El mandatario dijo esta semana que no sabe "cómo queda el corazón" de los lectores de algunos diarios nacionales tras leer las noticias. Peña afirmó que si los diarios no existieran, "quienes manejan el Estado podrían hacer lo que les place".
El rector de la Universidad Diego Portales (UDP), Carlos Peña, respondió al cuestionamiento realizado por el presidente Gabriel Boric a algunos diarios de Chile y le sugirió preocuparse más bien por “la salud de la democracia si los diarios no existieran”.
¿Qué dijo el presidente Boric?
Durante su intervención en el Encuentro Anual de la Industria 2023 realizado el miércoles, el presidente Boric destacó los hitos que han marcado la agenda periodística en el último mes, como su visita de Estado a China y la realización de los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. “Tenemos muchas buenas noticias que dar”, manifestó.
Sin embargo, sostuvo que cuando ve los titulares de los diarios, le resulta “impresionante el afán por preferir las malas (noticias)”.
“Yo no sé cómo, quienes siguen leyendo los diarios El Mercurio, La Tercera, La Segunda, queda su corazón después de esto, porque en verdad pareciera como si viviéramos en un país infernal, y no estamos en eso”, agregó el mandatario.
¿Qué respondió Carlos Peña?
A través de su columna en El Mercurio, Carlos Peña señaló que “habría que aclararle -al presidente- que en general la gente lee los diarios no buscando un bálsamo para el espíritu (o como el Presidente prefiere, para el corazón), puesto que para eso hay disponibles cosas más eficaces, sino para formarse una opinión acerca del mundo que tenemos en común y especialmente para escrutar a quienes, como él, poseen el poder”.
Por eso, sugirió al jefe de Estado no preocuparse por “la salud cardíaca o espiritual” de quienes hojean los periódicos: “De lo que sí debiera preocuparse es de la salud de la democracia si los diarios no existieran”.
Peña afirmó que si los diarios no existieran, “quienes manejan el Estado podrían hacer lo que les place, puesto que nadie se enteraría de los estropicios que se cometen en la esfera pública, las tonteras que a veces dicen quienes manejan el Estado quedarían impunes (y mal enseñarían a la gente), los discursos y las frases que se premeditan cuidadosamente lograrían en parte su objetivo (puesto que nadie subrayaría el ridículo en que se suele incurrir con ellas) y, en general, el debate democrático se pondría anémico hasta casi languidecer”.
Finalmente, el académico reconoció que los diarios a veces destacan errores o polémicas “más de lo necesario”, pero agregó que “nada de eso ha de hacer olvidar que la esfera pública sería peor, o sería casi inexistente, si la prensa escrita no existiera y si en vez de El Mercurio, La Tercera, La Segunda o los diarios regionales, la ciudadanía contara nada más que con los matinales o las redes para enterarse de las cosas que ocurren y que configuran poco a poco el mundo que tenemos en común“.