Cómo operaban los hermanos maristas para abusar sexualmente de menores
Por CNN Chile
18.12.2018 / 21:51
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CNN Chile tuvo acceso a la investigación canónica del caso maristas, en la que llama la atención las estrategias de los religiosos para ganar la confianza de sus víctimas. En este reportaje las revisamos junto a los testimonios de los denunciantes.
CNN Chile tuvo acceso completo y en exclusiva a la investigación canónica contra un grupo de hermanos maristas acusados de abusos sexuales y violación.
Al hacer un análisis de las 489 páginas del documento, llama la atención la forma en que estos hermanos se iban ganando la confianza de las víctimas. Lo revisamos en el segundo reportaje de la serie del caso maristas.
Manipulación a través de los estudios
A Martín le cambiamos el nombre para proteger su identidad. Él terminó la enseñanza media en el Instituto Rafael Ariztía de Quillota, de lo cual fue gestor el hermano Luis Cornejo, quien le ofreció ayuda para el traslado y le consiguió una beca.
“Supongo que se colgó de las expectativas que uno tiene a largo plazo del estudio, pero yo siempre pensé que lo hacía con la mejor de las intenciones”, comenta Martín.
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Luego de haber sido abusado por Cornejo y que esto gatillara en que bajara las notas y que, incluso, pensara en quitarse la vida, mira todo desde otro punto de vista: “Ahora yo lo veo y digo, si me hubiera quedado en el colegio en el que estaba, quizás desde un principio podría haber estado estudiando lo que yo hubiese querido. No hubiese tenido todas las situaciones traumantes que pude haber pasado en esa época”.
Asegura que Cornejo se acercaba a los alumnos a través de las organizaciones estudiantiles y allí se ganaba las confianzas: “Se acercaba en primera instancia a nosotros para ofrecernos participar en jornadas en las que nos hacía ciertos talleres, actividades, dinámicas, y compartíamos con él todo el día”.
“Mira lo que me hiciste hacer”
En la investigación liderada por el sacerdote David Albornoz hay testimonios que afirman, por ejemplo, que Abel Pérez, por ejemplo, se acercaba a los alumnos a través del grupo de scout y que tenía predilección por los niños rubios y de ojos azules.
El fiscal regional metropolitano sur, Raúl Guzmán, señala que “estos delitos se cometen dentro de un espacio de particular vulnerabilidad donde las víctimas son menores de edad, miembros de una comunidad escolar, con quienes tenía además no un vínculo de subordinación, pero sí de respeto o autoridad de quienes fueron sus agresores en este espacio”.
Otros casos en la investigación canónica a la que tuvo acceso CNN Chile también revelan esta metodología: una denunciante de abusos del colegio marista de La Pintana, afirma en su declaración que Carlos Lira se aprovechó de que tenía problemas familiares, de su confianza y de su fe. En una ocasión relata que los juegos eran en sus costillas y sus pechos, y que le daba besos en la boca Además señala que la llamaba “su muñeca”.
Nicolás, quien dio por primera vez su testimonio de forma pública, también se enfrentó al mismo escenario. Le estaba yendo mal en el colegio, tenía problemas en matemáticas y Jesús Castañeda se ofreció a prestarle ayuda:”Te crían pensando en que si tú no sales de ese colegio no vas a ser un profesional. Al principio uno se echa la culpa, y obviamente el personaje no te ayuda a no pensar lo contrario“.
Algunos hermanos maristas incluso culpaban a los propios niños o jóvenes de sus actos. Jaime Concha, denunciante del caso maristas, relata que los religiosos les decían “reza por mí, no estás rezando suficiente por mí, mira lo que me hiciste hacer, si tu mamá se llega a enterar o si tu padre se llega a enterar, se mueren”.
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La Iglesia tiene en su poder todos estos testimonios y los encontró verosímiles. El investigador sugiere que a Jesús Castañeda, Armando Alegría, Adolfo Fuentes y a Carlos Lira se le aplica el canon 695, es decir, la expulsión.
La congregación está a la espera de lo que determine la justicia civil. Mientras tanto, todos ellos siguen viviendo en la casona de la congregación en Providencia.