“Mi mayor miedo era que no funcionara”: El camino para abortar cuando no se puede acceder a las tres causales en Chile

Por Polet Herrera

16.06.2024 / 09:00

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El aborto clandestino en Chile bordea entre 30.000 y 150.000 casos cada año. Cuando las mujeres no pueden interrumpir un embarazo no deseado y quedan fuera de las tres causales establecidas por la Ley IVE, buscan opciones fuera de la institucionalidad, aunque eso implique enfrentar una serie de riesgos.


*El siguiente relato es una experiencia real. CNN Chile modificó los nombres y algunas direcciones para proteger a las personas involucradas.

Javiera: ¿Cómo va la misión?
—Fernanda: Voy bien. Hasta el momento es soportable, como una menstruación fuerte, pero no dan ganas de llorar.
—Javiera: ¿Estás usando toallas higiénicas?
—Fernanda: Sí.
—Javiera: Te escribiré en un rato más para saber cómo vas.
—Fernanda: Bueno, ahora solo boto sangre. Entonces, no sé, ya boté todo. He estado caminando alrededor de la casa.
—Javiera: ¿Has tomado agua y comido?
—Fernanda: Sí. No hay pinta de hemorragia, solo me tiene pensando el tema si debía botar más tejido.
—Javiera: ¿La chica que te está asesorando te dijo algo?
—Fernanda: Le mandé una foto e hizo una verificación. Me dijo que probablemente debía botar más de lo mismo.
—Javiera: ¿Cómo sigue la misión?
—Fernanda: Estoy esperando a que me respondan. Es que según yo, ya boté todo. Estoy ansiosa porque no sé las dimensiones de lo que tenía que botar.
—Javiera: ¿Cómo te sientes?
—Fernanda: Hablé con la chica. Me tengo que hacer una ecografía para verificar si solté todo y evitar una infección. Según yo, ya boté todo. No me sale nada, solo orina con sangre.
—Javiera: Hay que estar atentas a lo que pueda pasar en la noche. Lo has hecho muy bien, eres muy valiente.
—Fernanda: Solo quiero que esto termine luego.


Ocho meses atrás, en pleno verano, el 2 de diciembre de 2023, Fernanda se levantó temprano. Hace unos días tomó mifepristona y hoy debe ingerir misoprostol de manera sublingual para culminar con la interrupción de un embarazo no deseado.

A las 9:00 de la mañana ingiere las pastillas y una hora después comenzó con el sangrado. “Ese día la pasé sola. Siempre recomiendo estar acompañada, pero traté de estar tranquila, tomando té, comiendo cosas calentitas, viendo series que me gustaban y, de vez en cuando, haciendo ejercicio”, recuerda.

Entre el miedo, mantener la calma y estar vigilante para que nada se complicara, cuando las pastillas hicieron su efecto, relata que sintió dolor, pero no era tan intenso. “Existe un miedo generalizado porque cada cuerpo tiene una respuesta diferente. Agradezco que en mi caso no haya sido doloroso ni traumático”, expuso.

En ese entonces, la palabra aborto estaba obsoleta en el debate público y político; la agenda estaba eclipsada por temáticas de seguridad. Sin embargo, en la reciente Cuenta Pública, el Presidente Gabriel Boric anunció en el ex Congreso Nacional que presentará un proyecto de aborto legal durante el segundo semestre de este año.

Como bien dice la frase, “no dar puntada sin hilo”, el hecho provocó una reacción inmediata: nueve diputados se levantaron de sus asientos y se retiraron del salón de honor. Entre ellos estaban Miguel Mellado y Eduardo Durán de Renovación Nacional (RN), Henry Leal y Gustavo Benavente de la Unión Demócrata Independiente (UDI), Francesca Muñoz y Sara Concha del Partido Social Cristiano (PSC), y Agustín Romero del Partido Republicano.

De hecho, en la sociedad el tema del aborto no es algo que genere consenso y así lo han reflejado diversos estudios de opinión. La última encuesta Cadem, publicada el pasado 9 de junio, dio cuenta que “sobre el aborto, 55% está de acuerdo con que una mujer tengo el derecho de hacerse un aborto bajo algunas circunstancias, 28% bajo cualquier circunstancia y 16% bajo ninguna circunstancia”.

Más allá de las voces a favor y en contra, y de los dimes y diretes, ¿cómo es en Chile enfrentar un aborto sin causales?

El camino para abortar sin causales: Prevenir ser estafada por revendedores

Fernanda confirmó su embarazo el 16 de noviembre de 2023, luego de realizarse un test. Sobre la decisión de abortar, lo conversó con su amiga Javiera y su hermana.

Recurrieron a una organización, pero no fue fácil porque en Instagram el tiempo de atención era demasiado largo y el reloj corría rápido. Por tanto, decidió contactarse por correo. “Dos días después me respondieron y me dieron las indicaciones para ir a un lugar seguro”, señala.

La organización a la que acudió, y la cual CNN Chile protegue su identidad, es una de las tantas que hoy existen y funcionan en el anonimato y la ilegalidad para ayudar a mujeres a abortar.

También, en paralelo, buscaron una segunda opinión, siendo intermediaria Javiera, quien se contactó con una conocida que trabajaba en el área de la salud con el fin de brindar tranquilidad y seguridad a Fernanda, explicándole cómo era el procedimiento y qué había que hacer en una situación de emergencia.

El día antes del encuentro con la trabajadora, Fernanda le envío un mensaje a Javiera: “Tengo miedo, amiga, pero de lo único que estoy mentalizándome para lo que se viene. Yo sé que no es fácil, pero lo que he pensado ayer y hoy es que quiero ser libre, y que lamentablemente en este momento la maternidad no tiene nada que ver conmigo”.

Finalmente, la reunión se concretó, resolvieron las dudas y comenzó el camino de interrumpir un embarazo no deseado.

La joven detalla que no es simplemente llegar y que te pasen las pastillas; primero hay que mostrar una ecografía para confirmar el embarazo y que este no sea inferior a seis semanas. Esos días fueron agitados, ya que desde Colina debió ir hasta un centro médico en el centro de Santiago.

Después de enviar esa información, le enviaron un WhatsApp de una chica que la acompañaría en el proceso de interrumpir su embarazo. “Era de México y en caso de cualquier duda me iba a asistir”, detalla.

“Esta misma chica luego me dio otro contacto y debí asistir a una charla sobre el aborto. Después de esa reunión, nos decían cómo obtener las pastillas y teníamos que pagar 80 lucas, depositarlas en una cuenta y, después de eso, me juntaba con una persona para que me las entregara”, complementa.

El aborto clandestino en Chile bordea entre 30. 000 y 150.000 casos cada año.

Otra arista importante que menciona es que la aconsejaron que no comprara a revendedores, ya que estos se “aprovechaban e inflaban mucho los precios”, y que ellas con ese dinero que pagaban a la organización ayudaban a mujeres que no tenían los recursos a pagarse las pastillas.

Riesgos y dificultades

Sobre esta problemática, Débora Solís, directora ejecutiva de Aprofa, explica en CNN Chile que la interrupción del embarazo esté penalizada en nuestro país, “no impide que las mujeres sigan necesitando interrumpir los embarazos no deseados o no planificados de manera doméstica, lo que evidentemente pone en riesgo su salud sexual y salud reproductiva y por qué no decirlo sus vidas”.

En cuanto al negocio en esta materia, la directora ejecutiva de Aprofa, afirma:”Efectivamente, existe un mercado negro que más que buscar el bienestar o apoyar a las mujeres y personas gestantes que están en esta situación, aprovechan la angustia y la necesidad para hacer negocio, especular y lucrar con esta situación, muchas veces a través de estafas, falsificación y adulteración de pastillas”.

Si bien no existen cifras oficiales, la abogada Lidia Casas, directora del Centro de Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales (UDP), señaló al diario El País que el aborto clandestino en Chile bordea entre 30. 000 y 150.000 casos cada año, sin apoyo médico y con medicamentos del mercado negro.

En esa misma línea, Solis, explicó que dado a la estigmatización y también a la ilegalidad, no se cuenta con un estudio certero que cuantifique cuantas interrupciones de embarazo se realizan en Chile; por lo que existen cifras estimadas que se han consignado en los monitoreos de la Ley Interrupción Voluntaria del Embarazo en tres causales (IVE) realizados por organizaciones de la sociedad civil que indican que a nivel nacional se producirían entre 60.000 a 300.000 abortos al margen del sistema de salud al año, lo que es muy superior a las cifras informadas en relación con la utilización de la Ley IVE.

El misoprostol se utiliza de manera clandestina para interrumpir un embarazo no deseado.

Por su parte, Camila Maturana, directora de Corporación Humanas, subrayó: “La criminalización del aborto, fuera de las tres causales, implica para quienes la enfrentan el temor a ser denunciadas por quienes conocen la situación en que se encuentran y barreras para solicitar atención de salud en caso de sufrir alguna complicación. Sabemos que en Chile son pocas las mujeres que llegan a cumplir una condena penal por abortar fuera de la ley, pero sabemos también de la ruta de la criminalización, como la posibilidad ser denunciadas si requieren atención de salud de emergencia, tener que prestar declaraciones aun estando hospitalizadas, ser sometidas a tratos crueles, inhumanos o degradantes o derechamente tortura por parte de agentes policiles, buscar representación jurídica para su defensa, tener que participar de diversas audiencias, rendir pruebas y un largo listado de etcéteras”.

En ese sentido, Maturana analiza que es importante el anuncio presidencial sobre un proyecto legal, ya que permite un debate democrático, amplio y plural sobre los derechos sexuales y reproductivos, en particular sobre derecho a decidir de las mujeres y las niñas, y también sobre las condiciones que se requieren para las maternidades voluntarias o libremente elegidas.

“Mi mayor miedo era que no funcionara”

El 16 de diciembre de 2023, Fernanda se realizó una ecografía después de su procedimiento. Se contactó con Javiera a través de un mensaje en Instagram:

“Amiga, te escribo para decirte que en esta última ecografía pude confirmar que todo fue expulsado, no tengo nada, ningún indicio de haber hecho algo. Estoy demasiado feliz y lloré de alegría con la matrona cuando supe. Me abrazó y me fui en paz a juntarme con mi hermana. Te quería dar las gracias por acompañarme en este proceso tan complicado. Siento que pasaron tantas cosas en un solo mes, que todavía no lo creo, es más, aún no puedo creer que todo haya funcionado. Gracias por preocuparte por mí y estar siempre pendiente de todo”, escribió.

Fernanda decidió poner fin a su embarazo cuando tenía ocho semanas. Al reflexionar sobre lo que tuvo que pasar hace meses atrás, plantea que el aborto aún está estigmatizado: “A veces pasan estas cosas, existen métodos que fallan y hay una carga demasiado grande para una. Al final, es el pensamiento de las personas lo que hace que nos afecte de manera colectiva y genere miedo”.

A pesar de los temores, la joven fue enfática en mostrar su postura y de manera clara afirma: “Una es quien debe decidir qué es lo que debe hacer. Yo no me arrepiento de nada”. Agregó: “Mi mayor miedo, más allá de una hemorragia o no, era que no funcionara, como que ese era el miedo principal, que el uso de la pastilla no funcionara”.

Al pensar en cómo hubiese sido su proceso al estar acompañada por personal médico y no sola en su casa, concluyó: “La experiencia hubiese sido totalmente diferente. Si me hubiese pasado algo, como una hemorragia, habría estado con profesionales y no habría tenido miedo”.