A casi una semana de lo ocurrido durante la manifestación convocada por la Confech, el funcionario policial y otros dos compañeros interpusieron la acción judicial contra quienes resulten responsables. En el documento entregan su versión de los hechos y acusan que fueron atacados por un grupo de “alrededor de 60 a 70 encapuchados, vestidos de uniforme escolar, pantalón gris y polerón negro”.
A casi una semana de la manifestación que fue convocada por la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) y que se desarrolló en el centro de Santiago, el funcionario de Carabineros que disparó acusando legítima defensa, junto a dos de sus compañeros, interpuso una querella por homicidio frustrado contra quienes resulten responsables.
En la acción judicial, Leandro Quezada relata su versión de los hechos afirmando que ese día se encontraba controlando el tránsito desde las 6:30 horas en la Alameda, debido a la marcha que se iba a realizar durante la jornada.
Fue en dicha labor cuando, pasado el mediodía, “desde la plaza Benjamín Vicuña Mackenna (ubicada a un costado del cerro Santa Lucía), caminaron alrededor de 60 a 70 encapuchados, vestidos de uniforme escolar, pantalón gris y polerón negro, quienes se ubicaron en el bandejón central de la Avenida O’Higgins, en donde permanecieron unos 10 minutos, para luego y en forma sorpresiva comenzar a correr hacia nosotros lanzándonos piedras y cualquier objeto que tuvieran a la mano”, consignó La Tercera.
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En ese momento, asegura Quezada en el documento, retrocedió junto a sus compañeros de trabajo mientras los involucrados comenzaron a rodearlos. “Me percato de que mi sargento (Patricio) Gómez quedó atrás, por lo que me di vuelta para buscarlo y un sujeto encapuchado me pegó un golpe de puño, al parecer con una manopla en mi cabeza a un costado de mi ceja izquierda”.
“Caí al suelo inmediatamente y comencé a cubrirme la cabeza con ambos brazos, ya que varios encapuchados se acercaron para propinar golpes de todo tipo”, agrega.
Posteriormente, continúa relatando el oficial, “cuando logré ponerme de pie veo de entre 10 a 15 personas a mi alrededor, quienes me continuaban pegando y lanzando objetos, y momentos antes me habían quitado mi bastón retráctil, por lo que, ante el miedo de mi integridad física, es que desenfundé mi arma de servicio, revolver, y efectué un solo disparo al suelo. Los individuos se alejan de mí y logro divisar a mi sargento Gómez ingresando a un edificio, al que también hago ingreso”.
Por su parte, Gómez acusa que el grupo de “estudiantes” se les acercó y comenzaron “lanzar piedras en donde nos encontrábamos el carabinero Quezada Castro, la sargento 2° (Carmen) Figueroa y yo”.
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“Comenzamos a correr hacia el oriente unos 100 metros aproximadamente, hasta llegar a calle Lira, en donde me dieron alcance, lanzándome contra la pared y recibiendo golpes con objetos contundentes, en donde yo solo trataba de protegerme, cubriendo mi cara y cuerpo”, afirma.
Fue en ese momento, asegura, cuando vio que Quezada estaba siendo golpeado en el suelo: “Es en esos instantes que escuché un disparo, y los jóvenes comenzaron a dispersarse hacia el costado norte de la calzada. De lo anterior, es que le grito al carabinero Quezada ‘¡avancemos!’, logrando refugiarnos en dependencias de la Universidad Católica, mientras que la sargento Figueroa se encontraba refugiada en el interior de un almacén”.
Finalmente, Figueroa dice que vio car a Quezada al suelo “para luego ser agredido con golpes de pies y de puño por parte de los manifestantes, quienes también le lanzaba piedras a él y a nosotros, mientras el sargento Gómez me gritaba ‘¡Carmencita, agáchate!’, por lo que me cubro con mis brazos, instantes en que alguien me tomó por la espalda y me jaló hacia un negocio, el que inmediatamente cerraron”.