Este 2024 se cumplen 20 años desde que el divorcio es posible en nuestro país. Una batalla que se dio cerca por cerca de 10 años en el Congreso y que finalmente terminó con la promulgación en el año 2004.
—¿Usted conoce a alguien que esté divorciado?
—Sí, yo.
Hoy el divorcio es un procedimiento legal común para las personas y se puede hablar con naturalidad del fin de los matrimonios, pero no siempre fue así, y esto lo sabe bien la senadora del Partido Socialista (PS), Isabel Allende.
“Lo importante era tener una ley, éramos de los pocos países que uno podría considerar, en el mundo llamémoslo occidental cristiano, que era incapaz de tener una ley de divorcio”, señala la senadora del PS.
Este 2024 se cumplen 20 años desde su promulgación y demoró nueve años en ser tramitada en el Congreso, debido a la oposición de parlamentarios y también de iglesia.
“Cada uno de estos avances relacionados con las mujeres, siempre que éramos antifamilia y no teníamos valores, en fin, creo que dejamos un tremendo legado. Me llego a reír sola, porque me acuerdo de varios connotados de derecha que efectivamente han utilizado esta ley y gracias a eso han podido contraer un nuevo vínculo”, comenta Allende.
¿Cómo eran antes los divorcios en Chile?
La ley que regía era de enero de 1984 y recién en 2004 comenzó a regir una nueva normativa, durante el Gobierno de Ricardo Lagos.
Antes, cuando las parejas decidían separarse, era a través de un método de nulidad, en el cual las personas podían volver a contraer matrimonio, pero la tuición de los hijos y las pensiones de alimentos no quedaban reguladas.
“Partió tramitándose en los juzgados civiles, por lo tanto, era una audiencia no con la celeridad que tienen las audiencias hoy, luego cuando ya comienza la justicia en familia, en el año 2005, comienzan los divorcios a tramitarse ya bajo la modalidad y el proceso propio de un sistema reformado que es la justicia de familia hoy en la actualidad”, explica Susan Sepúlveda, jueza del 3° Juzgado de Familia de Santiago.
Y desde entonces el divorcio comenzó a tomar más fuerza, pasando por ejemplo de un poco más de 1.000 casos a nivel nacional, a un año de su promulgación, a más de 730. 000 en la actualidad, según datos semanales desde el Registro Civil.
“Ha sido una evolución favorable, creo yo, para los matrimonios, que existe esta ley, que puedan divorciarse, que pueden concurrir libremente a un tribunal a solicitar su divorcio, ya sea de común acuerdo, unilateral, o divorcio por culpa”, complementó Francisca Silva, abogada de Silva y Brunetti.
Los desafíos pendientes
Rodrigo Larraín, sociólogo y académico de la Universidad Central, expresó que tras esta normativa la gente vive mucho más tranquila, los excónyuges suelen tener divorcios que terminan de manera amistosa. “Antes los procesos de nulidad eran horrorosos, era una acumulación de odio permanente. Terminaban los padres casi contra sus hijos”, comenta.
Esto también es compartido por Sergio González, antropólogo y docente de la Universidad Santiago de Chile (USACH), “en los últimos 30 años, prácticamente se ha alargado en cerca de un tercio la esperanza de vida de las personas, por lo tanto, significa que la vida afectiva también se ha prolongado, y en ese sentido las personas deben tener la libertad y el derecho de elegir con quién estar y eso ponerlo en términos legales”.
Sin embargo, persisten deudas pendientes en esta materia, Susan Sepúlveda, jueza del 3° Juzgado de Familia de Santiago, plantea que “la ley aún nos obliga al momento de iniciar una audiencia a preguntarle a las partes si existe la posibilidad de reanudar la vida en común, y eso es una obligación legal, de tal manera que si yo no me doy cuenta de esa pregunta, podría un juicio ser nulo”.