Un discurso con ribetes políticos que se da en medio del terremoto que sacude al tribunal tras conocerse los chat de la ministra Ángela Vivanco con el abogado Luis Hermosilla, quien permanece en prisión preventiva por el Caso Audios.
“La abogacía es un encargo social muy relevante. Es una actividad delicada, compleja y sobre todo exigente desde diversas dimensiones”.
Con estas palabras, el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Blanco, dio inicio a su discurso en el marco de la ceremonia de juramento de nuevos abogados, realizada en el Palacio de Tribunales.
Un discurso con ribetes políticos que se da en medio del terremoto que sacude al tribunal tras conocerse los chat de la ministra Ángela Vivanco con el abogado Luis Hermosilla, quien permanece en prisión preventiva por el Caso Audios.
Dichos mensajes revelados motivaron que la Suprema aperturara un cuaderno de remoción en contra de Vivanco, además de dos investigaciones por parte del Ministerio Público.
“La profesión jurídica no sólo implica desempeñarse con prudencia, buena fe, excelencia y sentido de justicia en cada acción que desarrollen en su vida laboral, también exige condiciones vinculadas a la moral y a la ética, que constituyen pilares fundamentales de lo que la sociedad espera a través de este gran acto de confianza por el cual se les entrega la investidura legal para representar los derechos de las personas en estrados y otras instancias que requieren de esa oficialidad”, aseguró Blanco a los nuevos abogados.
Y continuó: “La abogacía no puede comprenderse prescindiendo del valor de la democracia, como base que hace posible, además de los derechos y objetivos ya mencionados, el tributo y promoción de los derechos humanos. Entre los principios ya mencionados, siempre debe existir una relación virtuosa”.
“Desde luego, asumir en profundidad la observancia de los derechos humanos obliga a mirar el ejercicio de la democracia de un modo más sofisticado y siempre en función de los ideales éticos, políticos y en relación con los derechos esenciales de las personas”, añadió.
Finalmente, el presidente del Máximo Tribunal planteó que “en este punto, el papel de los abogados y abogadas resulta vital, pues como líderes naturales de su comunidad deberán desplegar su talento para hacer efectivo el contenido de esos derechos aplicados a un sistema democrático en permanente desarrollo”.
“Pero esto requiere de personas preparadas, como ustedes, con conocimientos jurídicos que contribuyan al bienestar de su comunidad, al respeto de la democracia y a la protección de los derechos humanos. Confiamos en que desde hoy asumirán con entereza y la mayor dedicación este noble y gran reto”, cerró.