La corresponsal Clarissa Ward fue escoltada por seis camionetas del Ejército durante toda su visita al país asiático, hoy regido por los militares luego que hace dos meses derrocaran el gobierno democráticamente electo.
La Junta Militar que preside hoy Myanmar permitió el ingreso a un equipo de CNN, el que pudo comprobar en terreno las violaciones contra los derechos humanos que han cometido los militares contra la población que se manifiesta en contra del golpe.
La corresponsal Clarissa Ward estuvo acompañada por miembros del Ejército y no pudo desarrollar su trabajo libremente.
“De día la junta militar continúa su brutal represión. Mueren quienes se manifiestan a favor de la democracia y se rehúsan a someterse al reglamento militar”, dijo la periodista tras haber estado en el país asiático.
Han pasado dos meses desde que los militares derrocaran el gobierno democráticamente electo de Myanmar. Y tras estos dos meses, la Junta Militar no ha reparado en la indiscriminada violencia que ha ejercido en contra de la ciudadanía.
En oficinas de Rangún, la corresponsal pudo conversar con quienes acusan ser víctimas de las protestas. Estas personas denuncian haber sido golpeadas, amenazadas y humilladas por “los violadores”, término que ocupan los militares para nombrar a los manifestantes que están en la plaza.
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Por otro lado, el administrador de la Municipalidad de Ocalapa se quejó que los manifestantes son ruidosos y violan la ley al reunirse en grupos de más de cinco personas. La corresponsal Ward consultó si esto era comparable con las más de 500 personas asesinadas, aunque no tuvo respuesta y sólo generó incomodidad entre los entrevistados.
El equipo de CNN fue trasladado a un centro comercial que fue incendiado durante la noche anterior. Como muchas empresas en Myanmar, los militares también controlan una parte de esta.
El escolta del equipo periodístico explica que esto fue el resultado de las protestas y de los manifestantes. Tras ver otras tres fábricas incendiadas, la periodista explica que es el principal fundamento que dan sus escoltas para validar el actuar del Ejército.
De parte de los grupos de manifestantes niegan haber tenido participación en estos actos incendiarios. Mientras que los dueños de las fábricas simplemente no saben quiénes fueron los responsables.
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Cada momento de la visita es seguido de cerca por al menos seis camionetas con miembros del Ejército de Myanmar.
Incluso una vez se divulgó la presencia de CNN en territorio myanma, los militares cortaron el wifi para detener la mensajería entre manifestantes.
De todas formas, algunas personas que logran ver la camioneta hacen el saludo de tres dedos levantados, popular gesto de Los Juegos del Hambre que representaba la revolución en contra del Capitolio.
Una pequeña manifestación de un centenar de personas fue avistada por el convoy, personas que rechazan el regreso del Ejército de Myanmar al mando del país. Y a pesar de los intentos por detener el vehículo para conversar con estos manifestantes, la escolta no lo permite.