que fue el germen del momento constituyente que luego, desde el Congreso Nacional, y con los tan vilipendiados partidos políticos, fue dotado de forma y contenido concreto. Y si de elección municipal se trata, para nadie es un misterio la consecuencia que para la definición presidencial tendrá el número de alcaldes a elegir por Chile Vamos, versus los ediles que obtendrán las oposiciones.
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¿Cuál es el llamado que hacemos? Pues a votar por los candidatos y candidatas que se la jueguen por el cambio con paz social; que entiendan que Chile cambió, que la ciudadanía no quiere seguir tolerando más abusos, pero que tan poco quiere tolerar la violencia, el narcotráfico y la inseguridad, cuya falta de control ha constituido otra de los fracasos del actual Gobierno y de sus 4 ministros del Interior y Seguridad Pública. Invitamos a votar por los candidatos y candidatas a constituyentes que entiendan que una Constitución es la Casa Común, de todos y de todas, como dice el espléndido libro que Patricio Zapata lanzó el 2015; que sólo en el espacio del diálogo y los acuerdos de cara a la ciudadanía podremos reconocer al otro, como homenaje a Maturana, y que la Nueva Constitución sea el espacio que nos de un sentido de pertenencia como Nación, para de esa manera también re legitimar nuestra democracia. Una carta fundamental donde no se impida que los trabajadores pueden negociar mejores salarios en pie de igualdad con sus empleadores, y que a través de reconocer la propiedad privada y la iniciativa individual genere condiciones permanentes para la innovación, el crecimiento y el desarrollo sustentable. Una Constitución que al ponerse en el lugar de todos entienda que ningún ser humano debe sobrevivir con 50 litros de agua diarios, porque se afecta su dignidad. Un nuevo trato social que respete y haga respetar el principio del interés superior del niño; que el amor y las familias no distinguen orientación sexual y que todos podemos contribuir a un sistema de pensiones más solidario, sin que ello signifique expropiar los ahorros de los trabajadores y trabajadoras. Y de la misma manera, un Chile que permita que todos podemos aportar a un seguro universal de salud, con atención garantizada, sin que ello inhiba la contratación de seguros complementarios para el que lo desee.
Aunque nos traten de amarillos, o de “buenistas” (como nos dicen los odiosos en las redes sociales) es posible elegir candidatos y candidatas que se jueguen por los cambios, por constituir una verdadera alternativa a la centro derecha, que nuevamente en La Moneda no logró concretar ninguno de sus compromisos de campaña: Ni crecimiento, ni seguridad, ni mucho menos paz social. Pero que también esos cambios los podamos generar en paz y con barrios más seguros, sobre la base de la participación de los vecinos y del diálogo; sin renegar de lo mucho que avanzamos en 30 años, pero con conciencia de que subsisten y proliferan miles de campamentos, lo que no tendrá solución mientras solo destinemos un subsidio de 850 unidades de fomento para transformarlo en una vivienda dentro de barrios más integrados.
Es posible, en definitiva, generar una alternativa a Chile Vamos (aliado en estas elecciones a José Antonio Kast) y que a través de una primaria de las fuerzas de centro izquierda, ofrezcamos a Chile cambios con gobernabilidad y en paz, alejados de todo populismo de quienes solo pretenden dividir a nuestro país. Ese es el desafío que nos jugamos el próximo sábado y domingo.