Desde Bomberos anunciaron la presentación de una querella contra quienes resulten responsables por el falso llamado de emergencia y posterior secuestro, mientras que el Cuerpo de Bomberos de Buin señaló que no volverá a trabajar al sector de La Puntilla de Lonquén mientras no exista un adecuado respaldo policial.
“Lloré de desesperación e impotencia“. Eso es parte de lo que vivió Ignacio Zamora, el voluntario de Bomberos que fue secuestrado la madrugada del domingo por sujetos que se hicieron pasar por víctimas de un accidente de tránsito en Isla de Maipo.
Esa misma jornada, desde Bomberos de Chile anunciaron la presentación de una querella contra quienes resulten responsables por el falso llamado de emergencia y posterior secuestro. “Repudiamos cualquier acto que afecte la seguridad y servicio de los bomberos y bomberas de todo el país”, afirmaron.
Más tarde, el Cuerpo de Bomberos de Buin señaló que no volverá a trabajar al sector de La Puntilla de Lonquén, en Isla de Maipo, mientras no exista un adecuado respaldo policial. “Lo sentimos mucho por la gente que no tiene nada que ver”, dijo el tercer comandante de la institución comunal, Francisco Plaza.
“Les dije que yo nos les servía”
En conversación con Las Últimas Noticias, Zamora contó que cerca de las 1:30 horas junto a sus camaradas fue despachado a un accidente de tránsito con resultado de atropello. “Antes de bajar, como nunca, dejé mi billetera, llaves y celular en el carro. Me acerqué y vi a un hombre en el piso. Le pregunté qué le pasaba y me dijo que se había caído”, agregó.
En ese momento, relató que desde un paradero en las cercanías “salieron dos tipos con pasamontañas, se abalanzaron sobre mí y me encañonaron con una pistola. Me pusieron otra pistola en la boca. No sé si era real o a fogueo (…). En todo momento me pedían la plata. Les dije que no tenía nada de valor, que yo no les servía“.
“Allí es cuando me llevaron debajo del puente, me golpearon con la cacha de la pistola y me exigieron que les hiciera una transferencia o que alguien de mi familia lo hiciera: pedían $200 mil. Pregunté cómo lo podía hacer si no tenía un teléfono, que me pasaran uno, y repetían ‘no, tu te vai a arrancar, vai a llamar a alguien”, Y me siguieron pegando y revisando”, agregó.
Recuerda que ante la situación lloró “de desesperación y de impotencia. No sabía si estaban bien mis compañeros; lo único que quería era comunicarme con ellos. Me repetía: esta cuestión es un sueño o una pesadilla”. Detalló que estuvo retenido cerca de dos horas, según calcularon sus compañeros, durante los cuales los antisociales fueron “violentos en todo momento“.
“En algún momento se dieron cuenta de que yo no tenía nada de valor y me dijeron ‘sabí que más, te vamos a dar un minuto para que te vayai, así que corre, corre, corre’. Yo pensé ‘este es mi momento’ y corrí en dirección al puente, lo más rápido que pude. Ellos empezaron a disparar, pero no sé si al aire o en qué dirección”, cerró.