El tenista serbio arrancó 2016 proclamándose campeón en Doha y extendiendo un legado que ya es histórico.
El tenista serbio arrancó 2016 proclamándose campeón en Doha y extendiendo un legado que ya es histórico tras haber cerrado el anterior curso con números extraordinarios.
“Jamás conocí a alguien que haya jugado así. No creo que pierda ningún partido en todo el año si juega como hoy”. Estas fueron las palabras de un campeón de 14 Grand Slams como Rafael Nadal después de haber caído a manos del número uno mundial, Novak Djokovic, en la final del ATP 250 de Doha (6-1 6-2).
Es el sentimiento que inunda cualquier recoveco del circuito tenístico y eso que la temporada 2016 acaba de comenzar. Novak Djokovic es humano, pese a que no lo parezca sobre una pista de tenis. Es un humano sí; pero tocado por una varita mágica. “Fue casi perfecto” dijo el serbio en la rueda de prensa posterior al choque en tierras cataríes. “Ha sido la mejor final de mi carrera” apostilló tras alzar su 60º entorchado.
Y es que el balcánico, con un tenis excelso desde el fondo de pista y una mentalidad sin fisuras, llevó a Nadal al límite de sus posibilidades en Doha pese a que el mallorquín cuajó una semana notable en su regreso a la competición oficial tras un 2015 para el olvido. Al otro lado de la red, Djokovic fue Djokovic. Ese muro con cimentación forjada que aunque choques y choques una vez con él, parece no agrietarse.
2016 arrancó para el balcánico igual que finalizó el anterior curso: con un trofeo bajo el brazo. No solo logró ponerse por delante por primera vez en su carrera en el cara a cara con Nadal (24-23) sino que dejó sobre la pista una impronta de supremacía difícilmente comparable con algo similar en la historia de este deporte. Cerró el torneo sin ceder un solo parcial en cinco partidos y solo Berdych se aproximó en semifinales a quebrar esa marca. Novak Djokovic camina solo por la escalinata al paraíso.
En 2015 el número uno mundial rompió el récord de puntos en la clasificación ATP acabando el año con 16.585 unidades en su casillero, fruto de los 11 títulos (2 en tierra batida, 1 en hierba y 8 en pista dura) que levantó en un total de 15 apariciones en finales de los 16 torneos en los que se inscribió. Solo en una ocasión, precisamente en Doha, torneo que acaba de conquistar en 2016 por primera vez, sucumbió antes de las semifinales (vs Karlovic en cuartos) ya que, siempre que llegó en 2015 a semifinales, garantizó su presencia en la final del torneo. Allí cayó derrotado en Dubái (vs Federer), Roland Garros (vs Wawrinka), Canadá (vs Murray) y Cincinnati (vs Federer). El suizo también le arrebató la victoria en la Round Robin de las Finales ATP.
Cerró el año con un bagaje de 82 victorias por 6 derrotas apoyándose en dos rachas de dominio absoluto entre el 7 de marzo y el 7 de junio (28 victorias seguidas) y entre el 31 de agosto y el 17 de noviembre (23). Repitió título en Indian Wells, Miami, Roma, Wimbledon, Pekín (4 seguidos), París-Bercy (el tercero consecutivo) y en las Finales ATP de Londres (igualó a Sampras y Lendl con 5 Copas de Maestros).
Pero ahí no quedó todo. Ganó un 80,95% de los partidos que jugó contra top 5 y un 86,48% en los que se enfrentó a los diez mejores de la tabla. En un 96,43% acabó llevándose el partido tras haber ganado el primer set y fue infranqueable si en un Grand Slam logó adjudicarse los dos primeros parciales (100%). En un 88,89% el set decisivo cayó de su lado.
Fue líder absoluto en juegos de servicio ganados (982), en el total de juegos ganados (1367) y en sets amarrados (195) -84,05%- además de cerrar la temporada con una cifra récord de $ 21.646.145 ganados en premios.
Números que avalan el poderío de un tenista que quebranta marcas y parece no inmutarse. El éxito del de Belgrado reside, en parte, primero por el trabajo físico que realiza fuera de la pista, segundo, por lo bien rodeado que se encuentra con el extenista teutón Boris Becker como mentor en su equipo, y por último, por su ya conocida dieta nutricional que asumió de la mano de Igor Cetojevic.
El serbio explica en su libro Serve to win (Sacar para ganar) cómo el año 2010 fue un punto de inflexión clave para poder dar un paso adelante en su carrera profesional. “Todo empezó en 2010, cuando el nutricionista Igor Cetojevic me dijo que sabía los motivos que me impedían desarrollar todo mi potencial. Me aseguró que cambiando mi dieta podía conseguir sacar lo mejor de mi cuerpo y llevar una vida mejor” relata Djokovic en la obra.
Fue así como Cetojevic le propuso a Novak eliminar durante catorce días el gluten en su dieta diaria: “Me costó al principio, pero con disciplina y la ayuda de mi familia lo fui consiguiendo. Según pasaban los días empecé a sentirme diferente, más ligero más enérgico. Los problemas con los que había vivido durante quince años parecían haber desaparecido por completo […]. Esta dieta me ha permitido sentirme más ligero saludable y concentrado” explicó el tenista serbio.
En 2011 avisó logrando la quinta mejor temporada de la historia después de confiar en el “método Cetojevic” pero su 2015 particular fue la evidencia que ratifica que Novak Djokovic está un escalón por encima del resto. 2016 solo tiene una semana de vida en el curso tenístico y el número uno mundial marcha rumbo al primer Grand Slam del año con la intención de igualar a Roy Emerson, el hombre que más veces alzó al cielo de Melbourne la copa de campeón en Australia (1961, 1963, 1964, 1965, 1966, 1967).
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