“Es tremendo que nadie sepa dónde está. Cómo desaparece algo tan grande, tan macizo, cómo nadie -ni del mundo político ni del artístico- nunca denunció su pérdida”, relató al citado medio.
Meneses continuó: “A mí me parece todo muy loco. Estamos hablando de un monumento que en total medía casi diez metros: la estatua unos tres y el resto era la gruta, porque siempre fue pensado para que la gente peregrinara hasta ahí”.
Sobre cómo era la figura, el periodista explicó que “era un Che de bronce en posición de resistencia, con un grito en la cara, colgado de un fusil, como crucificado, nada que ver con la típica estatua del prócer”.
Incluso la historia de su creación es sorpréndete. “Se trabajó en un par de fundiciones de Santiago, muy en secreto, y luego pasó mucho tiempo escondida en la Municipalidad de San Miguel, porque su gestor -que era del partido Socialista, pero la hizo a título personal- quería sorprender y aprovechar la juramentación de Allende para que la visitaran todas las delegaciones internacionales, en especial las de Cuba, de Bolivia y Argentina”, agregó.
Desde que se derrumbó, nunca más se supo de la estatua, que lleva más de 50 años desaparecida. “Después de publicar el libro me llegó una nueva versión de que habría sido destruida, dinamitada. Es algo que me cuesta creer porque otro exmilitar me decía que este tipo de estatuas que se roban así son como trofeos de guerra”.
“Como sea, no es una tarea de la que me voy a encargar yo. Siento que con mi libro llego hasta acá; al fin, yo no soy perseguidor de estatuas”, cerró.