Una quincena de expertos de Canadá, Dinamarca o Estados Unidos, reunidos en Santiago desde el pasado 24 de enero, dilucidarán el origen de la bacteria "clostridium botulinum" encontrada en un molar del poeta, cuyos restos fueron exhumados hace una década en su casa de Isla Negra.
(EFE) – Casi 50 años después del fallecimiento del Nobel chileno Pablo Neruda, el misterio de su muerte podría estar a horas de resolverse: un panel internacional de expertos revelará el viernes si la causa fue el cáncer avanzado de próstata que padecía o si la dictadura de Augusto Pinochet, que días antes había asaltado el poder, tuvo algo que ver.
Una quincena de expertos de Canadá, Dinamarca o Estados Unidos, reunidos en Santiago desde el pasado 24 de enero, dilucidarán el origen de la bacteria “clostridium botulinum” encontrada en un molar del poeta, cuyos restos fueron exhumados hace una década en su casa de Isla Negra, a 100 kilómetros de Santiago.
El “clostridium botulinum”, responsable del bolutismo, es un bacilo que se encuentra por lo general en la tierra y la clave está en determinar si la muestra hallada fue alterada en un laboratorio e inoculada después, lo que demostraría la intervención de terceros.
“Se encontró una cantidad incompatible con la vida (…) Por fin vamos a conocer la verdad sobre su muerte”, ocurrida doce días después del golpe que el 11 de septiembre de 1973 derrocó el Gobierno de Salvador Allende, afirmó a EFE Rodolfo Reyes, sobrino de Neruda.
“Estamos ad portas de poner término a una investigación trascendental“, admitió por su parte Mario Carroza, quien dirigió hasta 2020 la causa sobre el poeta más famoso de Chile.
“El gran enemigo de Pinochet”
La investigación arrancó en 2011 luego de que el Partido Comunista (PC), donde militaba el escritor y senador, presentó una querella cuestionando la versión de la dictadura, que apuntaba al cáncer metastásico y a la caquexia como la causa de muerte.
El partido se basó en el testimonio de Manuel Araya, antiguo chofer del poeta y quien sostiene que fue envenenado con químicos por el régimen cuando acudió por un empeoramiento de su estado de salud a la Clínica Santa María, en Santiago.
Araya fue una de las últimas personas que lo vio con vida, junto a la esposa de Neruda, Matilde Urrutia, quien “siempre afirmó que la enfermedad estaba controlada y que el urólogo le auguraba unos cinco años más de vida“, indicó a EFE el historiador y periodista Mario Amorós.
Amorós, autor de la biografía Neruda. El príncipe de los poetas, recordó que el Nobel había planeado viajar a México pocos días antes de morir, a los 69 años, y que en el exilio “hubiese sido el gran enemigo de Pinochet“.
“Neruda era un hombre muy peligroso para quedarse en Chile o para irse de Chile. Después de la muerte de Allende y Víctor Jara, no había otra persona que unificara tanto”, apuntó en la misma línea su sobrino.
La investigación, en la que han intervenido tres paneles de expertos, ha enfrentado muchas trabas, desde la poca colaboración de la clínica hasta las dificultades administrativas para que los sucesivos gobiernos financiaran las pruebas científicas en laboratorios extranjeros, según la familia.
“La pandemia también supuso una gran demora”, lamentó Reyes.
El gran hito de la investigación se produjo en 2017, cuando el segundo panel de expertos detectó el “clostridium botulinum” en el molar y concluyó que el autor de “Veinte poemas de amor y una canción desesperada” no estaba en riesgo vital cuando ingresó en la clínica.
También fue trascendental que se lograra determinar que el médico que se encontraba de turno cuando falleció el poeta, el conocido como “doctor Prize”, no figura en ningún registro de la época del Colegio Médico, lo que ensombrece aún más esta figura ya de por sí enigmática.
En la mira del feminismo
En Chile se ha dado poco seguimiento a la recta final del caso, algo que Amorós achacó “al desinterés por informar de ciertos medios acerca de la verdadera magnitud de la represión de la dictadura“.
Neruda, autor del famoso verso “Me gusta cuando callas”, lleva además varios años en el punto de mira del potente movimiento feminista chileno, que le tacha de machista y de haberse vanagloriado en uno de sus textos de haber cometido una violación.
Soledad Falabella, de la Universidad de Chile, explicó a EFE que la obra del Nobel se empezó a revisitar a raíz del #NiUnaMenos, el #MeToo y el llamado “Mayo Feminista” de 2018 en Chile.
“Leer a Neruda ya no puede ser solo una lectura laudatoria de su representatividad como el vate (poeta) del pueblo. Leer hoy a Neruda nos exige ser capaces de ejercer una actitud crítica, capaz de cuestionar su normatividad heteropatriarcal”, indicó.
Sin embargo, alertó, “una lectura hoy crítica también debe resistirse a la violencia de la policía moralista que llama a tirarlo todo por la borda“.