El 26 de julio de 1876, poco menos de tres años antes de su muerte en el Combate Naval de Iquique, el capitán presentó su tesis titulada "Observaciones a la Lei Electoral Vijente", que le permitió cinco días después transformarse en el primer oficial de la Armada de Chile en recibirse en Derecho a sus 28 años.
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En el momento en que el capitán de Corbeta Arturo Prat Chacón fallecía en la cubierta del monitor Huáscar en la bahía de Iquique el 21 de mayo de 1879, su carrera naval, iniciada a los 10 años en 1858, lo había llevado a participar de los combates de Papudo y Abtao -donde coincidió con Miguel Grau en la escuadra aliada de Chile y Perú- en la guerra contra España, y al Río de la Plata en Argentina como agente secreto de nuestro país.
Pero una faceta un poco más desconocida es su labor como abogado, tras convertirse en el primer oficial de la Armada de Chile en servicio activo en obtener ese título, y que ejerció durante casi tres años, hasta su muerte en la Guerra del Pacífico.
El profesor de la Facultad de Derecho, Mario Arnello, destacó que sus primeros años de estudio fueron “muy difíciles, porque los tenía que hacer a distancia por sus funciones navales, estudiaba de noche y daba exámenes libres, y por su carrera naval le permitieron no cumplir horarios de clases. Luego, ese esfuerzo y entereza se expresó como abogado a la hora de defender causas difíciles, incluso contrariando a los almirantes, revelando una dimensión moral muy importante”.
Entre las dificultades que debió enfrentar Prat, el profesor Arnello señaló los continuos traslados y diferentes tareas que debió asumir.
“Estuvo destinado en Antofagasta, después fue director de la Escuela Naval, entonces era difícil, porque tenía que trasladarse a Santiago para los exámenes, y además a los jefes no les gustaba esto. Un almirante habría dicho que no le gustaban los marinos literatos, aludiendo que Prat -en vez de juntarse con sus compañeros de guarnición que estaban con sus chanzas, sus entretenciones en restoranes y bares- se iba a estudiar”
Ya titulado, Arturo Prat tuvo un estudio en la ciudad de Valparaíso, en el cual combinó su profesión con su carrera en la Armada; aunque ya en 1872, mientras estudiaba, se le había pedido su opinión sobre el Proyecto de Ley de Navegación, incorporándose varias de sus enmiendas.
A lo largo de los años participó en la defensa de Ricardo Owen, ingeniero 2° de la Covadonga, quien fue acusado por su oficial de insultarlo, caso que ganó. Posteriormente defendió a su amigo Luis Uribe, entonces teniente y que sería su segundo en la Esmeralda el 21 de mayo, quien fue llevado a Corte Marcial por el Almirante Goñi luego de un incidente en Inglaterra, donde se encontraban en misión especial, por casarse sin autorización. Al recordar el incidente, el profesor Arnello releva “que un capitán defendiera a un teniente contra un almirante en un tribunal militar era una situación muy difícil, y lo hizo con gran entereza, salvando la carrera de Uribe. Este caso, demostró su capacidad jurídica, pero sobre todo su defensa del derecho y de la justicia”.
Su análisis de la ley electoral
Su tesis, presentada el 26 de julio de 1876 en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile con el título “Observaciones a la Lei Electoral Vijente”, reviste especial interés por el análisis que realizó del sistema electoral que había sido reformado dos años antes. Esto, con el objetivo de ampliar el número de personas con el derecho a votar mediante la sustitución de la presunción de renta para ejercer el voto, por el criterio basado en la capacidad de saber leer y escribir.
Este último punto, el capitán Prat lo catalogaba en su tesis como “la forma más inteligente y la única aceptable del sufragio universal”, y que junto a la justicia electoral por jurados, “importaban innovaciones tan trascendentales” que impulsaron a la actividad a partidos políticos opositores aletargados y condenados a una “forzosa abstención” por las condiciones electorales vigentes.
La ley original, aprobada en 1861, había sido revisada en 1874, realizándose una serie de enmiendas a su funcionamiento que, entre otras cosas, abarcaron la creación de un poder electoral que sustituía a los municipios en esas labores, y la prohibición impuesta a la junta receptora para objetar la calidad de electores, con el objetivo de limitar la intervención electoral del gobierno de turno, además de la ampliación de los votantes.
Sin embargo, tras entrar en vigor la reforma, el oficial de la marina aseguró que “se notaron nuevas deficiencias que fue indispensable salvar por medio de otras leyes promulgadas por telégrafo. Bajo el imperio de la nueva ley de elecciones y sus complementarias, se han efectuado las elecciones de Congreso y Municipalidades. Este primer ensayo ha venido a manifestar, a la vez que la excelencia de los principios que le sirven de base, la subsistencia de algunos defectos de detalle en su reglamentación”, que procedió a analizar, y proponer soluciones.
De forma crítica, propositiva y rigurosa, el capitán Prat entrega a lo largo de las 35 páginas de su tesis una lectura de la ley y los vacíos que tenía, de manera de asegurar que no quedara ninguna duda sobre su aplicación, y se respetara el espíritu de la misma, asegurando que se alcance “el alto objeto a que está destinada: ser garantía eficaz de que el resultado de las urnas sea la fiel expresión de la voluntad nacional”.
Así, sus observaciones incluyen proponer la modificación de la formación del registro de electores, al proceso de nombramiento de las juntas encargadas para evitar la intervención de las autoridades en las elecciones, ajustes a la organización de la junta de mayores contribuyentes -que reemplazaron a los municipios en las tareas electorales-, y a la justicia electoral, entre otros puntos.
Aprobada su tesis ese 26 de julio y aprobado en su examen de licenciatura, recibió el grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas con la firma del Rector Ignacio Domeyko. Cinco días después, se le otorgó el título de abogado en la Corte Suprema, presidida en ese momento por el ex presidente Manuel Montt.
En ese hito, al entrar, “se saca su espada, se la entrega al ujier, y le dice: ‘esta es la única vez que entregaré mi espada’, y entra de uniforme a la sala a jurar desarmado como muestra de respeto”, al deponer las armas ante el Derecho, como relata el profesor Arnello.
Menos de tres años alcanzó a ejercer el derecho, antes de partir con la Armada de Chile al norte al iniciarse la Guerra del Pacífico, lo que lo llevaría a terminar sus días en la bahía de Iquique. Un marino atípico, comprometido con la justicia y que en su tesis plasmó para el futuro su compromiso con la democracia y el sufragio universal.