El decano de la Facultad de Salud y Ciencias Sociales de la Universidad de La Américas habla sobre los desafíos del sistema de salud de cara a la llegada de las enfermedades respiratorias estacionales propias del invierno, sus potenciales efectos y las medidas preventivas a considerar.
El invierno trae consigo un conjunto de desafíos para la salud pública, especialmente en lo que respecta a las enfermedades respiratorias. El hemisferio norte suele ser un buen anticipador de lo que va a suceder en nuestros lares y hay que poner atención en que ellos acaban de tener un invierno rudísimo en lo que se refiere a Infecciones Respiratorias Agudas (IRA). En este contexto, es crucial considerar una serie de aspectos claves, desde la importancia de las vacunas contra la gripe y el COVID, hasta los avances en medicamentos como el Nirsevimab, la necesidad de que los servicios de atención estén debidamente preparados y el papel crucial que desempeñan los propios ciudadanos en la prevención.
La temporada invernal reciente en el hemisferio norte ha estado marcada por la propagación significativa de diversas enfermedades respiratorias en simultáneo. La fuerte presencia de contagiosas variantes de COVID, junto a la gripe y a una alta incidencia de otros virus respiratorios como el Virus Sincitial Respiratorio (VSR), han generado una carga considerable en los sistemas de salud y una severa afectación a la población en general. De hecho, se habló comunicacionalmente de una “tripledemia” con un gran impacto en los servicios de atención. Y como ya sabemos que ello va a suceder de igual manera en Chile, urge que nos preparemos con tiempo. Entonces… ¿Qué hacer? Primero, las vacunas contra la gripe y el COVID han demostrado ser una herramienta crucial en la prevención de enfermedades respiratorias durante el invierno, ya que no sólo reducen el riesgo de contraer la enfermedad, sino que también disminuye la gravedad de los síntomas en aquellos que la contraen. Es esencial que las personas, especialmente aquellas en grupos de riesgo como los adultos mayores, los niños, las embarazadas y aquellos con padecimientos crónicos, se vacunen para protegerse a sí mismos y a quienes los rodean.
Junto a mantenerse la presencia de variantes del COVID-19 altamente contagiosas, habrá alza de virus influenza y del virus sincicial con la llegada de las bajas temperaturas. El Virus Respiratorio Sincicial (VRS), es una de las principales causas de infección aguda de las vías respiratorias inferiores en lactantes y niños menores de dos años en todo el mundo, y también puede afectar seriamente a adultos mayores y a personas con problemas en su capacidad defensiva (inmunocomprometidas). El VRS es altamente transmisible y se disemina por medio de gotitas de la saliva de personas sintomáticas por 3 a 8 días, pudiendo durar hasta 15 días en la vía respiratoria. Este virus cuenta con una carga importante de morbilidad y mortalidad. Los síntomas se presentan dentro de los 4 a 6 días después de haberse infectado y generalmente incluyen: secreción nasal, apetito reducido, tos, estornudos, fiebre y dificultad respiratoria. En los niños muy pequeños, los únicos síntomas podrían ser irritabilidad, menor actividad y dificultad para respirar.
El VRS es una de las principales causas de hospitalizaciones y secuelas por virus respiratorios en menores de un año de edad, infecta aproximadamente al 75% de los niños durante el primer año de vida y a cerca del 100% al final del segundo año. Es uno de los factores más determinantes en el incremento de la presión asistencial durante los meses de invierno y es responsable de importante número de ingresos a unidades de cuidados intensivos pediátricas y desafortunadamente también es causa de mortalidad. Además, esta infección se ha relacionado con la ulterior aparición de hiperreactividad bronquial o sibilancias de repetición que puede persistir bastantes años tras la infección. Hasta hace muy poco solo se podía ofrecer tratamiento sintomático de la fiebre y la dificultad respiratoria, pero afortunadamente ya existe una alternativa terapéutica, Nirsevimab, el que es un anticuerpo monoclonal que se administra en una sola dosis de manera preventiva demostrando alta eficacia, seguridad y costo efectividad en los ensayos clínicos, recibiendo aprobación y una fuerte recomendación de uso por parte de las principales agencias del mundo.
El Ministerio de Salud, a través de su Programa Nacional de Inmunizaciones, ha implementado recientemente y de manera pionera en América Latina, la inmunización de todos los lactantes menores de seis meses con Nirsevimab, medicamento que es un anticuerpo monoclonal efectivo y seguro contra el virus sincicial respiratorio (VRS). Todo niño al nacer lo recibirá y quienes tengan menos de 6 meses y no lo recibieron al nacer deberán hacerlo en su consultorio. Sin duda como chilenos debemos estar orgullosos de que este gran avance de las tecnologías sanitarias ya esté disponible en nuestro país.
El desarrollo y la implementación de Nirsevimab representa un avance significativo en la prevención de enfermedades respiratorias, especialmente para los grupos de riesgo. Este fármaco, diseñado para prevenir infecciones por el Virus Sincitial Respiratorio (VSR), ha mostrado una eficacia prometedora en la reducción de la incidencia y la gravedad de la enfermedad en niños pequeños y en aquellos con afecciones médicas subyacentes, por lo que prontamente también estos últimos serán incorporados en tan importante estrategia. La disponibilidad de opciones preventivas adicionales, como este medicamento, ayudará a reducir la carga sobre los servicios de atención y contribuirá a seguir mejorando la sobrevida de nuestros niños.
Junto a las vacunas, cada año se preparan los servicios de atención, ya que estos desempeñan un papel fundamental en la respuesta a las enfermedades respiratorias durante el invierno. Esto incluye asegurar que haya suficiente personal, suministros médicos y disponibilidad horaria en los centros ambulatorios, así como capacidad de convertir camas en los hospitales para manejar la carga adicional. Además, la educación continua del personal y la implementación de medidas de prevención como el uso de mascarillas en los servicios de urgencia son importantes para evitar la propagación de enfermedades en entornos de atención de salud.
Pero la responsabilidad ante las infecciones respiratorias no es sólo de los trabajadores de la salud, ya suficientemente golpeados por la pandemia, también los ciudadanos tienen un papel importante que jugar en la prevención de enfermedades durante el invierno. Lo primero es cumplir con el programa de vacunación, tarea difícil cuando hay señales de agotamiento por parte de la población luego de la pandemia, junto a ello, también hay medidas simples, como lavarse las manos regularmente, cubrirse la boca y la nariz al toser o estornudar, usar mascarillas cuando se tienen síntomas respiratorios y quedarse en casa cuando están enfermos y seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud. Todo ello contribuye a que tengamos un invierno más saludable.
Como siempre, la salud es un tema de todos, ya que es un esfuerzo conjunto que requiere la participación de cada uno de nosotros, de los trabajadores de la salud y de las autoridades sanitarias. Desde la vacunación, la implementación de medidas preventivas, hasta la preparación de los servicios de atención, cada acción cuenta en la lucha contra las enfermedades respiratorias invernales. Con una combinación de medidas preventivas, podemos trabajar juntos para proteger nuestra salud y la de nuestra comunidad durante los meses más fríos del año.